Queda escasamente un mes para la celebración de la próxima cumbre de la OTAN, la que tendrá lugar en La Haya el 24 y 25 de junio. Y será para entonces cuando los aliados deban decidir cuál es el nuevo objetivo de gasto militar desde el actual 2% del PIB. Y, sobre todo, cuál es el plazo. Dos elementos que definirán la estrategia de la organización para los siguientes años. El secretario general de la Alianza, el holandés Mark Rutte, ha asumido el plan inicial de Donald Trump, que la nueva meta sea del 5%, y propone que se llegue a ella en 2032. Dentro de siete años.
El Gobierno de Pedro Sánchez es consciente de que una inversión en defensa del 5% del PIB puede convertirse en un imperativo a partir de la próxima cumbre de la OTAN. Y eso es un descomunal gasto. De unos 82.807 millones de euros al año, a precios actuales. Una partida brutal que, aseguran fuentes de Defensa, ahora mismo es "imposible de asumir" para España. Pero no solo. "Nadie puede cumplir el 5% salvo Polonia, Suecia y alguno más del Norte", indican desde el departamento de Margarita Robles.
Aunque pusiéramos sobre la mesa todo el dinero del mundo, no tenemos industrias que nos puedan construir tan rápido. Las industrias de defensa necesitan ingenieros, matemáticos, talento... ¿Dónde compramos para que nos suministren?", reflexionan desde el departamento de Robles
"Es que no lo puede sacar prácticamente ningún país adelante porque no hay industria que lo absorba. Es que aunque pusiéramos sobre la mesa todo el dinero del mundo, no tenemos industrias que nos puedan construir tan rápido. Las industrias de defensa necesitan ingenieros, matemáticos, talento... y eso no es tan sencillo. ¿Dónde compramos para que nos suministren?", reflexionan fuentes del ministerio. España cumplirá en 2025 la meta del 2%, establecida en la cumbre de Gales de 2014 y ratificada en la de Madrid de 2022, gracias a la inyección extra que el Gobierno aprobó de 10.471 millones de euros. Esa cantidad, sumada a lo ya invertido, totaliza 33.123 millones. El 2% del PIB.
Rutte ya trasladó a todos los aliados —son 32 los miembros de la organización, tras las incorporaciones de Finlandia (2023) y Suecia (2024)— su propuesta de llegar al 5% en 2032. Pero para hacer el cumplimiento del objetivo más viable, planteó que el gasto militar puro represente un 3,5% en siete años y el 1,5% restante del PIB sea gasto relacionado con la defensa, como infraestructuras o ciberseguridad. El secretario general de la OTAN, con esta propuesta mixta, busca por un lado contentar a Trump, que ha venido insistiendo en la necesidad de caminar hacia el 5%, y al tiempo aplacar las resistencias de los países más renuentes. También ha flexibilizado el tiempo de cumplimiento: inicialmente planteaba que se llegara el nuevo tope en 2030, en apenas cinco años, y ahora sitúa el horizonte temporal dos años más tarde, en 2032.
El Sur, "más ahogado"
"Cada país es cada país", apuntan fuentes del departamento de Robles. "Los del Norte quieren ir al 5% ya. Otros creen que no podrán llegar, pero para dentro de siete años vete a saber. Y aquí es que no podemos acogotar a nuestras industrias. Realmente, los países del Norte y los fronterizos con Rusia, como Noruega, Suecia o Polonia, están entregados, mientras que los del Sur estamos más ahogados", siguen las mismas fuentes, que agregan que hay que tener en cuenta que el mandato actual de Trump concluirá en 2028, y a partir de entonces el mundo, y la relación de EEUU con la OTAN y las exigencias que acuerden los aliados, pueden cambiar otra vez.
Los líderes llegarán a La Haya con los deberes prácticamente hechos, porque la cumbre se reducirá al mínimo: una cena de gala ofrecida por los reyes de Holanda y una sesión de trabajo matinal
En el Ejecutivo dan por hecho que el objetivo del 5% será bastante difícil de mover, porque Rutte "ha puesto toda la carne en el asador y sería un fracaso que no saliera". Pero "habrá que negociar", por ejemplo, el calendario de cumplimiento —si finalmente son siete años o más— o qué se incluye en ese primer tramo del 3,5%. En Defensa prefieren no adelantar cuánta subida del gasto puede asumir. El 3,5% representa un desembolso de 57.965,25 millones. Otra cantidad enorme y que tropieza con el mismo problema, el de ejecución. En el equipo de la ministra ponen como ejemplo los nuevos misiles Patriot encargados a EEUU y que tardará en suministrar unos cuatro años.
Se espera que los líderes aterricen en La Haya con el trabajo prácticamente hecho. A diferencia de anteriores cumbres, que se prolongaban durante dos días, en esta ocasión el formato se ha reducido al mínimo: una cena de gala ofrecida por los anfitriones —los reyes de Holanda, Guillermo y Máxima—, el martes 24 de junio, y una sesión matinal de trabajo, el miércoles 25. Punto. Es decir, que la reunión de jefes de Estado y de Gobierno será más "puesta en escena" que otra cosa. Lo importante será la negociación previa, la que se desarrolle este mes.
