La tecnología avanza. Lo hace a un ritmo constante, sin esperar a nada ni a nadie. La vemos en todos los sectores: consumo, agricultura, finanzas... También en el mundo de la abogacía y los seguros. Enrique Sanz Fernández-Lomana es testigo de ello. Preside desde julio de 2016 la Mutualidad de la Abogacía, una entidad sin ánimo de lucro que cubre las necesidades de previsión, ahorro e inversión de los profesionales del Derecho. Desde su posición, Sanz es consciente de los problemas que resienten el ejercicio de la abogacía en España, de cómo los pasos que han dado las Administraciones del Estado para modernizarla son "insuficientes" y de la importancia de aplicar la inteligencia artificial para dar una cobertura más personalizada a los mutualistas. ¿A qué retos se enfrenta la Justicia en España? ¿Cómo han cambiado los clientes con la irrupción de las nuevas tecnologías? ¿Son conscientes los jóvenes abogados de su previsión social? El presidente de la Mutualidad contesta para El Independiente a estas y otras cuestiones.

P.- ¿Cómo se encuentra en estos momentos el estado de la abogacía?

R.- En España hemos tardado mucho tiempo en regular el acceso a la profesión, pese a la constante reivindicación de la abogacía institucional, que durante muchos años demandó una formación específica para quienes querían ejercer como abogados. Ello generó un incremento desmesurado del número de abogados que tienen que compartir un volumen de trabajo insuficiente para mantener despachos bien dotados de medios humanos y materiales y organizados multidisciplinariamente. Tras la crisis la situación se ha agravado y la profesión está muy precarizada. 

La justicia española ha sido muy maltratada por los sucesivos gobiernos de la democracia

P.- ¿Cuándo podremos decir que la justicia española está modernizada? ¿Qué le hace falta? 

R.- La justicia ha sido muy maltratada por los sucesivos gobiernos de la democracia. Algunos pasos se han dado pero manifiestamente insuficientes. Estará modernizada cuando se implanten modelos de gestión más eficientes; cuando se acometa la transformación digital en profundidad; cuando se le dote de medios humanos y materiales suficientes; cuando se actualicen las normas procesales para agilizar los trámites y dar una respuesta más inmediata, cuando se invierta más en la formación de jueces y magistrados y se incremente la plantilla. En definitiva, es necesario una mayor dotación presupuestaria, pero también un mayor protagonismo de la justicia en la acción de Gobierno, sea cual sea su signo político. 

P.- ¿En qué momento decidió la Mutualidad poner en el foco a la inteligencia artificial?   

R.- La Mutualidad, en su reciente plan estratégico para el período 2018/2022, establece que tanto la tecnología como la innovación y la investigación continua serán ejes principales y trasversales que nos ayudarán a alcanzar nuestros objetivos marcados en el plan, y donde quiero destacar muy especialmente la decidida apuesta por la eficiencia operativa así como la continua mejora del servicio y propuesta de valor a nuestros mutualistas. Evidentemente la inteligencia artificial jugará un papel protagonista en este entorno.   

P.- ¿De qué manera puede ayudar la inteligencia artificial en el sector de los seguros y la abogacía?

R.- La inteligencia artificial es ya una realidad en el sector asegurador, pues esta es utilizada en diferentes procesos y formas de interactuar con los clientes, en la eficiencia de los procesos operativos y administrativos, detección del fraude, segmentación y evaluación del riesgo, motores de recomendación o marketing automático entre otros. En este nuevo entorno, la abogacía debe sin duda erigirse en garante de los derechos y valores de los clientes y ciudadanos ante el uso de la inteligencia artificial y los posibles sesgos conscientes o no que esta pudiera generar. Con este espíritu creamos en la Mutualidad hace unos meses el Comité de Ética para la Inteligencia Artificial, pionero en el sector asegurador y financiero europeo.

P.- ¿Ha cambiado en los últimos años, con la irrupción de las nuevas tecnologías, el perfil del cliente de la Mutualidad? 

