Cambio de papeles en el independentismo catalán. Tras semanas de protagonismo casi exclusivo de Carles Puigdemont en la puja independentista a cambio de la investidura de Pedro Sánchez, ERC le ha tomado el relevo este martes. En dos frentes. Desde el Congreso de los Diputados, donde Oriol Junqueras daba por descontada la amnistía a todos los involucrados en el 1-O. Y desde el Palau de la Generalitat, donde el Govern dejaba claro que no se da por satisfecho por la decisión del Consejo de Asuntos Generales de la UE sobre la oficialidad del catalán.

Con sus líderes en primera fila, Junts y Esquerra escenificaron la batalla en el seno del independentista que oculta la carrera por la investidura. Ambos partidos tienen la vista puesta en las próximas elecciones catalanas, con un Govern de Pere Aragonès sin mayoría parlamentaria.

JxCat ha visto en la negociación con el PSOE una oportunidad de recuperar la primera posición entre los independentistas, mientras Esquerra intenta recuperar el terreno perdido, que ellos achacan, precisamente, a las negociaciones con el PSOE. Por eso ahora se esfuerzan por recordar todo lo avanzado durante la pasada legislatura, al tiempo que elevan el listón de sus exigencias para no verse superados por Puigdemont.

Éxito del catalán

El mejor ejemplo de esta batalla se vio este martes en el modo en que cada partido celebró los avances del reconocimiento del catalán, la bandera más transversal del independentismo. Junts, que en su momento exigió catalán en Europa como precio para votar a Francina Armengol como presidenta del Congreso, tachaba de avance histórico la decisión del Consejo de Asuntos Generales de la UE.

ERC, que históricamente ha liderado la reivindicación del catalán en el Congreso, con las intervenciones de Joan Tardà en la memoria, señalaba que lo que hacía de este martes una fecha histórica era precisamente el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara baja. Todo ello se podría haber leído como un éxito para el PSOE si no fuera porque Esquerra acompañó sus felicitaciones de nuevas exigencias.

Lo hizo Junqueras, al asegurar que el acuerdo alcanzado con los socialistas para la Mesa del Congreso ya incluía una ley de amnistía, que los republicanos dan por descontada. "Todas las vías legales necesarias" para acabar con la judicialización "quiere decir todas" insistían desde Esquerra desde hace semanas, hasta ahora con escaso éxito.

La amnistía

Junqueras añadía este martes una nueva vuelta de tuerca al asegurar que el PSOE era consciente, y aceptó, esa connotación semántica al cerrar el pacto con ERC. Una presión sobre el PSOE que se mantendrá este miércoles, con la comparecencia prevista por Junqueras para "conmemorar" el 20S. Esto es, la operación policial con la que el 20 de septiembre de 2017 se intentó frenar la celebración del referéndum, que incluyó registros como el de la Consejería de Economía, en el que se produjeron los disturbios que provocaron la detención de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.

Desde ERC siempre se han referido a la frase final del comunicado pactado por ambos partidos como la puerta abierta a la amnistía. Ahora, insisten además en las otras dos condiciones impuestas en agosto: la apertura de la comisión de investigación sobre el caso Pegasus de espionaje a líderes independentistas, y la amnistía.

Lo reiteró este martes la portavoz de Esquera, Marta Vilalta, tras señalar el éxito que suponía el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso. "La primera condición" impuesta en agosto se ha cumplido, aseveró, ahora exigirán la comisión de investigación. Sin olvidar la revisión de la financiación autonómica, que el Govern volvió a situar este lunes en la diana con la publicación de las balanzas fiscales.