La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, abandonó horas después de la apertura con el Rey Felipe VI, el Gobierno y el resto de presidentes autonómicos, la XXVIII Conferencia de Presidentes que acoge este viernes el Palau de Pedralbes de Barcelona. Lo hizo durante unos minutos y tras dar cumplimiento a la advertencia previa hecha el jueves en la Asamblea de Madrid, donde trasladó que se levantaría de la mesa de diálogo con el Ejecutivo si alguno de los presidentes de regiones con lenguas cooficiales las empleaban durante en sus intervenciones, tasadas en tramos de 10 minutos para cada uno de ellos. Un mensaje claro al presidente anfitrión, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y para el lehendakari Imanol Pradales. Ambos comunicaron su intención de hacerlo, como ha ocurrido.

De hecho, en la apertura Illa dio la bienvenida a los asistentes y empleó el catalán. Posteriormente, fuentes de la Lehendakaritza informaron de que Pradales también emplearía el euskera para trasladar sus dos principales reivindicaciones: la descarbonización de la industria y el aumento de la potencia energética.

Fuentes del equipo de Ayuso y de la Generalitat de Cataluña explicaron, con todo, que la presidenta madrileña no se marcharía del evento, sino que seguiría en Pedralbes en una sala anexa y esperaría a que las intervenciones en euskera y en catalán concluyesen. Tanto Pradales como después Illa abrían la Conferencia, por ser sus regiones las que tienen los estatutos de autonomía más antiguos. Algo que motivó el plantón desde el inicio. Volvió después de que el gallego Alfonso Rueda, compañero de filas, diera el saludo a los presidentes y al Gobierno también usando su lengua cooficial para después optar por el castellano. No se espera nuevo plantón, salvo que algún miembro del Ejecutivo decida optar por esa cooficialidad.

Ayuso fue la única que marcó el contrapunto respecto al resto de presidentes del PP por su competencia estrecha con el Ejecutivo por la presencia en Madrid. El resto de los populares, así como Emiliano García-Page, Adrián Barbón y Fernando Clavijo, del PSOE los dos primeros y Coalición Canaria este último, se mantuvieron en sus asientos y se acogieron a la traducción simultánea, aunque hubo excepciones. Fuentes de la Comunidad de Madrid trasladaron la posición de Ayuso dentro de la reunión, posteriormente: "Considero que es un disparate hablar en español en el pasillo durante el café y luego ponerse un pinganillo para tratar aquí los temas de todos los españoles".

La jornada empezaba ya tensa con Ayuso. En la recepción de Felipe VI —ya fuera del acto, tras la apertura— y el Gobierno, la presidenta madrileña y la ministra de Sanidad, Mónica García, se enzarzaban durante el saludo. La popular, cabizbaja y negándole la mirada a la también líder de Más Madrid, le reprochaba que le saludase después de haberle llamado "asesina" por la gestión autonómica de las residencias durante el confinamiento del covid. "¿Vas a saludar a una asesina?", le recriminó Ayuso. "Yo no te he llamado así. Eso es mentira, no debes mentir", contestó la ministra, que tras unos segundos, desistió y pasó a saludar a la presidenta de Baleares, Marga Prohens.

Hay dos versiones sobre lo sucedido. Según fuentes del entorno de García, la ministra se acercó a saludar "con normalidad institucional". La intención era la de saludar con dos beses, pero Ayuso se ha apartado. Desde el entorno de la ministra aseguran que estaba "muy nerviosa, inquieta y agresiva". En cambio, fuentes del círculo de Ayuso aseguran que ella iba a darle la mano pero que García "pretendía darle dos besos". Ayuso, que le tendía la mano, le afeó que "si todavía pretendía darle un beso a una asesina, después de lo que Más Madrid le había dicho ayer en la Asamblea". "Eso no tiene un pase", le habría trasladado Ayuso.

La madrileña apeló con sus palabras a la intervención de la diputada de Más Madrid, Diana Paredes, este jueves en el pleno de Madrid. Afirmó a la consejera madrileña de Familia, Juventud y Asuntos Sociales.

Se refería, según fuentes de su gabinete, a la intervención de la diputada de Más Madrid Diana Paredes durante la comparecencia de la consejera madrileña de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, Ana Dávila, donde afirmó que en la primera ola del coronavirus se diseñó "un plan macabro que condenaría a morir a 7.291 personas mayores" y "firmaron sentencias de muerte que condenaron a morir indignamente".

Ayuso dio la mano a todos, y evitó esos dos besos también con figuras como Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo sí se los dio tanto a la extremeña María Guardiola, primero, como a Prohens, después. Por la parte socialista, la tensión también se apreció levemente, entre Sánchez y Page tras el apretón de manos. Sobre todo después de las quejas del barón socialista por la situación del Gobierno y el PSOE tras el caso Leire.

Génova respalda a Ayuso: "La lenguas están para unir"

Después de lo ocurrido en Pedralbes, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, ofreció declaraciones a los medios desde la misma Plaza de España de Madrid en la que se manifestarán los populares el domingo. Preguntada por Ayuso, ésta mencionó que "las lenguas están para unir", aprobando con ello la actitud de la líder madrileña. A diferencia de Pradales y de Illa, Gamarra elogió la intervención del popular Alfonso Rueda. El presidente de la Xunta intervino en su primer minuto en gallego para dar el saludo y pasó después al castellano. El PP señala que el castellano "es un vehículo de unidad, diálogo y acuerdo", y cree que el PSOE instrumentaliza las lenguas como "elemento de enfrentamiento".

El Gobierno vasco, descontento con Ayuso

Tras el desplante principalmente a Pradales, fuentes de la Lehendakaritza expresaron un profundo malestar con Ayuso por el desplante a Pradales. Ven intolerable la falta de respeto al euskera y al Gobierno vasco por parte de la madrileña, que extrapolan al conjunto del pueblo vasco. Destacan que hay algunos representantes del PP que pese a no marcharse, no han hecho uso de ese sistema de traducción. Creen desde el entorno de Pradales que la posibilidad de usar las lenguas cooficiales es un avance en democracia y un respeto a la pluralidad del Estado.