R.- Evidentemente el perfil y las necesidades de nuestros mutualistas cambian en la misma medida en la que cambia su entorno, no sólo por la disrupción tecnológica y digital que vivimos, sino también por los cambios en la propia profesión de la abogacía, los desafíos socieconómicos o la mayor esperanza de vida de los ciudadanos. Ante estos retos, la Mutualidad pretende dar una propuesta de valor mucho más personalizada y adaptada a las diferentes realidades de nuestros mutualistas en forma de nuevos productos y servicios, y por supuesto a las nuevas formas de conectividad e interacción con ellos utilizando la tecnología y la inteligencia artificial entre otros. 

La abogacía debe sin duda erigirse en garante de los derechos y valores de los clientes y ciudadanos ante el uso de la inteligencia artificial y los posibles sesgos conscientes o no que esta pudiera generar

P.- La Mutualidad es una alternativa al RETA para los abogados que ejercen por cuenta propia. ¿Qué ventajas encontrará un abogado que se asocie a la Mutualidad?

R.- Los modelos de previsión sustentados exclusivamente en el sistema de reparto se han manifestado insuficientes y se ha evidenciado una crisis en la financiación del sistema. Todos los expertos se pronuncian en la necesidad de complementar el reparto con ahorro finalista, ya sea a través de planes de empresa o individuales. Pues bien, en la Mutualidad la previsión está sustentada en la capitalización individual, tanto la alternativa al RETA como la complementaria. Cada mutualista dispone de su cuenta de posición en la que se abonan tanto sus aportaciones como la rentabilidad obtenida. Trimestralmente informamos a nuestros mutualistas no sólo de su posición, sino de la pensión esperada, y esta importante política de información y transparencia somos los únicos que la hemos implantado. Por último, nuestro sistema posibilita que cada mutualista alternativo, partiendo de unos mínimos, pueda diseñar su previsión con gran versatilidad, a la medida de sus necesidades, pero también de sus posibilidades a lo largo de su periodo de vida activa. 

P.- ¿Están los jóvenes abogados concienciados con su previsión social? 

R.- Los abogados jóvenes, en esta cuestión, no son distintos del resto de los jóvenes, y hay que reconocer que ven muy lejos el momento de su jubilación, por lo que la previsión social no está entre sus preocupaciones actuales. Para ello estamos diseñando acciones dirigidas a potenciar la cultura del ahorro y la educación financiera, poniendo en valor la importancia del ahorro temprano, pues contribuye a asegurar su futuro con un menor esfuerzo. 

P.- ¿La Mutualidad ha mantenido su rentabilidad todos estos años. ¿Cuál es la base de su modelo de negocio? 

R.- Es cierto que mantenemos un ratio de rentabilidad superior a otras compañías del sector, pero también lo es que, como no puede ser de otra forma, nuestra rentabilidad se va atemperando a la realidad de nuestro entorno, con muy bajos tipos de interés, incluso negativos en el corto plazo. Nuestro modelo de negocio nos permite hacer inversiones a largo plazo, pues gran parte de nuestro ahorro corresponde a mutualistas que se jubilarán dentro de 30, 35 o 40 años, y por ello necesitamos inversiones que generen flujos de liquidez a dichos plazos. En el largo plazo conseguimos mayores cotas de rentabilidad. Además, tenemos una cartera de inversión integrada por inversiones actuales, a menor rentabilidad, pero también inversiones efectuadas en los 10 o 12 últimos años a rentabilidades superiores, cuando los tipos de interés estaban mas altos y las primas de riesgo permitían invertir a tipos absolutamente impensables en la actualidad. Finalmente, y muy relevante, nuestro ratio de gastos está en el 0,21% sobre el ahorro gestionado, cuando las compañías del sector cobran comisiones en el entorno del 1,5%. Esto también contribuye significativamente a conseguir mayor rentabilidad.