Los vectores son organismos vivos que pueden transmitir patógenos infecciosos entre personas, o de animales a personas. Hablamos de mosquitos, moscas, pulgas, piojos o garrapatas, que pueden pegarnos la malaria, el dengue, la leishmaniosis, la fiebre amarilla, el tifus, el virus del Zika o la fiebre del Nilo Occidental. Y todos sabemos lo problemáticas que pueden llegar a ser este grupo de enfermedades, que representan más del 17% de todas las de carácter infeccioso en el mundo. 

En España, por suerte, no suponen un problema grave. Pero en las poblaciones más pobres de las regiones tropicales y subtropicales pueden llegar a ser una bomba de relojería. Y esto es, precisamente, lo que históricamente ha sucedido en Cabo Verde, un archipiélago africano ubicado frente a las costa de Senegal, a unos 1.600 kilómetros de las Islas Canarias. Allí se ha puesto en marcha una solución, con sello español, con objetivo de minimizar los brotes de estas enfermedades: utilizar pintura insecticida para cubrir las casas de la zona.

"La pintura funciona mediante una tecnología de microencapsulación, patente de la empresa española Inesfly, de forma que el insecticida es liberado poco a poco haciendo que permanezca mucho tiempo activa, por lo menos un año o más. Y además, esto hace que sea menos nociva para el medio ambiente y para la salud. Por parte de los mosquitos, como la liberación del insecticida se hace poco a poco tarda más en aparecer una resistencia de estos organismos vectores", explica a El Independiente Lara Ferrero Gómez, investigadora española de la Universidad Jean Piaget de Cabo Verde.

Universidad Piaget de Cabo Verde

Según Ferrero esta pintura puede combatir todas las enfermedades transmitidas por mosquitos, chinches, garrapatas, pulgas y el resto de artrópodos vectores en Cabo Verde. Aunque en este proyecto, que se centró en los mosquitos de la fiebre amarilla, los caboverdianos trataron de encontrar un equilibrio entre proteger su salud y decorar su casas con una estética que fuera de su agrado. "La fabrica de Inesfly está en Valencia, y en Cabo Verde lo adaptó una empresa llamada SITA. Esta pintura se fabrica normalmente solo en color blanco, pero como la población no quería pintar las casas en este color, por estar habituados a otros, SITA la ofreció también en color gris y beige", detalla la investigadora.

Ferrero relata que, desde el siglo XVI, Cabo Verde tiene un amplio historial de problemas provocados por las arbovirosis (las enfermedades producidas por virus transmitidos por mosquitos). La más problemática ha sido la malaria, aunque precisamente este año el país ha conseguido recibir el certificado de eliminación de la malaria de la OMS, siendo el tercero de África en conseguirlo. No obstante, la experta asegura que allí la gente sigue siendo vulnerable.

"La fiebre amarilla y la filariosis ya hace décadas que no son un problema de salud, pero sí muchas enfermedades emergentes como el dengue. Cabo Verde ya sufrió su primera epidemia de dengue en 2009/10, con mas de 21.000 casos en una población de medio millón de habitantes. Después llegó el Zika, en 2015/16, con mas de 7.000 casos y 18 casos de microcefalia. Y actualmente estamos en la segunda epidemia de dengue", afirma Ferrero. "Aquí tenemos todas las condiciones para que puedan emerger o reemerger estas enfermedades, porque tenemos los vectores de las principales arbovirosis, así como el vector de la malaria, pudiendo esta ultima ser introducida a partir de los casos de malaria importados", añade.

A pesar de que los investigadores se enfrentan a ciertas limitaciones, como la necesidad de aplicar meticulosamente la pintura en dos capas para garantizar que no pierda su efectividad, se espera que el proyecto se extienda a más lugares en Praia, la capital de Cabo Verde (que es un punto crítico para las enfermedades transmitidas por vectores) y en el resto del país.

Un método eficaz

Para poner a prueba este método se pintaron 228 casas en dos barrios de Praia que son particularmente vulnerables a las enfermedades transmitidas por mosquitos. Esto se debe a un drenaje insuficiente, que provoca inundaciones en la temporada de lluvias, y a una mala gestión de las aguas residuales. Además, muchas residencias en Cabo Verde almacenan agua debido a un suministro insuficiente o interrumpido, y esto a menudo no es muy seguro.

Transcurridos uno, tres, seis y doce meses se realizaron bioensayos de conos de la OMS en dos casas seleccionadas al azar en cada vecindario. "Los bioensayos registran la mortalidad de los mosquitos Aedes aegypti después de exponerlos durante media hora a la pintura insecticida. Y esto nos permite evaluar directamente la efectividad de la pintura insecticida", explicó Ferrero.

Las tres mezclas de pintura insecticida provocaron la muerte total de los mosquitos un mes después de pintar las casas. Tres meses después de pintar, todas las formulaciones aún superaban el umbral de eficiencia de la OMS, que es del 80%. Al sexto mes, dos formulaciones cayeron por debajo de este umbral. La formulación de la pintura, sin embargo, también cumplió con los requisitos de la OMS en los meses seis y doce.

Durante todo ese tiempo los investigadores no registraron ningún efecto grave de la pintura sobre la salud de los residentes. Aunque algunos vecinos sí afirmaron sentir algunos efectos adversos como una irritación leve de los ojos o nariz (10%) y dolor de cabeza (4%).

Participación española

"La idea de usar las pinturas insecticidas en Cabo Verde para el control de vectores ya había sido propuesta por los colaboradores de la Universidad de La Laguna (Tenerife), y desde el GIDTPiaget lo hablábamos con ellos desde hacia tiempo. Por eso cuando conseguimos financiación en 2022 nos pusimos en marcha", explica Ferrero, que es bióloga por la Universidad de Sevilla, Doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Madrid y se dedica a la investigación desde el año 2.000, cuando acabó su doctorado.

La investigadora tiene una dilata experiencia internacional en estos temas: "Trabajé en varios países, siempre ligada a investigación en el área de salud. Primero en Alemania con bacterias que transmiten enfermedades, después en Brasil con Leishmania, luego en Italia con enfermedades raras en niños y tras aproximadamente ocho años fuera decidí volver a España en la crisis de 2008, al parque tecnológico de las islas Baleares. Allí intenté encontrar un trabajo relacionado con mi profesión, pero no lo conseguí y decidí buscar trabajo en universidades africanas en países de habla portuguesa".

Así llegó en 2010 a la Universidad Jean Piaget de Cabo Verde, donde junto con otros colegas creó el grupo de investigación GIDTPiaget, que explica que está "nacional e internacionalmente reconocido en el área de investigación de las enfermedades transmitidas por vectores". De esta manera, a través de su trabajo, intentan buscar evidencias que sirvan para mejorar la vida de los caboverdianos.

Lo cierto es que esta investigación en particular está impregnada a la médula de participación española. "El estudio ha sido financiado por un fondo del gobierno de Canarias, y el investigador principal a nivel internacional es el doctor Basilio Valladares, que es el presidente de la Fundación Canaria para el Control de las Enfermedades Tropicales. Y también participan en este proyecto la Universidad de La Laguna e Inesfly. Por parte de Cabo Verde han participado mi universidad, conmigo como coordinadora nacional del proyecto, el Instituto Nacional de Salud Pública y la empresa de pinturas nacional SITA", zanja Ferrero.