El Museo Egipcio de Barcelona ofrece cifras mareantes para justificar el interés del público: un millar de piezas distribuidas en 2.500 metros cuadrados y 14.000 documentos sobre el antiguo Egipto. Eso explica los más de 5,5 millones de personas que han visitado el museo en estos 30 años, o los 282.000 escolares que han disfrutado de su programa educativo. Pero lo realmente excepcional de Museo Egipcio de Barcelona, único en España, es la historia de su origen. Una historia de amor del hotelero Jordi Clos con la cultura de los faraones.

De niño quedó embrujado por el antiguo Egipto, ha explicado el propio Clos en múltiples entrevistas. Un embrujo que con los años le ha llevado a participar en numerosas expediciones; ha excavado tumbas y templos, ha estudiado, catalogado y restaurado maravillosos hallazgos desvelando sus misterios, y durante 50 años ha reunido una colección de arte egipcio que supera el millar de piezas. Ahora el museo que acoge esta colección cumple 30 años como uno de los más visitados de Barcelona.

Museo Egipcio de Barcelona.

El Museo Egipcio "es la concreción de un sueño personal" explica Clos, "una iniciativa que nace de la sociedad civil para toda la ciudadanía". Ahora quiere celebrar este 30 aniversario con una jornada de puertas abiertas. "Los barceloneses han hecho suyo el museo, y queremos que este proyecto siga muchos años". Una historia que empezó en 1992, cuando Clos inauguró el Hotel Claris con parte de su colección expuesta, y los barceloneses empezaron a hacer cola a las puertas del establecimiento para visitarla. Dos años después nacía el Museo Egipcio.

Del Claris a Osiris

Su fondo es monográfico del antiguo Egipto y permite dar a conocer al visitante una colección privada de primer orden en Europa. Formada por unas mil piezas, esta colección permite una aproximación a la vida y las costumbres de una de las civilizaciones de la antigua civilización egipcia.

"Al principio tenía las piezas en casa, mis hijos crecieron rodeados de arte egipcio y cuando venían sus amigos a casa, les explicaban historias de Egipto y del dios Osiris", ha relatado el hotelero. Cuando inauguró el Hotel Claris en Barcelona, dispuso parte de la colección –unas 70 piezas– en las vitrinas de la primera planta. Tuvo una gran acogida entre la prensa y el público en general.

Fue una sorpresa, reconoce, a menudo se formaban largas colas para visitar la exposición y el Ayuntamiento de Barcelona propuso a Clos "que estuviera siempre abierta". Para entonces, había conseguido reunir una importante colección y quería hacerla pública. Nace entonces el primer museo, en la Rambla de Cataluña, con unas 200 piezas.

Un primer emplazamiento que se quedó pequeño, y seis años después se trasladaba a su ubicación actual, en la calle Valencia, a unos metros del Hotel Claris donde todo empezó. 2.500 metros cuadrados que albergan la colección privada abierta al público más grande de Europa.

Los objetos están organizados en torno a distintas áreas temáticas: el faraón, la sociedad, la vida cotidiana, el universo religioso y los rituales funerarios. Destaca por su importancia el conjunto de la tumba de Iny. Además, el nuevo museo cuenta con departamento de investigación y restauración, una sala de exposiciones temporales y una biblioteca especializada en Egipto con más de cinco mil volúmenes. En ella pueden consultarse valiosos documentos como ediciones originales de Carter o bocetos de Champollion.

Autopsia de una momia

Entre las iniciativas de su departamento de investigación destaca la autopsia realizada en 2004. El equipo dirigido por el doctor Albert Isidro –cirujano y otro fanático de la egiptología– extrajo, con sumo cuidado, fragmentos de hueso, tejido muscular y cabello de la Dama de Kemet. Se trata del cuerpo embalsamado de una mujer de entre 17 y 20 años que vivió en el país del Nilo en época romana, hace 2.000 años.

La Dama de Kemet, con un retrato de El Fayum, está compuesta de vendas, estuco y madera y pertenece a la época romana (150-200 DC). De procedencia desconocida, esta momia ya fue sometida a un estudio bioarqueológico poco después de su adquisición en 1998 por el Museo Egipcio de Barcelona y, según Isidro, "ha sido seleccionada para esta pionera autopsia por su buen estado de conservación".