El desenlace de la opa de BBVA sobre Sabadell es incierto. Pero la tensión va in crescendo a medida que se acerca el día marcado en rojo en el calendario. Este viernes concluirá el denominado período de aceptación, en el que los accionistas de la entidad catalana pueden aceptar la oferta que les plantea la vasca. La variedad de tipologías que conforman el capital del banco que preside Josep Oliu augura que buena parte de los movimientos llegarán cuando falten pocas horas para que suene la bocina.

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Los directivos de BBVA transmiten en público y en privado que la barrera del 30% está garantizada. Es el mínimo porcentaje para que la operación no quede en vía muerta de primeras. Si se supera ese umbral pero no se llega al 50%, BBVA tiene la posibilidad de renunciar a la condición mínima de aceptación a cambio de seguir adelante y lanzar un opa obligatoria en efectivo por el resto del capital.

Ahí está una de las grandes claves de la opa y uno de los arietes que utiliza el Sabadell para golpear el relato de la entidad de origen vasco. Si hay una 'segunda vuelta', los accionistas que hayan acudido a la primera tendrán que pagar impuestos y no se beneficiarán del régimen de neutralidad fiscal que tendrían si se superase el 50% a la primera. Pero, además, el BBVA podría tener que realizar un desembolso millonario para financiar esa segunda opa obligatoria.

¿Sería suficiente con el exceso de capital con el que cuenta el banco? Carlos Torres asegura que no pagará un precio mayor que el de la primera oferta -que, pese a negarlo durante meses acabó mejorando en un 10%-. Pero la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) puede tener la última palabra sobre ese importe. El período de aceptación concluye el viernes, pero el resultado final podría no conocerse hasta cinco días hábiles después; el 17 de octubre.

A partir de ahí, el supervisor de los mercados fijará los criterios para establecer ese denominado precio equitativo al que deberá lanzar BBVA la segunda opa. El banco de Torres hará su propuesta y la CNMV podría cambiarla. E, incluso, podría introducir modificaciones si considera que se han producido movimientos especulativos en el mercado.

En todo caso, Torres defiende que no hay problema para financiar esa eventual segunda opa si no consigue el 50% a la primera. "Tenemos exceso de capital y palancas de capital suficientes, porque hay que sumarle el dividendo de TSB, efectos regulatorios pendientes del BCE, la capacidad de generación que tiene el banco y las palancas de optimización de capital que podemos seguir implementando", aseguró hace unos días en una entrevista con El Periódico.

La semana final de la opa está marcada también por la posición adoptada por el inversor mexicano y consejero del Sabadell, David Martínez, que ha decidido aceptar la propuesta del BBVA. En una carta publicada en El País defendía este lunes su postura. Desde la cúpula del Sabadell, el consejero delegado César González-Bueno ponía en duda en un foro de Expansión y KPMG que esa fuera la decisión definitiva y deslizaba que se trataba de un compromiso revocable.

"Me gustaría que pensases como yo, pero yo entiendo que tú no eres un accionista catalán, yo entiendo que tú, los clientes no sabes ni qué son, que estás fuera de este mundo y que tú eres un inversionista de Wall Street y que buscas maximizar el beneficio en todo momento, y ahora te puede parecer que ahora esto es una buena cosa porque tú crees en el tamaño en abstracto", añadía el propio Oliu en una entrevista en Rac 1.

Desde Sabadell, aseguran insisten en que, por el momento, el nivel de aceptación entre los particulares es mínimo. Y ahí se juega parte de la partida el BBVA. El 40% de los accionistas de Sabadell son minoritarios. Y, de ellos, un 80% tiene sus acciones depositadas en la entidad catalana, lo que supone en torno al 33% del total de acciones de Sabadell.

Según dijo este lunes González-Bueno, solo un 1% habría acudido ya, lo que supone un 0,3% sobre el total de accionistas. Más allá de eso, la tensión entre ambas entidades se mantiene en todo lo alto, toda vez que el propio Torres haya denunciado públicamente que la entidad vallesana está poniendo "impedimentos" a los accionistas interesados en acudir a la opa. Incluso aseguró que había pedido a la CNMV "que con urgencia le ponga fin". Fuentes del supervisor declinan comentar si hay algún procedimiento en curso por este hecho.

De momento, Oliu y González-Bueno volvieron este lunes a convocar a los accionistas en la sede corporativa de la madrileña calle de Serrano para ejercer labor de persuasión en contra de la oferta del BBVA. El consejo ya emitió hace unos días una recomendación negativa sobre la opa mejorada. Y los dos directivos insistieron en los riesgos de acudir a la primera opa.

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