"Hay cosas que ocurren porque estás en el lugar equivocado o adecuado. Y hay otras cosas que están organizadas". Así de contundente se muestra Ignacio Stampa (Madrid, 1973), que esta semana está de tournée por medios de comunicación para promocionar su nuevo libro. A pesar de que siente cierto rubor al escribir de sí mismo --"una persona de 50 años yo creo que no tiene derecho a hacer una autobiografía y me ruborizaba un poco lo que se pudiera pensar"--, defiende que esta sobreexposición es la única forma de que su denuncia cale.

El Complot (La Esfera de los Libros) señala sin tapujos a la exfiscal general del Estado Dolores Delgado y su sucesor y actual jefe Álvaro García Ortiz por, según su versión, maniobrar para relevarle de la Fiscalía Anticorrupción y debilitar la investigación sobre las actividades del comisario José Manuel Villarejo.

Él explica que el interés de Delgado en apartarlo se debió a que tanto su nombre como el de su pareja el exjuez Baltasar Garzón aparecían en el procedimiento que se bautizó como 'Tándem', pero ¿y el del hoy fiscal general del Estado? "No lo sé, pero puedo decir que porque se lo pide su jefa y amiga de él. Y lo que ha ocurrido después es que García Ortiz fue nombrado fiscal general y en su discurso de toma de posesión dijo que era gracias a ella", cuenta en la redacción de El Independiente.

Nunca ha tenido la tentación de hablar con sus superiores y preguntarles directamente el porqué. "Un fiscal como yo ni tiene capacidad, ni confianza para pedirle explicación a un jefe de ese nivel. Sobre todo cuando lo que me han demostrado es que su interés es el de ir haciéndome daño siempre", dice. Para él "las maldades" de la exfiscal general no han terminado y por eso sigue pleiteando.

De hecho, denuncia que una circular interna que García Ortiz aprobó hace unos meses (la circular 2/2022 de la Fiscalía General del Estado sobre la actividad extraprocesal en el ámbito de la investigación penal) es una forma de "validar" las irregularidades que considera que se hicieron en su investigación. Él ha pedido hasta la saciedad todas las comunicaciones entre Delgado, García Ortiz y los dos fiscales que gestionaron su expediente y que pretendieron archivarlo hasta cuatro veces sin éxito. Quiso acreditar por escrito de quién vino la orden de que la causa siguiera viva justo cuando había que decidir si le renovaban o no en Anticorrupción. Y se ha encontrado con un muro.

Algunos fiscales, dice, llaman a la nueva circular "el blanqueamiento del caso Stampa". "Primero, en una investigación de trascendencia [la de un aforado como él, por ejemplo] no se puede adoptar ninguna decisión, cualquiera que sea, sin que antes lo autorice el fiscal general del Estado. Eso antes no existía. Ya no solamente le tiene que contar lo que pasa, sino que le tiene que pedir permiso. Es un intervencionismo absoluto", señala. "Y segundo, todas las comunicaciones, que van a ser constantes, se llevan de forma separada, paralela y en un expediente reservado y secreto. Por tanto, nunca se van a incorporar. Eso significa que quien dirige la investigación es una persona que no va a aparecer nunca. Eso es lo que me hicieron a mí y eso es lo que me siguen haciendo: ocultar las comunicaciones entre ellos", explica, queriendo hacer una advertencia a quienes sean investigados en un futuro.

Para él, que ha luchado en los tribunales para recabar las órdenes de Delgado y de García Ortiz en su expediente, la rúbrica del fiscal general en esa circular "es la norma para su propia amnistía".

El dictamen del jefe del Miniterio Público, por cierto, lleva fecha de su cumpleaños. Aunque reconoce que pueda parecer "friki", el libro juega mucho con las "coincidencias" en el calendario. Por ejemplo, que nació el mismo día que un coche bomba mató al expresidente del Gobierno Luis Carrero Blanco.

