Marruecos lleva años llamando a las puertas de la universidad pública española. A veces sin éxito. Otras, encontrando rendijas por las que colarse. Cátedras, convenios académicos, actos culturales y financiación directa o indirecta forman parte de una estrategia persistente que Rabat ha desplegado en distintos campus con un objetivo que, según el mundo universitario, trasciende lo académico: mejorar la imagen del país vecino en la opinión pública española e ir moldeando el relato sobre el Sáhara Occidental en un país donde la causa saharaui sigue gozando de una amplia simpatía social.

La última estación de ese recorrido es Cataluña. La creación de la Cátedra Marruecos en la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona), anunciada esta misma semana, ha reactivado un debate que se repite con cada intento de la diplomacia marroquí por establecer una nueva iniciativa en las aulas: ¿cooperación universitaria legítima o un nuevo instrumento de influencia de una monarquía autoritaria?

No es un caso aislado. Antes de Tarragona, Marruecos intentó establecer cátedras directamente vinculadas al reino alauí en Salamanca y Jaén. Ambas iniciativas naufragaron tras las reticencias internas y el temor a una injerencia política incompatible con la autonomía universitaria. En Córdoba, sin embargo, Rabat sí logró abrir una vía, anunciada en pleno verano: una cátedra financiada directamente con fondos marroquíes, presentada como un espacio académico, pero observada con enormes recelos.

De izquierda a derecha, Santiago Castellà, presidente de la Autoridad Portuaria de Tarragona; Josep Pallarès, rector de la Universitat Rovira i Virgili; Ikram Chahin, cónsul de Marruecos en Tarragona, y Mohamed Kassid, responsable de Kassid Formación.

"Criterios académicos" con una empresa desconocida

Rabat ha convertido la universidad en un territorio estratégico. Un espacio de prestigio, producción de conocimiento y formación de élites jóvenes, altamente apetecible en un contexto marcado por el intento de consolidar internacionalmente la ocupación de la ex provincia número 53 de España, que medio siglo después del abandono español sigue siendo un territorio no autónomo pendiente de descolonización.

En la Universitat Rovira i Virgili, la cátedra se presenta como una iniciativa destinada a dotar de un marco institucional a líneas de investigación ya existentes sobre Marruecos. Según fuentes de la propia universidad consultadas por El Independiente, que niegan que exista injerencia en el programa, el proyecto responde a criterios estrictamente académicos y excluye de forma expresa cualquier posicionamiento político.

No se van a abordar cuestiones políticas ni el Sáhara Occidental, deslizan las citadas fuentes. El objetivo es “científico, patrimonial y cultural”, aseguran desde la URV. A diferencia de su predecesora en Córdoba, la financiación -subrayan- no procede directamente del Estado marroquí, sino del Puerto de Tarragona y de una empresa privada de formación creada recientemente, Kassid Formación. Especialmente significativa es esta empresa. Fue creada en abril del año pasado y se trata de una academia radicada en Huelva, a 1.000 kilómetros de Tarragona.

Imagen de la sede de Kassid Formación en San Juan del Puerto (Huelva). | Google Maps

Aparece registrada el 17 de abril de 2024 en el Boletín Oficial del Registro Mercantil y no constan aún balances ni datos sobre el número de empleados. Tiene su sede en el número 65 de la calle Doctor Fleming de San Juan del Puerto, un pequeño pueblo onubense de 6.800 habitantes. Fue constituida con un capital de 3.000 euros y figura como administrador único Mohamed Kassid, un empresario de origen marroquí que estuvo presente esta semana en la firma del acuerdo de creación de la cátedra junto a la cónsul de Marruecos en Tarragona Ikram Chahin. En sus redes sociales, la academia incluye un vídeo promocional de la televisión pública marroquí, fotografías de su fundador y de jornaleros marroquíes en Huelva. El local lo preside una fotografía del rey Mohamed VI con Felipe VI.

Mohamed Kassid, el empresario

Fuentes de la universidad catalana admiten que “no conocen mucho” a Kassid ni su actividad económica. “Nos comentaron que tenía academias. Lo que nos interesaba es que aportara financiación. Ojalá que podamos tener otros socios en el futuro”, se limitan a decir sobre este asunto. El dueño de la academia carece de historial empresarial en España. Según ha podido saber este diario, la gestación del proyecto tuvo como adalid a Santiago J. Castellà Surribas, presidente del Puerto de Tarragona y dirigente del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC).

Santiago J. Castellà Surribas, presidente del Puerto de Tarragona, junto a la cónsul de Marruecos.