Este miércoles, Rutte incidió en que los ministros de Defensa de los aliados pactarán los objetivos de capacidades de la OTAN el jueves 5 de junio, en dos semanas, y eso despejará el camino para que los líderes consensúen una nueva meta de gasto. "Tenemos que asegurarnos de que alcanzamos los objetivos de capacidad que acordaremos con los ministros de Defensa el 5 de junio, que luego irán a la cumbre y también nos aconsejarán sobre cuánto dinero necesitamos gastar", explicó el secretario general tras reunirse con el primer ministro de Países Bajos, Dick Schoof. Dicho de otra manera, hay "un vínculo claro entre el dinero gastado y aquello en lo que necesitamos gastarlo".
Rutte sostiene que hay que asegurarse de que se alcanzan los objetivos de capacidad que se acordarán el 5 de junio. Tiene que haber un "vínculo claro" entre el dinero gastado y lo que se necesita gastar, dice
Schoof, por su parte, aseguró que en La Haya se alcanzarán acuerdos "que todos los países miembros puedan respaldar". Habrá por tanto que asegurar, siguió, que "el dinero que se ponga a disposición en los próximos años pueda gastarse realmente" y no se quede en las cuentas bancarias de las empresas. Es decir, que no se trata de gastar por gastar.
Agradecimiento de Rutte a España por el "enorme" esfuerzo
En el departamento capitaneado por Robles veían las palabras de Rutte de este miércoles como un avance, ya que se mostraba "más prudente". La ministra, en declaraciones a los medios en los pasillos del Congreso, insistía este miércoles en que España ya está haciendo un esfuerzo "importantísimo" para alcanzar el 2% del PIB: "No es fácil, no es sencillo, pero vamos a cumplir". Robles, como había hecho el martes en la reunión con sus homólogos en Bruselas, recalcó que en este momento no procede hablar de "porcentajes determinados, sino de cumplir con las capacidades" que se necesitan. Y agregó que Rutte agradeció a España y a otros países el "enorme" esfuerzo que van a desplegar para tocar la meta del 2%. El martes, también la ministra portavoz, Pilar Alegría, destacaba la importancia del cumplimiento del 2%, un esfuerzo "llevado a cabo sin ningún tipo de recorte social, porque esa es nuestra línea roja".
Robles recalca que España ya está haciendo un esfuerzo para llegar al 2%, y ahora no procede hablar de "porcentajes determinados, sino de cumplir con las capacidades" que se necesitan
España lo hará gracias al Plan industrial y tecnológico para la seguridad y la defensa, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 22 de abril y el que desglosa el gasto de los 10.471 millones que permitirán arribar al 2%. Un plan, indican en Defensa, que ha sido bien recibido por la industria porque le proporciona una "visión de futuro". Porque el compromiso actual del Gobierno, a falta de saber el contenido del acuerdo de La Haya, es consolidar el 2%.
El otro gran problema para el Ejecutivo de Sánchez es obvio: cómo acometer más subidas de gasto sin apoyos parlamentarios. El Gobierno ha podido aprobar el incremento de 10.471 millones sin acudir al Congreso, gracias a los ahorros generados por el buen desempeño de la economía, la reorientación de partidas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) —nutrido con los fondos europeos Next Generation— y la reasignación presupuestaria de partidas no ejecutadas. El presidente presumió que se cumple con la OTAN sin sacrificar "ni un céntimo de euro" de gasto social y medioambiental. Esa línea roja operaría con más razón ahora, también porque lo contrario ni siquiera podría ser asumido por Sumar.
Para consolidar ese 2% del PIB en gasto militar, y sin la previsión de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2026, Hacienda necesitará que esas tres condiciones se repitan para el próximo ejercicio. Pero una subida significativa de la inversión en defensa sí requerirá, probablemente, del concurso del Parlamento, porque tendría necesidad de generar un crédito para encajar la inyección extra. El Gobierno no ha querido recurrir por el momento a la cláusula de escape que ha ofrecido Bruselas a los Veintisiete, y que permitiría que la inversión en defensa no compute en déficit. Si Sánchez decidiera activar ese instrumento, no necesitaría el refrendo del Congreso, según indican a este diario fuentes de Hacienda. No podría eludir a las Cámaras, sin embargo, en caso de que tuviera que aumentar mucho el gasto militar.
Sánchez no contaría con apoyos para incrementar mucho más el gasto militar, ya que su izquierda lo rechaza de plano y del PP no se acaba de fiar. Y su línea roja es no tocar el gasto social, y eso es clave
Sánchez ya tuvo que lidiar con las resistencias de su socio de coalición, Sumar, y con el directo rechazo de su izquierda parlamentaria —ERC, BNG, Bildu y, sobre todo, Podemos—, mientras que el PP, aunque coincide con los objetivos, ya ha advertido de que no ayudará al Gobierno. Las relaciones están prácticamente rotas y el Ejecutivo no se fía. Es decir, que el presidente, a priori, no tendría los apoyos en el Congreso para aumentar el gasto en defensa. De ahí que hasta ahora haya acometido los incrementos vía modificaciones presupuestarias, reasignando partidas y exprimiendo los ahorros que permiten la buena marcha de la economía. Con un tope más alto, todo se complica. Por eso tan importante como el porcentaje es el plazo que los aliados se den en La Haya para alcanzarlo. Y la estrategia del departamento de Robles es conseguir un cheque de tiempo largo.
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