Se le atraganta. Le descoloca completamente. Le vuela la cabeza, como algunos dicen coloquialmente. El Sáhara Occidental, la otrora provincia número 53 de España, es un chino en el zapato de Vox. El pasado miércoles Santiago Abascal desempolvó por enésima vez el Sáhara para arremeter contra Pedro Sánchez y su histórico cambio de posición en el contencioso que cumple medio siglo en noviembre. “Sánchez le entregó el Sáhara a Marruecos para tapar su corrupción. ¿Alguien lo duda? Sin dar explicación ni a su gobierno ni a este Parlamento. Y todos los amigos de izquierdas del pueblo saharaui venga a votar con la mafia del Peugeot para no perderse su parte del botín”, lanzó Abascal desde el Congreso de los Diputados.
“Se pierden. No entienden del tema”, señalan a El Independiente fuentes del Polisario para tratar de explicar la posición de la extrema derecha española en un asunto central en la política exterior de un país que sigue siendo la potencia “de iure” de un territorio pendiente de descolonización. La de Vox es una postura plagada de incoherencias y lagunas, de incomodidades varias que se explican en su discurso populista sobre la inmigración -con el municipio murciano de Torre Pacheco ahora en el centro del debate-, la falta de un programa trabajado en el plano internacional y la disparidad de conocimiento de sus dirigentes, perceptible en declaraciones contrapuestas.
"No existe coordinación"
En el seno de Vox conviven dirigentes que apoyan la causa saharaui y otros que la demonizan abiertamente. La agrupación cántabra de Vox se opuso el año pasado a una exposición de fotografías sobre el pueblo saharaui en el Parlamento autonómico al considerarla “un blanqueamiento del Frente Polisario”. “Es intolerable el blanqueamiento de una organización armada, considerada como grupo terrorista hasta hace pocos años y causante de la muerte de casi 300 españoles”, alegaron. Durante la anterior legislatura destacó como defensor de la causa saharaui en el seno de Vox el militar jubilado Rubén Darío Vega, diputado por Tenerife.
“Es un escándalo ver en el patio del Parlamento imágenes de terroristas apuntando a nuestros compatriotas” señaló Leticia Díaz, portavoz del grupo parlamentario Vox. La cuenta en X de la formación en el Congreso también afea al diputado vasco del PP, Carmelo Barrio, uno de los políticos españoles más comprometidos con el Sáhara “haber dado la bienvenida al Congreso al delegado del Frente Polisario en España, una organización terrorista responsable del asesinato de varios españoles”.
Unas declaraciones que poco comparten en la comunidad internacional y que le acercan peligrosamente a las tesis de Marruecos. Hace una semana en una entrevista con este diario John Bolton, ex asesor de seguridad nacional de Trump y representante de una corriente cercana a Vox, calificó de carente de sentido el intento de algunos congresistas republicanos y demócratas de declarar terrorista al Polisario. “Se basa en fabricaciones de que de alguna manera el Polisario se había alineado con Irán y Hizbulá y Hamás, lo que es completamente falso. Hay organizaciones no gubernamentales estadounidenses que trabajan en los campos de refugiados, se ocupan de la educación, y algunas de ellas son grupos religiosos, pero realizan labores laicas, sanitarias y educativas. Verían en un abrir y cerrar de ojos si hubiera alguna influencia iraní en los campos o de Hizbulá o de cualquier otro tipo. Simplemente no hay base para esto. Es pura propaganda”, respondió.
Vox comparte decisiones con el PSOE
En el asunto de la ex colonia española, Vox comparte posiciones con el PSOE. Ambas formaciones no acuden al intergrupo de amistad con el Sáhara en la Cámara Baja. Vox se ha retirado de los grupos de amistad con el pueblo saharaui en Aragón o las Islas Baleares. Tanto PSOE como Vox parecen coincidir en su deseo de socavar al Polisario, reconocido internacionalmente como el representante legítimo del pueblo saharaui.
Los de Abascal se oponen a la concesión de la nacionalidad española a los saharauis, un proyecto de ley que impulsa Sumar y que el pasado febrero contó con el rechazo de los socialistas y la abstención de Vox. Entonces el diputado de Vox José María Sánchez aseguró que el Frente Polisario había atentado hasta 19 veces contra España en el Sahara Occidental contra objetivos civiles, militares y económicos.
Para Vox debe ser incómodo acercarse a nosotros porque puede desbaratar algunos discursos contra la inmigración
En otros casos, la formación ha roto el consenso, como ocurrió en mayo del año pasado en el Parlament balear cuando todos los grupos -incluido el PSOE y con la excepción de Vox- respaldaron una propuesta conjunta que denuncia que “el Sáhara Occidental es un territorio no autónomo sometido al Derecho Internacional que nunca ha pertenecido al Reino de Marruecos”.
“Para Vox debe ser incómodo acercarse a nosotros porque puede desbaratar algunos discursos contra la inmigración. Es el querer y no saber cómo. Tienen ese componente militar e incluso de considerar a los saharauis antiguos españoles ; querer atacar al Gobierno pero sin tener una postura clara”, argumentaban hace meses desde el Polisario, que reconocen que no existe interlocución con Bambú. “Uno de sus problemas es que no tienen una política internacional ni vecindad bien definidas”, alega otra fuente saharaui. “Y no tienen coordinación entre ellos. Hay un ex diputado canario amigo de la causa y otro balear que es un enemigo”. El propio Abascal entró en contacto con los saharauis cuando era diputado del PP en el Parlamento vasco pero le recuerdan como alguien con escasa implicación, "en actitud pasiva".
