"No tengo para nada tomada esa decisión. No la tengo para nada tomada. Yo creo que hay que meditarla, sobre todo, cuando llevas mucho tiempo". Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, barón socialista alejado desde hace años de la órbita de Ferraz y de la Moncloa, volvía a dejar la duda este jueves en el aire. No quería responder con rotundidad a la pregunta de si será o no él el candidato de su partido a las autonómicas de mayo de 2027. Y no contestaba con claridad a conciencia. Porque, como esgrimen en su entorno, él "medirá sus tiempos", es dueño de ellos, y anunciará que sí, que volverá a competir por la Junta en menos de dos años, en su momento, cuando se acerquen los comicios, no ahora. Y niegan que se trate de un pulso a Pedro Sánchez.

No era este jueves la primera vez en que García-Page respondía a un periodista con la duda. Ya lo hizo hace exactamente dos meses, en una charla con el presidente de la Agencia EFE, Miguel Ángel Oliver. Este 20 de noviembre se movió en unos parámetros similares en la cuarta edición del foro Metafuturo, organizado por Atresmedia en el Ateneo de Madrid, en una entrevista conducida por el periodista Vicente Vallés.

—Somos varios García-Page. De entrada, yo tengo un hermano gemelo, que no creo que quiera presentarse a la Presidencia —bromeó, remoloneándose.

—Hay margen entonces para ambos, ¿no?

—No tengo para nada tomada esa decisión. No la tengo para nada tomada.

Que el presidente de Castilla-La Mancha no quería ser claro era una evidencia. Es una decisión que "hay que meditarla", sobre todo si, como en su caso, lleva "mucho tiempo" en el poder. Desde 2015, hace más de 10 años, cuando logró derribar a María Dolores de Cospedal, que apenas gobernó la región cuatro años (2011-2015), el único paréntesis de un Ejecutivo popular en una comunidad que casi sin solución de continuidad ha tenido un presidente socialista: primero José Bono (1983-2004), luego José María Barreda (2004-2011), luego él mismo (2015-).

Pero había que seguir escuchando su respuesta, porque en ella ya daba pistas sobre su futuro:

Ilusión tengo más que nunca, realmente, porque veo que están saliendo bien las cosas y estoy contento con el trabajo, con la gestión, con cómo va la región. Siempre hay muchas cosas que tendrían que mejorar, no discuto. Pero también me ilusionan esos retos. Pero bueno, es también un problema de conciliar familias con el ritmo biológico de cada uno. Ya veremos.

En el entorno más directo de García-Page, y en su núcleo duro en el partido, no asoman sin embargo las dudas. "Emiliano se presentará como candidato en 2027, pero él mide sus propios tiempos para anunciar las cosas. No tiene más vueltas", señalan en su círculo en el Gobierno regional.

"Yo no tengo ninguna duda de que se presentará si el PSOE de Castilla-La Mancha se lo pide. Y se lo pediremos —comentan a este diario desde la cúpula de la federación—. Además, eso lo hará por responsabilidad con el partido (él es el único que gana, cualquier otro sacaría 10 puntos menos que él en la región), no por agenda personal, que creo que es lo que quiere dejar claro". Y si el presidente castellano-manchego no lo anuncia ya es porque "no es el tiempo y siempre ha sido respetuoso con los momentos". "Él no dirá nada hasta el primer trimestre de 2027. Así fue en 2019 y en 2023", remacha esta fuente de primer nivel, que insiste en que no influye ni opera "nada, en absoluto" su distanciamiento con Ferraz y con Sánchez.

En realidad, Page no se encontrará con obstáculos orgánicos cuando anuncie oficialmente su decisión de repetir como candidato para los comicios regionales de 2027. El reglamento de desarrollo de los estatutos federales del PSOE blinda a quienes están al frente de las instituciones. Así, solo hay primarias, en el caso de las candidaturas a las presidencias de las comunidades, "cuando lo acuerde el respectivo comité autonómico" del PSOE o "así lo soliciten la mayoría de sus miembros o más del 40% de la militancia y la afiliación directa del ámbito territorial correspondiente". Es decir, que se imponen unas condiciones tan exigentes que, en la práctica, disputar la candidatura a un presidente autonómico que quiere seguir es casi imposible, dado que los barones autonómicos atesoran a la vez mucho poder orgánico.

Ferraz ya rechazó lanzar un aspirante que rivalizase con él por la jefatura de la federación, porque la directriz era no tocar a quienes son también presidentes en sus territorios, y por tanto menos lo hará ahora. Si Page perdiera la comunidad —algo que no vaticinan por ahora las encuestas, que continúan mostrando un apoyo fiel de su electorado en las autonómicas—, o bien si no decidiera seguir para los comicios de 2031, entonces sí se abriría la carpeta de la sucesión, pero ese momento no ha llegado y queda lejos para todos.

En los comicios de mayo de 2023, Page fue de los pocos barones socialistas que se salvaron del tsunami general, junto con el asturiano Adrián Barbón y la navarra María Chivite, pero fue el único que ganó con mayoría absoluta. Logró el 45,04% de los votos y 17 escaños, por el 33,65% y los 12 diputados del PP. Vox se quedó con el 12,82% de las papeletas y cuatro asientos en las Cortes castellanomanchegas.