Cementerio de Sidi Salem en la ciudad marroquí de Nador. Mario y Sergio buscan las cientos de tumbas sin nombre, las vidas de los migrantes que segó la violencia policial. “Solo una fecha, un número y un símbolo que determina que es un hombre”, descubren los autores. Son las huellas condenadas al anonimato de las decenas de muertos que dejó en junio de 2022 el salto a la valla de Melilla y la brutal respuesta de la gendarmería marroquí bajo la complicidad de las fuerzas del orden españolas al otro lado de la frontera.

En Los Nadie, un cómic recién publicado por Dolmen Editorial, sus autores Sergio Illescas y Mario-Paul Martinez denuncian a golpe de viñetas el drama de la migración que sucede en la frontera sur de Europa, en territorio español y con el régimen alauí como guardián externo y sin escrúpulos del viejo continente. “Marruecos siempre le hace el trabajo sucio a España. España tiene acuerdos económicos para que no dejen llevar a las personas negras a la frontera, lo cual ya va contra los derechos humanos”, responde contundente un activista en la obra.

"Personas con alma"

El libro recrea los hechos que acaecieron en Melilla el 24 de junio de 2022. Ese día, alrededor de 500 a 2.000 personas, principalmente del África subsahariana, intentaron traspasar la valla que separa Marruecos de Melilla en busca de una vida mejor. Según el balance oficial, murieron 23 migrantes (y dos gendarmes) en la operación; diversas ONG y medios independientes elevan esa cifra hasta 37 víctimas mortales, mientras que otras fuentes hablan de al menos 40 cuerpos recuperados y que durante al menos dos años permanecieron en morgues marroquíes sin un proceso de identificación.

Los Nadie indaga en el episodio más mortífero en la frontera sur de la Unión Europea en décadas. La Fiscalía española, en diciembre de 2022, cerró la investigación exonerando a los agentes de todo tipo de responsabilidad, alegando que los sucesos se registraron en su mayoría en territorio marroquí o en la zona entre ambos vallados.

El cómic reconstruye la historia de cinco víctimas de esa masacre, ofreciéndole lo que las autoridades de ambos lados les negaron: nombres, cuerpos, sueños y miradas. Es un gesto político, como comenta Illescas: “queríamos demostrar que estas personas tienen alma… reconstruir la vida de alguno de ellos para que no sean números”. El cómic trata de restituir una dignidad que la política fronteriza, enredada en lo que los expertos señalan como el uso de la migración como arma de presión y chantaje, permitió conservar.

Contra la impunidad y el olvido

El material gráfico es explícito con los abusos de la gendarmería marroquí. Los Nadie documenta escenas en las que agentes cruzan la valla, entran en suelo español y expulsan por la fuerza a personas que ya habían logrado franquear la barrera. Es una violencia extraterritorial, una “devolución en caliente” que ONG y organismos internacionales consideran ilegal y desproporcionada. Ese acto no solo violenta cuerpos, sino también jurisdicciones. Rebeca Grynspan, portavoz de Naciones Unidas, calificó la actuación de Marruecos y España como uso “excesivo de la fuerza” y exigió una investigación clara e independiente

La valla de Melilla, construida en etapas entre 1998 y 2020 —con concertinas, mallas y sensores electrónicos— simboliza la militarización de una barrera que persigue contener un sueño migratorio. Pero también evidencia el impacto de décadas de externalización del control migratorio entre Marruecos y España.

Frente a la realidad dolorosa que sucesivos gobiernos españoles no han sabido abordar, Los Nadie se levanta contra ese relato de seguridad desde adentro, desvelando historias que no encajan en las macrocifras. Y cuando narra a las víctimas arrastradas, inconscientes, heridas o muertas, no lo hace con sentimentalismo sino con rigor.

Las viñetas cuestionan la versión que el actual ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska ofreció en el Congreso de los Diputados: “No hubo muertos en territorio español”. Y también recuerda que hay muchos de “Los nadie” dispuestos a seguir pagando con su vida el billete a Europa: “¿Creéis que nos van a parar unas concertinas o una valla, por muy alta que sea? Muerte solo hay una y no tenemos miedo”.