Entre bambalinas: Villarejo

La Fiscalía de Madrid investigó a Stampa durante meses por una supuesta revelación de secretos que terminó en nada. Vox lo acusaba de haber filtrado información a la abogada de Podemos, Marta Flor, en la investigación de 'Tándem'.

  • ¿Quién cree que estuvo detrás del invento de su affair con Marta Flor?
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A su juicio, que le encargaran el caso cuando era un novato en Anticorrupción tiene, de nuevo, poco de coincidencia. "Profesionalmente Moix [el exjefe de esa Fiscalía Especial] que es quien confía en mí, no me conoce. Moix lleva dos meses en la Fiscalía, yo soy el último en una Fiscalía tan poderosa como es Anticorrupción con todos los fiscales muy veteranos y cuando me lo asigna a mí, me sorprende muchísimo", dice.

Tardó poco en buscar compañero de faena y, aunque en el libro reconoce que Miguel Serrano no fue su primera opción, terminó siendo una persona clave en toda esta historia. "Nos apoyábamos mucho recíprocamente. Cada uno con sus cualidades y sus características personales. Quizás por eso congeniamos porque éramos muy distintos, muy complementarios".

Pero para rol relevante, el de los medios de comunicación. "Sin ellos no hay complot. Hacía falta que algún medio de comunicación hiciera explotar el bulo de que revelábamos información, pero con el imprescindible aderezo de relaciones íntimas". Stampa está dolido con aquellos que se tragaron la mercancía averiada y agradecido con los que "luego rectificaron" o nunca se creyeron "lo de esos chats". "Yo creo que la reflexión no solamente es desde el punto de vista jurídico, sino también desde el punto de vista periodístico", invita.

El ensayo reproduce un correo que Villarejo enseñó en el juicio en el que desde un mail del Centro Nacional de Inteligencia advierten al comisario de que lo van a dejar caer porque ha llegado muy lejos. ¿Qué papel jugó en el CNI en la investigación mientras estuvo usted? "No le puedo decir que intervino porque no puedo demostrarlo y no le puedo decir que no intervino porque no lo sé". Como también desconoce (y deja esa puerta abierta en su manuscrito) si todo se trató de una 'investigación vacuna' que pretendía ser una explosión controlada para dejar tocado al comisario, pero que terminó desmadrándose. "Los fiscales vamos abriendo y mirando y Luzón [el jefe de Anticorrupción] no va poniendo ninguna pega".

Su lado más íntimo

Stampa reconoce que ha tenido que ser generoso en los detalles personales del libro, "desde luego no por gusto". Lo ve como un "gesto de honestidad" para que el mensaje se entienda y se digiera. Así confiesa en El Complot que su madre compartía la gestión de una librería ubicada frente a la embajada de Estados Unidos por la que pasaban muchos juristas. "El cliente de mi madre y entonces teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Santos, me invitó a ir a esa Fiscalía a hacer prácticas. Allí hice un máster acelerado durante los meses de junio y julio de 2003". Santos defendería casi 20 años más tarde a la exsecretaria del PP Dolores de Cospedal, imputada precisamente por petición de Stampa y Serrano. Casualidad o no.

El fiscal detalla sus vivencias desde que se preparó las oposiciones, su paso por la Fiscalía de Lanzarote y su desembarco tras Anticorrupción en su puesto actual en la Fiscalía de Madrid donde asegura estar feliz de poder trabajar empleando la empatía y cerca de las víctimas. Sobre si tiene más aspiraciones: "Estar tranquilo. He llegado al máximo de mi carrera. Esa es mi ventaja, esa libertad".

Y sobre si se arrepiente de algo: "Me han dicho que era muy vehemente interrogando o muy cercano con todo el mundo. Era muy cercano pero muy paranoico, no me fiaba de nadie. Pero todavía nadie me ha dicho qué hice mal".

No tiene miedo a represalias. El libro lo están leyendo ya algunos jueces y compañeros de la carrera que le han pedido dedicatorias y otras personas muy especiales para su historia. "Un familiar que está leyendo el libro estos días y que me ha confesado que ha llorado, me ha dicho: 'No sabíamos lo que estabas pasando'", relata.