Las negociaciones a tres bandas entre Sumar y Junts no han terminado con un resultado positivo para los de Yolanda Díaz. Por un lado, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, inició la semana pasada conversaciones con Carles Puigdemont, al adelantarse a este miércoles la votación de las enmiendas a la totalidad del proyecto de ley en el Congreso. Se daba así un paso más allá del diálogo mantenido hasta el momento, y previa pausa estival, por los equipos negociadores.

A su vez, se daban otras dos interlocuciones: la de la coordinadora del Movimiento Sumar, Lara Hernández, y el secretario general de Junts, Jordi Turull, por un lado, y la del secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, y la portavoz de Junts en el Congreso, Mìriam Nogueras. Desde que el martes pasado la Junta de Portavoces del Congreso adelantase la votación a este martes, ese diálogo se ha mantenido esencialmente por teléfono. Después de una última conversación este lunes por la tarde entre Nogueras y Pérez Rey, ésta le ha confirmado al número dos de Díaz en el ministerio que no apoyarán la norma y que mantendrán presentada para votación su enmienda a la totalidad junto a la de PP y Vox. Así lo confirman a El Independiente fuentes del entorno cercano de la vicepresidenta segunda.

Esta decisión se produce después de que Díaz no quisiese dar por perdida la medida este lunes por la mañana. En una entrevista en La Sexta, de hecho, insistía en que el partido de Puigdemont aún no había dicho directamente que no respaldaría su proyecto de ley, la que es su medida estrella de la legislatura. Insistía en que la negociación, con unas 48 horas por delante, seguía su curso. Sin embargo, desde Cataluña, el portavoz de Junts, Josep Rius, durante una rueda de prensa casi paralela aseguraba que no se había producido ningún avance hasta el momento. De hecho, garantizaba que la posición era la misma a antes de las vacaciones. El temor de los neoconvergentes seguía siendo que las ayudas prometidas por Trabajo para compensar a las pymes los cambios no terminaran de llegar. Ello, añadido a peticiones no atendidas como mayor flexibilidad horaria o centrarse en cuestiones como el absentismo laboral.

"No ha cambiado nada", adelantaba Rius. Finalmente, Nogueras, ha puesto punto y final a las negociaciones asegurando a poco más de 24 horas que no hay margen para reconducir el asunto.

Durante esa entrevista en La Sexta, Díaz se comprometió a ponerse a trabajar el día después a esa derrota parlamentaria, para volver a llevar el texto al Congreso. Como alternativa si no hay un desbloqueo con Junts, la vicepresidenta segunda, algo que ya comentaba su grupo en julio, deja caer la posibilidad de apostar por un real decreto para aprobar la principal pata del plan que compone este proyecto de ley en materia laboral. Junto a la propia reducción de jornada de 40 a 37,5 horas semanales —algo que ya aplican muchas empresas por convenios, principalmente las más grandes—, y al derecho a la desconexión digital, destaca el deseo de reforzar los registros horarios.

No obstante, aunque el Gobierno optase por esa vía para llevar directamente al Boletín Oficial del Estado el asunto, esta sería muy limitada. Ese 'plan B' que contempla la vicepresidenta sí podría servir para asentar aspectos técnicos o el desarrollo informático clave para hacer esos seguimientos digitales de las jornadas de trabajo. Pero no sería suficiente para incrementar y endurecer las sanciones a las empresas o para obligar a ese registro digital. Eso requeriría una modificación legislativa del Estatuto de los Trabajadores y una actualización de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social.

Había acuerdo técnico con Junts

Horas antes de conocerse esa conclusión de las negociaciones, desde Sumar fuentes al tanto de las mismas aseguraban que no había un problema técnico con la ley, que se había llegado a un consenso general entra ambas formaciones, y que ahora el atasco era político. Estas fuentes incidían en que las conversaciones habían virado hacia otros temas como el catalán en la Unión Europea o la ejecución de la transferencia de las competencias de inmigración a la Generalitat. Que el todo bloqueaba una cuestión concreta que nada tenía que ver con la materia laboral.

Por otro lado, se indicaba que Junts estaba más preocupado en marcar posición de cara a la Diada del jueves, el día siguiente de la votación en el Congreso. "Puigdemont tiene que elegir entre votar con la derecha y la extrema derecha para meter más presión a Sánchez, o darle al Gobierno un balón de oxígeno". Algo que también beneficiaría de producirse a Salvador Illa. Con el presidente de la Generalitat se encontró la semana pasada Puigdemont en Bruselas. Las conversaciones sobre reducción de jornada, pese a todo, no le hicieron cambiar de idea.

A diferencia de lo que expresan desde Sumar, en Junts niegan cualquier avance. Además, vienen estando muy presionados por la patronal catalana, que repudia la norma al estar solo consensuada con los sindicatos. Especialmente, Foment del Treball vienen apretando a Puigdemont y los suyos para oponerse.

Sumar pone el foco en el PP como última bala

Una estrategia por parte de Sumar que está cobrando fuerza desde la semana pasada es colocar la presión sobre Génova. Los magentas insisten que si la medida cae será porque los populares tampoco han puesto de su parte para apoyar una medida que "afectará a 12 millones de trabajadores españoles". Por la mañana Díaz arremetió contra los conservadores por no contribuir al debate y optar por la crispación en competencia con Vox. A esa versión se sumaron los suyos durante la jornada.

Los populares, sin embargo, desdeñan cualquier tipo de presión por un trámite que creen que debe retirarse y volver a negociarse. Eso sí, no solo con los sindicatos, sino con todos los agentes sociales y la patronal.

Habrá que ver qué ocurre durante este martes en el primer pleno del curso, con el real decreto ley de permisos de paternidad y cuidados. Los votos de Junts serán clave junto a los de Podemos. Se desconoce qué harán ambos partidos. De no salir, serían con la del miércoles dos derrotas consecutivas de medidas esenciales impulsadas por Sumar y sus ministros. El PSOE era partidario de retirar la ley como se hizo meses atrás con la Ley del Suelo, al no tener los apoyos necesarios. Sumar lo rechazó la semana pasada, por lo que los socialistas quieren aislar la derrota en torno a Díaz y Sumar.

Habrá que ver si, ante la ausencia de los votos si Junts reitera en sus posiciones, Sumar y el PSOE no entran en una nueva crisis. Pedro Sánchez no puede permitirse estas derrotas en un momento tan complicado de la legislatura, con los Presupuestos Generales del Estado en el aire y con Junts marcando posiciones y la oposición exigiendo adelanto de elecciones. La reducción de jornada ya levantó ampollas dentro de la coalición con un enfrentamiento directo en enero de Díaz con Carlos Cuerpo, ministro de Economía.