En las oposiciones a la carrera diplomática se les exige a los aspirantes un examen obligatorio de inglés y de un segundo idioma, a elegir entre francés, árabe, ruso, chino, alemán o portugués. Pero no todos los embajadores que representan actualmente a España cuentan en su hoja de servicios con el dominio de al menos un idioma extranjero. Fuentes diplomáticas consultadas por este diario apuntan a dos rostros llegados de las trincheras políticas: los actuales embajadores de España ante la ONU en Nueva York, Héctor Gómez, y la OCDE, Ximo Puig.

Ambos aterrizaron por designación del departamento que dirige José Manuel Albares directamente desde la política, desde las filas del PSOE. Gómez fue ministro de Industria, Comercio y Turismo brevemente en 2023 tras haber sido portavoz del grupo socialista en el Congreso de los Diputados. Un mes después de dejar la cartera, fue nombrado jefe de la representación ante la ONU. Puig, en cambio, fue durante ocho años presidente de la Generalidad Valenciana. En 2023 el acuerdo entre el PP y Vox le arrebató la Generalitat y fue nombrado senador hasta febrero de 2024, cuando fue designado embajador ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, con sede en París.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares (i), saluda al embajador delegado permanente de España en la Unesco (1d) y el embajador de España en la OCDE, Ximo Puig (2d), a su llegada a la IX Conferencia de Embajadores. | EP

Dos embajadas con enorme peso técnico

En ambos casos, se trata de puestos técnicos en los que desenvolverse en otro idioma es vital para cumplir con las funciones del cargo, explican a El Independiente veteranos diplomáticos. Una tarea que no siempre puede ser delegada a otros miembros de la misión diplomática, que no suelen tener potestad para participar en encuentros de alto nivel.

“Por obligación un diplomático debe dominar el inglés y el francés. Cuando se nombra a un político que no habla inglés y su destino es una organización internacional donde el español no es lengua oficial, sólo puede utilizarse con interlocutores bilateralmente o entre hispanohablantes, pero no en una reunión ni de trabajo ni oficial”, deslizan estas fuentes. “Eso tiene como resultado que se limita enormemente el papel de España en esa organización internacional”, lamenta.

Albares en una reunión de la OCDE este miércoles, con Puig con auriculares al fondo. | Maec

Es el escenario que, trasladan fuentes de la carrera diplomática, sucede en el caso de Gómez y Puig, ambos sin dominio del inglés o el francés. “Eso conlleva que otros dentro de la embajada deben asumir el papel del jefe de legación, tal vez un ministro consejero, cuando se producen reuniones de trabajo plenarias donde no hay traducción al castellano. En un contexto de infradotación de recursos humanos, como el que se vive en nuestras misiones diplomáticas, supone que tienen que asumir más papel y una sobrecarga evidente de funciones”, denuncian.

Una problemática a la que se suma que existen funciones del embajador que no pueden ser delegadas. “Efectivamente el número dos no tiene por qué tener esa autoridad. Todos los procesos importantes en una organización multilateral se inician con la designación del secretariado general o la cabeza de esa organización a cargo de los representantes permanentes. También son ellos los que trabajan en borradores que van incorporando propuestas. Es un proceso de trabajo que se hace en inglés y en el que hay que tener en cuenta además la relación muy directa y restringida que se produce entre los embajadores, sin testigos ni intérpretes”, deslizan.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares (i), saluda al embajador representante permanente de España ante las Naciones Unidas, Héctor Gómez. | EP

"España pierde influencia"

“Es ahí donde se construye una confianza que no es posible cuando no se comparte un idioma de comunicación.  Y eso es lo que ha permitido en el pasado que España hiciera realmente cosas muy importantes, como la creación de ONU Mujeres. Si no se domina el inglés, no se pueden establecer puentes ni buscar complicidad. Eso ya no lo podemos hacer ni en Nueva York ni en la OCDE”, denuncian estas fuentes.