En sus programas electorales el tema brilla por su ausencia. En las generales de hace ahora dos años, Vox ignoró por completo el tema y evitó fijar posición en el conflicto del Sáhara Occidental y el giro copernicano que Pedro Sánchez protagonizó en marzo de 2022. Sin mencionar expresamente a Argelia, prometía "revertir las recientes acciones en política exterior del Gobierno que perjudican el interés nacional en materia energética".
Sánchez Dragó le recomendó acercarse al Polisario
La falta de comprensión sobre el Sáhara y uno de los pasajes más oscuros de la historia reciente española quedó plasmado hace seis años en el libro España vertebrada, basado en una larga conversación entre Fernando Sánchez Dragó y Santiago Abascal. En un pasaje, el escritor ya fallecido trata de persuadir al líder de Vox de la conveniencia de acerarse al Polisario. “Y lo hago, Santi, antes de meternos en harinas, con algo que quizá te incomode un poco y nos sirva para calentar motores: el Frente Polisario. Su gente está interesada en hablar contigo. ¿Te avendrías?”, le lanza Sánchez Dragó.
Mejoraría tu imagen y limaría un poco la xenofobia que muchos te achacan. El Polisario cae bien a todo el mundo
Ciertamente incómodo, Abascal titubea y dice con absoluta vaguedad: “No lo sé. Soy un poco reticente. Tendría que pensarlo. No se portaron bien con los españoles. Nos hostigaron hasta que nos fuimos del Sáhara”. En una de las réplicas, el escritor trata de desterrar leyendas negros y mitos. Lo hace recordando el compromiso saharaui y su historia de residencia épica. “Pero no fueron ellos quienes nos expulsaron. Fue Marruecos. Los polisarios nos aprecian. Me consta. He visitado en tres ocasiones su campamento. ¡Si hasta hablan bien de Franco! Durante mi primera visita entré en una escuela sin avisar mientras los niños cantaban «que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva…». Los saharauis mantienen el español contra viento y marea en el peor lugar del desierto y en condiciones de indescriptible dureza. Te vendría bien relacionarte con ellos. Se sienten abandonados por todos y en especial por la izquierda”.
Abascal le pregunta qué le reportaría un acercamiento. “Mejoraría tu imagen y limaría un poco la xenofobia que muchos te achacan. El Polisario cae bien a todo el mundo. Son víctimas de una injusticia”, responde veloz Sánchez Dragó. El líder de Vox le propone, en cambio, aproximarse a Guinea Ecuatorial. El escritor insiste: “Lo del Polisario es una gesta heroica, de esas que a ti te gustan. Lleva ya cuarenta años aguantando mecha. Como los judíos en su búsqueda de la tierra prometida. Todos los gobiernos de la democracia los han ignorado para no molestar a Marruecos. España, como mínimo, debería abrir en sus campamentos un centro cultural. Eso costaría cuatro perras. Yo se lo propuse a Paco Fernández Ordóñez, ministro de Asuntos Exteriores de Felipe, y a Aznar. Hasta me ofrecí a irme de director a ese centro. Y nada, no hubo forma”.
La conversación se cierra en falso. Abascal le anima a ser el director de ese centro en caso de llegar al poder. “¿Con ochenta y dos años a cuestas? Bueno… Ya te he tocado un poco las pelotas, Santi. Empecemos a hablar en serio”, replica Sánchez Dragó, tal vez cansado de no haber hallado ninguna receptividad en su propuesta. Años después, en marzo de 2022, Abascal afeó al Ejecutivo haber acogido por razones humanitarias a Brahim Ghali, el líder del Polisario. “¡Claro que hay un problema con Marruecos! Lo han provocado ustedes: entre otras cosas, acogiendo aquí a uno de los jefes del Frente Polisario y lo incrementa favoreciendo el efecto llamada que Marruecos ha utilizado contra nuestra frontera y cediendo, como ha hecho usted, no se va a resolver”, deslizó,
Fuentes saharauis sospechan que, desde aquella conversación con Sánchez Dragó, el conocimiento de Abascal -que en política internacional ha emprendido una alianza con la ultraderecha sionista israelí que le acerca a Trump y tangencialmente a Marruecos- no ha mejorado. En el asunto del Sáhara, el líder que usa repetidamente el conflicto de la ex colonia española como arma arrojadiza contra el Gobierno sigue necesitando mejorar.
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1 Comentarios
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hace 2 minutos
Leo el artículo y me quedo con la impresión de que el que no entiende nada es el articulista.
Se puede perfectamente destacar la incoherencia de la izquierda con la causa saharaui, con la que nos han dado la lata durante años, y al mismo tiempo repudiar los crímenes contra España del Polisario.
¿No querían echarnos? ¿No ametrallaban a pescadores españoles? Pues hala, disfrutadlo, ya nos marchamos.
Quizá ahora alguno se de cuenta de que comparados con Marruecos no éramos tan malos. Demasiado tarde, amiguitos.
Ahora bien. Ironías del destino aparte ¿Me tiene que parecer bien que Marruecos los aplaste? Pues no, y tampoco todos los saharauis eran del Polisario.