Ha tenido que escuchar muchas críticas a su modelo, pero lo cierto es que SpaceX está viviendo un 2017 de ensueño. Hasta ahora cada lanzamiento era escudriñado con dudas, más con las ganas de poder señalar un nuevo fracaso que de certificar un paso más en la complicada industria espacial.

Esta madrugada la compañía fundada y dirigida por Elon Musk ha conseguido lanzar con éxito su décimo cohete en lo que llevamos de año, una cifra muy alta si tenemos en cuenta que las agencias espaciales alcanzan con apuros los 12 lanzamientos en otros tantos meses.

Y este despegue no ha sido uno cualquiera. El satélite Intelsat 35e, que se encargará de la transmisión de vídeos y de banda ancha y cubrirá la zona del Caribe, África y buena parte de Europa, es el más pesado que jamás haya transportado uno de los cohetes Falcon 9 de SpaceX, con casi 6.000 kilos de peso.

El lanzamiento estaba planeado para el domingo, pero 10 segundos antes de realizarse se canceló y se decidió que los motores se pondrían en marcha en la madrugada del lunes al martes a eso de la una, hora peninsular, en España. Tampoco ese fue el momento adecuado, por lo que los ingenieros de Musk decidieron posponerla hasta esta madrugada, cuando todo ha salido a pedir de boca.

No volverá

Aunque la especialidad de SpaceX pasa por recuperar los cohetes que han sido lanzados al espacio para darles un nuevo uso y así ahorrar gastos, este Falcon 9 no volverá nunca a la tierra. El enorme peso del satélite y la distancia a la que tendrá que ser transportado, en la órbita geoestacionaria a unos 35.500 kilómetros del ecuador terrestre. No habrá gasolina suficiente para que regrese y puede recuperarse.

Puede que este Falcon 9 en concreto no regrese, pero de momento el porcentaje de vehículos recuperados es más que destacable. De los anteriores nueve lanzamientos, en hasta siete ocasiones ha sido posible aterrizar la astronave, ya sea en los drones en forma de balsa que hay en el océano o en la diferentes bases que tiene SpaceX en Cabo Cañaveral o en Texas. Eso supone un enorme éxito en términos económicos, por el fuerte ahorro que conlleva.

Esta será la tercera misión que los muchachos de Elon Musk pongan en marcha en tres semanas. El fin de semana pasado SpaceX consiguió todo un hito, con dos lanzamientos en apenas 49 horas.

En este caso el Falcon 9 será totalmente nuevo, pero desde la empresa aeroespacial ya han confirmado que al menos seis cohetes que ya han visitado el espacio volverán a ser utilizados en una misión antes de que finalice el año actual.

Este modelo de aeronave, la más utilizada por la compañía, no es el único transporte que ha estado en el espacio y ha vuelto a su base de lanzamiento. El lunes SpaceX consiguió recuperar una cápsula Dragon que había llevado materiales hasta la Estación Espacial Internacional y que había permanecido allí un mes, durante el cual los ocupantes de la base habían realizado la descarga de lo que había en su interior.

Un monstruo de 70 metros

El Falcon 9 es la joya de la corona de SpaceX, que ha invertido innumerables horas y muchísimos recursos en diseñarlo y conseguir que sea su vehículo franquicia. Se fabrica en una planta de producción de más de 16 kilómetros cuadrados que tiene la firma en la localidad texana de McGregor, al norte de Austin.

Cada cohete mide poco más de 70 metros de alto y pesa casi 550.000 kilos y su capacidad de transporte está alrededor de los 22.800 kilos, aunque depende de la altitud que sea necesario alcanzar. La compañía ha publicado en su página web las tarifas por cada lanzamiento, que rondan los 62 millones de dólares, casi 55 millones de euros.

SpaceX ha pasado de estar a un paso de la quiebra, antes de que la Nasa y sus multimillonarios contratos salieran al rescate, a dominar la batalla comercial por el espacio. Otro punto para Elon Musk.