"A los socialistas nos sientan muy bien las campañas electorales". Pedro Sánchez intentaba animar a la parroquia de su partido reunida este jueves en el Palacio de Congresos de Plasencia, en Cáceres. El mitin de arranque de la campaña de las elecciones extremeñas del 21 de diciembre. Unas 800 personas en el patio de butacas, según la organización. Lejos, lejísimos, de los actos de no hace tanto tiempo, lejos, por ejemplo, de los 6.000 asistentes con los que el presidente reventó Badajoz en la última campaña de las autonómicas, en mayo de 2023. Los números dibujan ya un cambio de mood en el partido. Con todas las salvedades que puedan ponerse, cierto: aquellos eran comicios también municipales, no unas urnas regionales por separado, y se celebraban en primavera, y en toda España, y el aspirante era el presidente de la Junta, el ya fallecido Guillermo Fernández Vara, y ahora el país agota el otoño y se adentra en invierno y el cabeza de cartel es nuevo, Miguel Ángel Gallardo.
Pero que el PSOE en Extremadura no está en su mejor momento lo visibilizaba también el ambiente del mitin. Rostros tristones de los asistentes. Clima pesado, gélido, espolvoreado con desganados aplausos cuando intervenía el candidato. Una atmósfera algo más cálida y potente cuando el que subió a la tribuna justo después fue el propio presidente del Gobierno, el principal activo de la federación en este 21-D. Un Sánchez, eso sí, con muchas contusiones.
Los socialistas extremeños ponían así en marcha tal vez la campaña más difícil para ellos, con casi todo en contra. Las encuestas, para empezar, que pintan un desplome del partido, desde los 28 escaños que consiguió Vara en 2023 —primera fuerza, aunque empatado en escaños con el PP de María Guardiola— hasta los 19-22 que pronostica el CIS. Sin posibilidad ninguna de recuperar la Junta y con la amenaza de cosechar los peores resultados históricos del partido en una región que tradicionalmente votaba socialista. Para seguir, el cuestionamiento del propio Gallardo, procesado por haber colocado de manera presuntamente ilegal al hermano del hoy jefe del Ejecutivo, David Sánchez. Y para rematar, la secuencia de noticias adversas para el PSOE —el nuevo informe policial sobre Santos Cerdán, el encarcelamiento de José Luis Ábalos— y de errores propios. Porque el viaje hacia el 21-D comenzaba para el PSOE con la crisis interna, y profunda, abierta por la deficiente gestión de las denuncias por acoso sexual contra el exdirigente sevillano Paco Salazar. La indignación recorre todo el partido y ha levantado en armas a responsables de Igualdad y feministas históricas, que creen que Ferraz está tardando ya demasiado en llevar el caso a la Fiscalía.
Una coctelera explosiva. "Por si ya nos faltaba algo... la falta de diligencia en el expediente al impresentable Salazar", resopla un veterano dirigente. Los ánimos están hundidos. Al menos por ahora. Y el mitin en Plasencia lo desnudaba. Un clima plomizo, sin que se escucharan siquiera reiteradamente los gritos de "¡presidente!" dirigidos al candidato. Un acto, además, en el que Sánchez no se refirió en ningún momento al caso Salazar ni lanzó un guiño a las mujeres. Tampoco pidió disculpas ni perdón, como sí había hecho horas antes la secretaria de Igualdad, Pilar Bernabé, muy consciente del incendio interno.
Y eso que ya no es solo el caso Salazar, porque al partido le ha estallado otro frente similar. La Fiscalía abría este jueves diligencias por una denuncia de presunto acoso sexual presentada por una militante socialista contra el secretario general del PSOE de Torremolinos, Antonio Navarro. La dirección provincial en Málaga solicitó a Ferraz que suspenda cautelarmente de militancia al dirigente y reclama a este que ponga sus cargos institucionales "inmediatamente" a disposición del partido. Navarro es concejal y diputado provincial. El órgano antiacoso federal recibió en junio el escrito de la afiliada y, a diferencia de lo que ocurrió con las dos mujeres que dijeron ser víctimas de Salazar, Ferraz sí se puso en contacto con ella, pero el expediente lleva meses paralizado.
