La solidaridad de vecinos, agentes, valencianos o jóvenes está siendo el verdadero motor del rescate en la tragedia de la DANA de Valencia. La asociación de Guardias Civiles solidarios es buen ejemplo de ello porque llevan sobre el terreno casi desde el primer día y ha ayudado a sacar tres cuerpos sin vida que la riada arrasó la noche del 29 de octubre. Los médicos forenses y juzgados trabajan a marcha forzada para poder reconocer a los fallecidos y entregarlos a sus familias. Los datos de este miércoles son peores que los del día anterior porque los desaparecidos han ascendido de 89 a 93, mientras que los cuerpos sin identificar descienden de 62 a 54.
Unos siete agentes voluntarios (venidos desde Granada, Las Palmas o La Rioja, entre otras provincias) llegaron a Valencia el pasado jueves, solo un día y medio después de la emergencia, y no han parado de trabajar en el lodo. En los últimos días han comprado bombas de agua para poder actuar de forma autónoma y su principal labor está siendo achicar la que sigue empantanada en los garajes o bajos que todavía están anegados. Una tarea fundamental para poder terminar de verificar los daños tanto económicos como personales.
"Llevamos mucha trayectoria, hemos viajado a Nepal, hemos estado en Dominicana.., pero yo no había visto algo así", comenta a este medio José Luis, uno de los guardias sobre el terreno. Los primeros días estuvieron trabajando mano a mano con los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS) del Instituto Armado para encontrar muertos. Sacaron agua de dos garajes de Paiporta, el municipio considerado epicentro de la tragedia, y allí había dos fallecidos. "Un cuerpo se había salido de un coche y el otro estaba en el fango", explica.
Eran dos estacionamientos privados. Encontraron, además, a una tercera persona en una cequia cerca de la Rambla del Poyo, una por las que corría más cantidad de agua la fatídica tarde. José Luis relata otro episodio que les ha conmovido estos días: "En Catarroja encontramos marcas de sangre en un árbol. Estaban las marcas en el árbol y en el puente, creemos que la persona se resbalaría y se cayó, y lo arrastró la corriente". Ese cuerpo no han conseguido saber dónde está. Los buzos de la Guardia Civil están registrando desde hace tres días la Albufera, la lengua de mar donde ha desembocado la lluvia, para encontrar restos de vida allí.
De momento, no han tenido éxito en esta zona del literal valenciano. Ayer la cifra de fallecidos en la Comunidad Valenciana no aumentó (211), pero sí lo hizo la de Castilla-La Mancha donde ya son cinco, y uno más en Andalucía, de acuerdo a las cifras facilitadas por el Ministerio del Interior.
"Está siendo un caos y sigue siendo un caos", cuenta el agente José Luis. El día de la charla, él ha estado trabajando en Paiporta y relata escenas de mucho estrés: "Yo acabo de estar con una madre, un hijo y un tío que se iban a liar a palos. Hemos tenido que intervenir. Está la tensión...", describe.
Todavía hay familiares que no han recuperado los cuerpos de sus seres queridos. El proceso no es corto, tal y como describe la catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Valencia Paz Lloria. "En principio cualquier muerte no natural tiene que pasar por autopsia", explica.
La muerte accidental o violenta siempre tiene que ser revisada por un juez, como indica la Ley de Enjuiciamiento Criminal en España. El artículo 535 de esta norma dice, además, que "las autopsias se harán en un local público que en cada pueblo o partido tendrá destinado la Administración para el objeto y para depósito de cadáveres. Podrá, sin embargo, el juez de instrucción, disponer, cuando lo considere conveniente, que la operación se practique en otro lugar o en el domicilio del difunto, si su familia lo pidiere, y esto no perjudicase al éxito del sumario".
La autopsia da la información clave sobre el motivo de la muerte que, en esta tragedia, varía entre sumisión (ahogamiento) o traumatismo por el viaje que la persona sufrió durante la inundiación. Cuando el médico forense deja por escrito el motivo de la muerte, el juez con el informe en la mano, certifica el fallecimiento y es entonces cuando se procede a la entrega a la familia.
Ocurre, sin embargo, que muchas de las infraestructuras judiciales de estos pueblos se han visto arrolladas por el agua y esto ha dilatado aún más los procesos. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) acordó este miércoles el nombramiento de tres jueces sustitutos para reforzar los juzgados de Torrent, Requena y Catarroja, tres de los partidos judiciales más afectados por la DANA.
El escollo de la identificación
La identificación estos días no está sencilla y varía en función del estado en el que se encuentren los restos humanos. "Los cadáveres están en una situación que no lo quieres saber", relata Lloria. Para registrarlos se suele acudir en primer lugar a las huellas dactilares, que es la forma más rápida; en segundo lugar a los dientes y, por último, al ADN.
"Existe un equipo que recoge objetos antemortem [antes de la muerte] y otro que postmortem [después de la muerte]. Se trata de hacer un cotejo de ambos equipios que dé una identidad segura. Por ejemplo, la complexión, si tenía alguna intervención quirúrgica, si tenía un tatuaje... todo eso ayuda", explica Joaquín Lucena especialista en Medicina Legal y Forense. Las huellas de las manos pueden sufrir cierto deterioro por la maceración con el agua, pero según este experto, hay procesos para hidratar de nuevo la piel con los que se podría comprobar de acuerdo a las fichas del DNI o a los antecedentes policiales de quién es el cuerpo.
El agua, además, puede ayudar en este caso. "Conserva el cadáver hasta cierto punto. El problema es que cuando sale del agua los procesos de putrefacción se aceleran", relata. Según Lucena ocho días tampoco es un periodo muy largo por lo que la identificación de los cuerpos que se encuentren los próximos días puede seguir realizándose sin aparentes problemas.
La Guardia Civil y la Policía Nacional han habilitado unas oficinas para contabilizar a los desaparecidos en la Comandancia de Valencia, pero ayer había valencianos que se quejaban de que es muy posible que las personas de los pueblos que tienen echan de menos a gente en sus casas y han perdido todo (incluido el coche) no puedan acercarse hasta ese punto. Por eso, los detalles del Centro de Integración de Datos (CID) que apuntan a 93 casos activos por denuncias de desaparición, cuatro más que el día anterior, son provisionales.
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