El 20 de mayo de 2019 el kilo cambiará de definición. La próxima primavera la comunidad científica dejará de tomar como referencia un cilindro de platino e iridio conservado bajo tres campanas y otras tantas llaves. El cilindro del kilo exacto e inmutable. Sencillamente porque parece que el objeto por el que se calibraban todas las medidas de peso del mundo ha perdido unos 50 microgramos desde su fabricación en 1889. "Y ni siquiera podemos estar seguros de eso", asegura desde Francia a El Independiente la física Estefanía de Mirandés, miembro de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM, por sus siglas en francés) que se ha reunido hasta este viernesi para "cambiar el kilo".

En el día a día no cambia nada, en realidad, pero es un hecho histórico para la ciencia

"En el día a día no cambia nada, en realidad, pero es un hecho histórico para la ciencia", recuerda esta científica. La Conferencia de la BIPM aprobó hoy la mayor revisión del Sistema Internacional de Unidades (SI) desde su implantación generalizada en 1960, con la redefinición de cuatro de sus siete unidades y el abandono del patrón físico del kilogramo. Este patrón, conocido como Grand K, era el último bastión decimonónico para tomar como referencia un objeto que "realmente" podamos decir que pesa un kilo. Cada copia oficial del mismo –la española reside en un laboratorio protegido de Tres Cantos– debe dar exactamente el mismo pesaje. Pero el paso del tiempo ha hecho que ya no pesen lo mismo entre sí. O unas han ganado peso "o la Grand K lo ha perdido". No hay una explicación concluyente. Puede deberse al simple hecho de que estos objetos no están en el vacío y se pueden depositar partículas de vez en cuando en su superficie.

La resolución fue aprobada por unanimidad de los delegados de los 60 Estados Miembros de la BIMP con derecho a voto en la clausura este viernes de su 26 Conferencia General, tras tres jornadas de debate. Sólo hay unos países que no se rigen prioritariamente con el SI: Myanmar, Liberia y Estados Unidos.

Una constante para dominarlos a todos

En el día a día no habrá repercusión, pero tener una definición muy precisa de kilo –y por tanto, sus múltiplos y divisores– es fundamental en el campo microscópico y cuántico. De Mirandés no cree que la ciencia haya estado parada durante años a la espera de de este cambio, pero sí que facilitará las cosas a determinadas comunidades de especialistas. A partir de mayo, se tomará como referencia una constante "indirecta", cual es la de Plank, que se utiliza justamente en el terreno de la energía del electrón. Es una cifra invariable, como lo es la velocidad de la luz al vacío.

"Este congreso aparecerá en la historia como el mayor evento para la metrología porque marca una transformación radical en el sistema base para la ciencia y el intercambio económico global", afirmó durante la conferencia el presidente de la Academia de Ciencias de Francia, Sébastien Candel. Y no es para menos en lo estrictamente simbólico. Se acabó la definición tan autorreferencial que aparecía en los libros de texto: "Un kilogramo es la cantidad de masa equivalente a la que tiene el kilogramo prototipo del BIMP".

El kilo era el último superviviente definido por un objeto físico. El tiempo, desde mediados del siglo XX, se mide por pulsos de frecuencia muy definida e intalterables que emiten los isótopos de cesio. Lo que conocemos como relojes atómicos. El kilogramo original data de la época de la Revolución Francesa. Se conoció como grave y era lo que pesaba un cubo de 10 centímetros (o un litro) de agua destilada. El problema es que nadie en el día a día era capaz de mantenerlo a una temperatura y presión constante –el agua congelada pesa menos–. De ahí que se diera el salto, casi un siglo después, a la Grand K de platino que en unos meses quedará como recuerdo de museo.