"Ánimo, Alberto". Con estas dos palabras concluyó el pasado miércoles el cara a cara parlamentario entre Pedro Sánchez y el aludido, Alberto Núñez Feijóo. El líder del PP acababa de anunciar que el presidente el Gobierno se sentaría este mismo mes en la comisión de investigación del 'caso Koldo', que arrancó en abril del año pasado. Su nombre estuvo desde el primer momento en la lista de comparecientes, pero no terminaban de ponerle fecha. Siempre estaban a la espera de nuevas revelaciones, de más informes de la UCO y de los movimientos de la Justicia. Y el tiempo parecía ir dándoles la razón. Pero la imagen de los sobres con el membrete del PSOE llenos de billetes destinados a José Luis Ábalos y Koldo García fueron el gran punto de inflexión por apuntar, a juicio de los populares, a la existencia de una 'caja b' en Ferraz. La tentación era demasiado poderosa.

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La comparecencia de Sánchez en una Cámara a la que lleva sin acudir más de un año para no someterse a las sesiones de control, no deja de ser un ejercicio de riesgo, para el PP y también para el propio presidente. Se producirá entre las nuevas declaraciones de Ábalos y Koldo ante el Supremo para dar cuenta de esos sobres -con el riesgo añadido de su posible ingreso en prisión- y el arranque del juicio oral del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos. El contexto, pues, no es de los mejores para el presidente del Gobierno, sin descartar que pueda haber nuevas revelaciones en la próximas semanas.

En el PP se preparan para una "comparecencia dura"

En el PP se preparan para una "comparecencia dura", en la que la mejor defensa de Sánchez, auguran, "va a ser el ataque", poniendo el acento en los casos de corrupción que han afectado al primer partido de la oposición. Sin embargo confían en que tanto el formato de la comisión como el papel que juegue el presidente de la misma, Eloy Suárez, no le permitan al jefe del Ejecutivo salirse de los justos límites de las preguntas que le formulen.

"Esto no es una comparecencia en la que puede hablar sin límite de tiempo y de lo que quiera. El formato es pregunta-respuesta" explica uno de los miembros populares de la comisión. Por ello confían en que Suárez marque muy bien el terreno de juego y ellos, por su parte, formulen preguntas "directas y al grano". "Esa es la idea. Él va a venir a intentar hablar mucho en cada contestación para que pase el tiempo, como han intentado otras veces, por eso el presidente de la comisión es clave", insisten.

"Los que vienen a atacar suelen acabar mal", dicen en el PP y ponen el ejemplo de Armengol y Torres

Además, de la experiencia de una comisión por la que han pasado imputados, ministros, responsables de empresas públicas y privadas, esposas y hasta supuestas periodistas de investigación que jamás publicaron nada, señalan que "los que vienen a atacar suelen acabar mal". Ponen el ejemplo de la presidenta del Congreso y ex presidenta de Baleares, Francina Armengol, y del ministro de Política Territorial y ex presidente de la comunidad canaria, Ángel Víctor Torres, "que salieron trasquilados".

Moncloa tiene una visión diametralmente opuesta: "No hay problema, siempre que un ministro ha ido a la comisión de investigación, el Gobierno ha salido ganando", aseguran. Y sobre el "ánimo, Alberto", ironizando con que "solo queda darle ánimos" al líder de la oposición. "Quien corre riesgos es Sánchez, que tiene que venir y decir la verdad", respondió este viernes la portavoz del Grupo Popular en el Senado, Alicia García. Génova insiste en el recordatorio de que el inquilino de la Moncloa tiene el deber legal de decir verdad", tal y como está recogido en el artículo el artículo 502.3 del Código Penal: "El que convocado ante una Comisión parlamentaria de investigación faltare a la verdad en su testimonio, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de doce a veinticuatro meses".

El PP ya se ha ocupado de contar a sus colegas europeos y en la Eurocámara lo de los sobres con dinero de Ferraz

Lo cierto es que ésta es para el PP la bala en la recámara y no se puede permitir el lujo de fallar con una comisión en la que puso todas sus esperanzas. Tampoco es menos cierto que cada bando interpretará a su favor lo que ocurra en la sala Clara Campoamor del Senado. No habrá matices, aunque la imagen del presidente el Gobierno respondiendo de las finanzas de su partido y de los casos de corrupción judicializados de su entorno no es, o no debería ser, plato de gusto, ni siquiera para su imagen internacional por muchas risas que prodigue desde su escaño. Además, el PP ya se ha ocupado de contar a sus colegas europeos y en la Eurocámara lo de los sobres con dinero de Ferraz.

La comparecencia de Sánchez será el momento culminante de una comisión que no arrancó muy bien, Y es que a pesar de tener sentados, casi al inicio de sus trabajos, a Koldo García y Ábalos, por ese orden, la sensación entonces fue que ambos se les escaparon vivos. Se cuestionó el trabajo del senador Luis Santamaría y, de hecho, fue relevado como portavoz. Está será, precisamente, una de las incógnitas a despejar: quién será el interpelante de Sánchez. La lógica apuntaba a la portavoz del Grupo Popular, Alicia García, pero ella misma despejó la duda al afirmar que la comisión tiene 17 representantes del PP que pueden asumir esa tarea. De momento, quienes han llevado el peso de la comisión por parte de los populares han sido el senador y portavoz de la misma, Alejo Miranda, pero también han intervenido otros vocales como Alfonso Serrano -mano derecha de Isabel Díaz Ayuso- Fernando Martínez Maíllo o Ana Beltrán.

Lo más probable es que este dato no se conozca hasta el mismo día de la comparecencia presidencial por una cuestión de estrategia parlamentaria. Es habitual que el interrogado recabe datos de su interpelante por si puede utilizar algún dato o detalle contra él o ella o estudiar a priori sus puntos débiles. Nada se deja al azar.

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