En su línea ya habitual, el gabinete de prensa del ministerio de Asuntos Exteriores español que dirige Antonio Asencio no ha respondido a la petición de información cursada por El Independiente. Estas fueron las preguntas formuladas por este diario: “1) ¿Qué requisitos contempla el ministerio en el nombramiento como embajadores de personas ajenas a la carrera diplomática? 2) ¿Se exige el dominio de idiomas extranjeros a los designados como embajadores que no proceden de la carrera diplomática? ¿Por qué? 3) En los casos de los embajadores ante la ONU en Nueva York y la OCDE, ¿con qué ayuda de traducción/interpretación cuentan para desarrollar su labor diaria?”. Tras requerir respuesta, el departamento de comunicación se limitó a señalar: “Gracias por su correo. Si tenemos algún comentario que trasladarlo se lo haremos llegar”. Sin más respuesta hasta la fecha.

Las asociaciones que reúnen a los funcionarios de la carrera diplomática reivindican la meritocracia en la asignación de embajadas. El pasado enero la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), mayoritaria entre los miembros de la Carrera Diplomática, exigió a Albares "criterios objetivos" y una mayor transparencia en el proceso de selección de los embajadores. “El proceso de publicación de vacantes y de selección de candidatos debe ser previsible y transparente, con cumplimiento de plazos predeterminados, y que debe considerar, conforme a criterios objetivos y no arbitrarios, las peticiones de los candidatos, priorizando quienes presenten un perfil más adecuado para cada una de las vacantes", establecía la asociación en una carta al ministro.

El “embabombo” de este año, la lista de las embajadas con la jefatura de misión de vacante, ha terminado por sacar a flote la marejada de fondo. El ministro se reserva con un asterisco aquellas plazas que no quiere que se decidan por este método al tratarse de destinos especialmente sensibles o importantes, una práctica que los diplomáticos denuncian que es cada vez más frecuente. Según la ADE, “el proceso de selección que se viene aplicando en estos últimos años está lastrado por la inexistencia de un reglamento actualizado que lo regule detalladamente”.

La ausencia de idiomas no sucede siempre en el caso de los políticos designados embajadores, aunque su nombramiento suele incomodar en la carrera diplomática. “Si encima no domina la lengua de trabajo fundamental para que España haga un papel destacado y pueda influir desde sus posiciones en esa organización, peor aún”, responde una fuente diplomática. “No se trata de corporativismo sino de defender el papel y el prestigio de España internacionalmente”, concluye. 

Entre dos y cuatro décadas dedicadas a la política

Puig y Gómez llevan años ligados a la política. En total, Ximo Puig ha dedicado más de 40 años a la política vinculada al PSOE, desde su elección como diputado en 1983. En cambio, Gómez ha estado más de 20 años en la política activa, desde su afiliación al PSOE en 2003.

Ximo Puig. Afiliación al PSPV-PSOE: Militante desde antes de 1983. Inicio en la política autonómica: Fue elegido diputado por Castellón en las Cortes Valencianas en 1983. Trayectoria posterior: Director de Relaciones Institucionales de las Cortes Valencianas (1986–1995). Alcalde de Morella (1995–2012). Diputado en el Congreso de los Diputados por Castellón (2011–2015). Presidente de la Generalitat Valenciana (2015–2023). Secretario general del PSPV-PSOE (2012–2024). Senador por designación de las Cortes Valencianas (2023–2024).

Héctor Gómez. Afiliación al PSOE: Se unió al partido en 2003. Inicio en la política municipal: Ese mismo año, comenzó su carrera política como concejal en el Ayuntamiento de Guía de Isora, Tenerife, cargo que ocupó hasta 2015. Trayectoria posterior: diputado en el Parlamento de Canarias (2015–2018). Director General de Turespaña (2018–2019). Diputado en el Congreso de los Diputados por Santa Cruz de Tenerife desde 2019. Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso (2021–2022). Presidente de la Comisión Constitucional del Congreso (2022–2023). Ministro de Industria, Comercio y Turismo (marzo–noviembre de 2023).