En la secuencia era difícil diferenciar a unos y otros. Todos de negro, muchos con las caras tapadas, pero todos practicando la violencia como modo de expresión de unos contra otros. Los de una parte habían acudido a Vitoria para concentrarse y reivindicar la españolidad del País Vasco. Lo hacían coincidiendo con el 12 de octubre y enarbolado banderas españolas en la zona que la Ertzaintza había acordonado para ellos. No era la primera vez que Falange Española elegía Euskadi para sus actos. Cerca de allí, otra ‘quedada’ de la mañana del domingo se preparaba para expulsar a quienes acusaban de “venir a provocar”. Ellos se presentaban como los ‘antifa’, los garantes de que el ‘fascismo’ no pisaría las calles de Vitoria. Y en medio de todos ellos, la Ertzaintza.

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Como era de esperar y pronto circuló por las redes sociales, todo terminó a pedradas, con contendores quemados, arquetas levantadas, vehículos dañados, lanzamientos de objetos y la intervención de la policía vasca. El resultado: 19 detenidos vinculados a movimeintos ‘antifascistas’ vascos, según la Ertzaintza, acusados de desórdenes públicos –uno de ellos menor de edad- y una veintena de agentes heridos leves.

En la izquierda abertzale lo que más molestó no fueron los altercados sino la calificación que un representante del Gobierno vasco empleó horas después para definir lo ocurrido. El viceconsejero de Seguridad, Ricardo Ituarte, aseguró que lo sucedido fue una suerte de ‘guerra de fascistas’: “Un grupo de personas fascistas se ha encontrado con lo que buscaba: la respuesta de los fascistas vascos”, aseguró. Incluso apuntó que lo vivido recordaba a tiempos pasados, en referencia a la ‘kale borroka’. El lunes el consejero de Justicia, Bingen Zupiria, lejos de rebajar el recuerdo, lo apuntaló: “Muchos pensábamos que con el fin de la violencia de ETA habíamos dejado atrás y para siempre algunos comportamientos violentos y totalitarios y parece que no es así”. Y añadió: “En Euskadi hay un discurso antifascista que justifica la utilización de la violencia en algunos momentos y situaciones”.

Los "fascistas vascos": "Es inadmisible"

Y la izquierda abertzale se dio por aludida. En una nota, la coalición que lidera Arnaldo Otegi calificó de “inadmisible” que se tilde de “fascistas vascos” a quienes se enfrentaron a los participantes del acto de Falange Española. En su opinión, este tipo de manifestaciones “sólo contribuyen a generar confusión y tensión”. La coalición abertzale aseguraba que “somos un país antifascista y con memoria” y que por ello “ni equipararemos actuaciones ni blanquearemos ni normalizaremos la presencia de fascistas en nuestras calles”.

La izquierda abertzale considera que los responsables políticos “no están para lamentar ni condenar a posterior, están para prevenir”. Acusa a PNV y PSE de haber permitido “una concentración fascista cuya deriva era más que previsible”. Bildu anuncia que en los próximos días pondrá en marcha iniciativas institucionales para “frenar el avance del fascismo y evitar que en el futuro puedan repetirse concentraciones de este tipo que sólo buscan contaminar Euskal Herria con un discurso y una práctica que aquí no tiene cabida”.

Los 19 detenidos, entre los 18 y 38 años, pertenecían a grupos denominados ‘antifascistas’ y de origen vasco. 5 de ellos eran vizcaínos, 4 navarros, cinco alaveses, 4 guipuzcoanos y uno del País Vasco francés, según datos de Seguridad. Están acusados de vandalismo. Todos ellos fueron puestos en libertad horas después. No hay ningún arrestado de La Falange, si bien su jefe Nacional, Norberto Pico, como persona que comunicó la concentración, es el responsable, según el Gobierno vasco, de los daños ocasionados y que le puedan ser imputables a quienes participaron en la concentración.

El Gobierno vasco aseguró ayer que lo sucedido no fue “algo espontáneo” sino organizado. El consejero Zupiria reconoció que el dispositivo policial llevado a cabo no fue suficiente para garantizar la seguridad en las calles de Vitoria. No negó que, pese a que habrá que revisar el operativo policial, de la “situación de caos durante varias horas” que se vivió los únicos responsables fueron “quienes con su comportamiento violento y totalitario pusieron en peligro a la ciudadanía y dañaron patrimonio urbano público y privado”.

Zupiria insistió en que “no debemos de ninguna manera aceptar los discursos que quitan importancia a estas acciones o se resisten a denunciar o a rechazar”. Subrayó que es posible manifestarse pacíficamente contra la Falange, tal y como hicieron diversas organizaciones. “Era un acto legal, guste o no guste”, ha recordado y ha añadido que su consejería “no es nadie para prohibir manifestaciones ni para prohibir partidos políticos”.

Los incidentes fueron valorados por el exlíder de Podemos y vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias quien a través de las redes acusó a la Ertzaintza de "unirse a los nazis para cargar contra los antifascistas". Iglesias califica lo ocurrido como un "choque entre jóvenes vascos y escuadristas de la Falange": "Los 'beltzas' están por delante y por detrás (tienen rodeados a todos) pero no intervienen para separar o interponerse entre los grupos, sino que se unen a los nazis para cargar contra los antifascistas ¿Exagero?".

Desde le PNV se califica de "inaceptables y muy preocupantes" los altercados: "Son muy preocupantes. Provocaron disturbios, heridas a agentes de la Ertzaintza y daños en el mobiliario urbano y propiedad privada, además de generar situaciones de riesgo para la ciudadanía".

También la Falange se pronuncio a través de un comunicado para arremeter contra la que calificó de "escoria etarra del tiro en la nuca": "Alava, Guipúzcoa y Vizcaya son España y las vamos a defender tantas veces como sea necesario frete a los enemigos internos separatistas o frente a los invasores extranjeros. Los cómplices de intoxicar a la juventud vasca lo pagarán".

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