Gallardo no hizo referencia en su discurso a los casos de presunto acoso sexual, y tampoco lo hizo Sánchez. Sí aludió a ello la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín, al reivindicar el feminismo del PSOE y al proclamar enérgica, entre aplausos, que las mujeres "claro están con el PSOE, como siempre" —"no nos dejemos intoxicar con tanta noticia y tanto mal rollo, sabemos lo que somos y lo que defendemos"—. Y es que la lucha feminista está en las entrañas del partido, y el voto de las mujeres es capital.
"Nos crecen los enanos"
El pesimismo ha infiltrado los huesos del PSOE extremeño. Y con lo ocurrido con Salazar, más. "Es terrible", apunta escuetamente un responsable crítico con Gallardo. "Es que vaya error. Hay algunos peor que otros, pero lo que afecta a las mujeres nos hace mucho daño", añade otro cargo público. "Suma lo de Torremolinos. ¡Es que nos crecen los enanos!", exclama una diputada regional en esta última legislatura. "En el feminismo no se pueden tener dudas, sobre todo en las acciones. Han sido muy torpes. Aquí el ánimo de la dirigencia va por barrios. De la militancia, de pelea. Y de los votantes, un tanto frío. Las encuestas han venido a abundar en el poco ánimo con que se presentaba esta campaña", analiza un dirigente muy conocedor de la federación que, pese las adversidades, cree que al final el partido, con mucho arraigo en la región, estará "dos o tres escaños por encima de las encuestas", en torno a 23 diputados, un "mal resultado", sin duda, "pero entre 19 y 21 sería un dramón".
Para combatir el desánimo, Gallardo y Sánchez se afanaron en lanzar mensajes de arenga a los suyos. El candidato prometió dejarse "el alma" los próximos cuatro años para cambiar la región porque "el PSOE es Extremadura" y cuando la comunidad necesita "prosperar" tiene que "confiar en el PSOE". "Los socialistas no tenemos miedo a nadie y menos a la derecha: tenemos ansias de ganar, pero sobre todo, de transformar —subrayó—. Nosotros siempre nos presentamos con alegría e ilusión, con ganas de transformar una región hundida por las políticas del PP". El aspirante de la Junta se aferró al espíritu de Vara, fallecido el pasado octubre, y referente aglutinador de todo el partido, para intentar la remontada: "El mejor homenaje que se le puede hacer a Guillermo es ganar el 21 de diciembre".
El lema de campaña es Hazlo o lo harán, un aviso de las políticas de derechas que pueden venir si sigue al frente de la Junta Guardiola, muy probablemente ayudada de Vox. Gallardo hizo alusión al escándalo destapado en la Comunidad de Madrid por la voracidad del gestor privado del hospital de Torrejón, que ordenó alargar las listas de espera para incrementar los beneficios económicos. Pero quien más se centró en él fue Sánchez, porque le servía para contrastar el modelo de gestión de los gobiernos socialistas con el del PP. "Es hacer negocio con la sanidad de todos para que ganen cuatro. Y al final, ¿qué hacen? Que le pregunten al novio de [Isabel Díaz] Ayuso", señaló el presidente, refiriéndose a Alberto González Amador, que con su empresa facturó al gigante sanitario, uno de los grandes contratistas del Ejecutivo regional. Se trata de elegir, por tanto, entre "más derechos o más derechas".
Ese es el primer argumento para votar al PSOE el 21-D, dijo. Hay tres más, desgranó: la defensa del Estado del bienestar y de la igualdad, que España "vive uno de sus mejores momentos de los últimos 45 años", que aquellos que "atacan con todo" a los socialistas es porque saben que no van a "aceptar que recorten nada" —"la izquierda ni pide permiso ni perdón para gobernar"—. Quinta razón: "Hacer a Miguel Ángel Gallardo presidente de la Junta, porque antes que todo soy secretario general del PSOE y quiero que pierda la derecha. Que se queden con las encuestas, que nosotros el 21 de diciembre les vamos a ganar las elecciones. Vamos a ganar a la derecha y a hacer a Gallardo presidente de la Junta. Ánimo y a por ello". Sabía que los suyos necesitaban más que nunca ese espaldarazo.
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