Defensor de las tesis marroquíes, Castellà presidió el mes pasado la conmemoración del aniversario de “la gloriosa Marcha Verde”, la operación orquestada por Hasan II en noviembre de 1975 para ocupar el Sáhara Occidental, la inauguración de una esposición sobre el “sur de Marruecos” en relación a los territorios del Sáhara bajo yugo de Rabat. Fuentes del puerto de Tarragona no respondieron a las peticiones de información de este diario.

Castellà Surribas es jurista y profesor de Derecho Internacional Público en la Universidad Rovira i Virgili (URV). Dice estar especializado en Derecho internacional, relaciones diplomáticas y cooperación transfronteriza. Es conocido por escribir artículos y libros sobre construcción de espacios jurídicos transfronterizos, ordenamiento jurídico internacional y derechos humanos. Un currículo que contrasta con su presencia en un acto que legitima una ocupación en contra del derecho internacional y con su apuesta por una cátedra con implicación directa del régimen de Mohamed VI.

"Es una estrategia clara de Marruecos"

Desde la universidad insisten en que la presencia del consulado marroquí en los órganos de seguimiento responde a razones operativas. Facilita el trabajo de investigación en Marruecos, sostienen las mismas fuentes, que rechazan cualquier tutela política sobre la cátedra y reivindican plena independencia académica. La exclusión explícita del Sáhara Occidental del ámbito de la cátedra no disipa, sin embargo, los recelos.

A juicio de Abdulah Arabi, representante del Frente Polisario en España, la cruzada marroquí en las universidades se encarna en la campaña activada por Rabat en los últimos años centrada "en la imposición de una narrativa que sustente sus pretensiones sobre el territorio del Sahara Occidental y la asimilación del territorio saharaui como propio". "Hemos visto como se han utilizado mapas contrarios al Derecho Internacional -y a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea- en diferentes formatos así como la financiación de cátedras o la promoción de misiones empresariales. En el caso de las universidades es realmente preocupante porque supone que un espacio de debate, de crecimiento académico y personal para la juventud del Estado español se vea con casi total seguridad inmerso en una iniciativa al servicio de la obstaculización del legítimo derecho del pueblo del Sahara Occidental a la autodeterminación e independencia", lamenta.

Y advierte: "Todas las instituciones educativas que las acojan deben tener en cuenta que no se trata de un proyecto con fines educativos sino políticos. No son espacios que permitan un debate profundo en torno a cualquier aspecto que concierna al Sahara Occidental sino plataformas con programas elaborados por las instituciones marroquíes".

Para Salka Mahfoud, secretaria general de la Liga de Estudiantes Saharauis en el Estado Español, no hay lugar a dudas. “Es una estrategia clara de Marruecos para blanquear la ocupación del Sáhara Occidental. Toda su política exterior gira exclusivamente en torno a eso”, apunta en declaraciones a El Independiente.

Mahfoud sostiene que “Rabat busca ahora el caballo que le faltaba: la opinión pública española, históricamente favorable a la autodeterminación saharaui”. “Las universidades son clave porque la población joven está cada vez más desinformada. Lo que quieren es normalizar la ocupación y hacer como si el Sáhara nunca hubiese existido”, agrega.

Desde el movimiento saharaui denuncian que Marruecos está replicando estructuras que durante años han utilizado asociaciones solidarias y grupos de investigación sobre el Sáhara en universidades españolas. “Ahora copian el modelo para vaciarlo de contenido y usarlo como escaparate”, denucnia Mahfoud. El objetivo, apunta, no sería tanto convencer como desactivar el conflicto: desplazar el foco político, diluir el debate y envolver la ocupación en discursos culturales o patrimoniales.

El debate no es nuevo en Europa. La creciente presencia de países autoritarios en universidades occidentales ha encendido las alarmas sobre la financiación opaca, la autocensura y la erosión de la libertad académica. En el caso marroquí, el contexto añade una capa adicional: un régimen señalado por organizaciones internacionales por la represión de periodistas, activistas y académicos críticos, y por utilizar sistemáticamente la cultura como herramienta diplomática.

Desde la Universitat Rovira i Virgili relativizan el riesgo y apelan a la tradición del intercambio académico. “Se colabora con investigadores, no con regímenes”, señalan fuentes universitarias, que defienden la cooperación científica como un espacio ajeno a la disputa política.

Mientras el debate se instala en los claustros, Marruecos avanza cátedra a cátedra, convenio a convenio. A veces tropieza. Otras logra consolidarse. Siempre con el mismo horizonte. “Esto no va de cooperación académica ni de estudios culturales”, concluye Salka Mahfoud. “Pero, por muchas cátedras que hagan, no creo que vayan a cosechar muchos frutos. Intentarán vender la ocupación del Sahara como un proceso de autonomía similar al de Cataluña”.