Acto de contrición también de la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. Ella almorzó el pasado 3 de noviembre con Paco Salazar en un céntrico restaurante de Madrid. No se conocía entonces que había dos denuncias presentadas en julio, que describían con horror el sufrimiento de dos trabajadoras de la Moncloa que sintieron acoso sexual por parte del ya exdirigente sevillano, pero para entonces él había sido apartado tanto del Gobierno como del partido porque las acusaciones contra él afloraron en julio. "Él me llamó, yo lógicamente acudí y ya les digo, ese encuentro no se tenía que haber producido y fue un error", se disculpó la ministra este martes ante los periodistas.

El cisma interno abierto por el caso Salazar no amaina. La presión hacia la dirección aumenta, porque muchas mujeres del partido no entienden cómo fue posible que las dos denuncias, presentadas el 8 y el 28 de julio a través del canal de comunicación habilitado por el PSOE, durmieran en un cajón durante casi cinco meses sin que se contactara con ellas, sin que se les preguntara. Eso solo ocurrió después de que elDiario.es publicara sus testimonios, la semana pasada. Pedro Sánchez asumió el pasado sábado el "error" por la lentitud de tramitación de esos dos expedientes, pero lo achacó a que el órgano antiacoso encargado de recepcionar e instruir esas causas tiene una muy corta experiencia, apenas seis meses. No hubo voluntad de encubrimiento, de ocultación, repitió. Pero sus explicaciones, así como el cese del número dos de Salazar en la Moncloa, Antonio Hernández Espinal, adelantado este pasado domingo por la noche y materializado este martes por el Consejo de Ministros, no han bastado.

En el partido, la petición de ir a la Fiscalía ya va abriéndose paso, y además se sigue mirando a la secretaria de Organización, Rebeca Torró, jefa del aparato desde julio y muy cercana a Salazar. En las filas socialistas, no obstante, también se ha reprochado a Alegría que almorzara con el exdirigente sevillano el 3 de noviembre, cuando se sabía que sobre él pesaban acusaciones de acoso, aunque no se conociera que había dos denuncias registradas en el PSOE.

La ministra contó que fue él quien la llamó para comer, y que ella acudió. No contó el motivo, pero desde su entorno niegan que fuera para asesoría. Fue una conversación, explican, "dura"

La portavoz ya había sido preguntada por esa comida al día siguiente de que se produjera, el martes 4, y ella adujo que se trataba de un encuentro que se ceñía al "ámbito personal", con una persona que conocía desde "hace muchos años" y a la que no veía "desde hace casi medio año". "Sin más", zanjó. La semana pasada, tras conocerse la textualidad de las denuncias, calificó de "vomitivas" las conductas de Salazar. Y este martes, directamente, dio un paso más. Más explícito. Y visibilizando durante la rueda de prensa que se sentía dolida.

Alegría contó que fue Salazar quien la llamó para quedar a comer, aunque no detalló por qué, y que ella "lógicamente" acudió. Fuentes de su entorno explicaban que en ningún caso se trató de un almuerzo para hablar de asesoramiento externo, ni siquiera como secretaria general de los socialistas aragoneses. "Ese encuentro no se tenía que haber producido y fue un error. Después de conocer el contenido de las denuncias, el dolor y la indignación y sobre todo la traición que puedo sentir yo y que puede sentir también todo mi partido, es absoluto", sostuvo.

Pero ese "dolor" que siente, siguió, no es "similar ni comparable" al de las víctimas, a las que recordó que hay que "acompañar y cuidar y a las que ayudar para llevar esta investigación hasta el final de sus consecuencias". La portavoz alegó que todas las relaciones con compañeros de trabajo, con familiares o amigos pueden estar "llenas de profundas decepciones", como es su caso, aunque esas decepciones son "absolutamente secundarias", ya que lo que importa es el sufrimiento de las afectadas. Fuentes del entorno de Alegría indicaron a este diario que la conversación que mantuvo con Salazar aquel 3 de noviembre fue "dura", nada agradable, de reproche por su conducta, no de complicidad.

El Consejo de Ministros acuerda el cese del dos de Salazar en el Gabinete, Antonio Hernández Espinal, pero no nombra por ahora a su sustituto

Por lo demás, la ministra se atuvo a la argumentación oficial que sobre el caso Salazar han dado Ferraz y la Moncloa. Recordó que en julio se cesó "fulminantemente" al dirigente sevillano cuando elDiario.es informó de que pesaban acusaciones contra él por comportamientos machistas. No ascendió al cargo de segundo adjunto de Organización del PSOE al que Sánchez iba a promoverle y tuvo que dejar su puesto de secretario general de Coordinación Institucional. Y agregó que este fin de semana de puente se decidió cesar a su mano derecha en la Moncloa, a Antonio Hernández Espinal, hasta ahora director del Departamento de Coordinación Política del Gabinete del presidente, por haberle encubierto y por hacer a las trabajadoras "luz de gas". Este negó los hechos pero a la vez comprendió que su situación era insostenible. El Consejo de Ministros de este martes formalizó su destitución, pero no se procedió al nombramiento de su sucesor en el cargo, que todavía no se conoce.

"No hemos dudado ni un segundo de su cese [...]. Por tanto, desde aquí, desde la Moncloa, se ha actuado con rapidez y con transparencia desde es el primer momento", señaló Alegría. Ella también recordó que, ya en julio, desde el Gabinete —fue la secretaria general de la Presidencia, Judit González—, se animó a los trabajadores del complejo presidencial a denunciar "cualquier tipo de comportamiento absolutamente reprobable", porque los canales habilitados por el Gobierno son "seguros y anónimos". Pero, hasta el momento, en la Moncloa no se ha recibido "ninguna denuncia". Las dos que hay contra Salazar se reportaron al partido.

Los entornos no son los responsables de las conductas reprochables y reprobables que una persona pueda tener", aduce la portavoz

Para Alegría, trasladar el mensaje de que la Moncloa no es un lugar seguro para denunciar casos de acoso sexual es "profundamente injusto" y "no se corresponde en absoluto con la realidad" de un complejo en el trabajan, han trabajado y trabajarán "muchos hombres y mujeres que son grandes profesionales, muchos de ellos además servidores públicos". "Los entornos o las personas que puedan estar al lado de ciertas personas en determinados momentos de su trayectoria profesional no son los responsables de las conductas reprochables y reprobables que una persona pueda tener", precisó.

Sobre asunción de responsabilidades, Alegría admitió, como ya hicieron el partido y el propio Sánchez, que el PSOE no fue lo "suficientemente diligente", no todo lo rápido que las víctimas "necesitaban y merecían". Pero el protocolo antiacoso se puso en marcha en verano y la voluntad de la dirección, agregó, es "seguir mejorando" para que no se repita lo que ha ocurrido. La ministra destacó que el PSOE es la única formación que dispone de este canal y "sería deseable que todos los partidos políticos hicieran lo mismo y pusieran también en marcha estos protocolos que lo único que buscan es proteger y respaldar a las mujeres, sobre todo a las mujeres víctimas".