Uno de los conceptos claves que acuñó Charles Darwin en su libro El origen de las especies (1859) es el de la selección sexual. En concreto, el naturalista británico hablaba de que el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios de los animales tenía el objetivo de aumentar las opciones de encontrar pareja y reproducirse. Desde entonces se ha vinculado esta idea con el dimorfismo sexual que presentan algunas especies (es decir, con las diferencias físicas entre sexos). Y por eso hemos creído hasta el día de hoy que los machos, por regla general, tienen un tamaño corporal superior al de las hembras.

Sin embargo, un nuevo estudio publicado este martes en la revista científica Nature Communications pretende echar por tierra esa teoría. Y es que, contrariamente a la creencia común, asegura que los machos no son más grandes que las hembras en la mayoría de las especies de mamíferos. Los autores de la investigación sugieren que los sesgos en la literatura científica, que han existido durante más de un siglo, pueden haber llevado a esa idea errónea.

Los científicos compararon las masas corporales de machos y hembras de 429 especies en la naturaleza. Y descubrieron que, en la mayoría de los casos, los machos no eran más grandes que las hembras, y de hecho en muchas especies ambos sexos tenían el mismo tamaño. Por ejemplo, los lémures, los topos dorados, los caballos, las cebras y los tenrecs suelen tener tamaños similares.

Sin embargo, una proporción menor de especies sí mostró grandes diferencias de tamaño corporal entre sexos, como el elefante marino del norte (una especie en la que los machos son tres veces más grandes que las hembras) o el murciélago peninsular de nariz tubular (cuyas hembras son 1,4 veces más grandes que los machos).

"Nuestros análisis de poblaciones salvajes no aprovisionadas, que representan más de 400 especies, indican que aunque los machos tienden a ser más grandes que que las hembras cuando hay dimorfismo, los machos no son más grandes en la mayoría de las especies de mamíferos, lo que sugiere la necesidad de revisar otros supuestos en la investigación de la selección sexual", explicaron los autores.

Los científicos creen que el origen de la narrativa de que "el macho es más grande" puede deberse a los sesgos, que han dirigido las investigaciones hacia algunos animales en concreto y hacia la competencia masculina por encontrar pareja, centrándose en especies como primates o focas. Sin embargo, las especies de roedores y murciélagos constituyen una proporción mucho mayor dentro de los mamíferos, y presentan con menos frecuencia diferencias de tamaño corporal entre los sexos (de hecho, aproximadamente la mitad de los murciélagos tienen hembras más grandes).

Los autores señalan que sus hallazgos pueden cambiar a medida que se recopilen más datos sobre el tamaño del cuerpo de los mamíferos en el futuro, y recomiendan que se realicen más investigaciones sobre la biología femenina en todas las especies.

429 especies analizadas

"Nuestro conjunto de datos final incluía 429 especies con un tamaño mínimo de muestra de nueve para cada sexo. Alcanzamos al menos un 5% de representación cada orden de mamíferos excepto para el de Eulipotyphla (3,8%) - que es el que incluye a los erizos, los topos o las musarañas", expresaron los autores.

"Las estimaciones indican que el 38,7% de las especies de mamíferos son sexualmente monomórficas en masa corporal, mientras que el 45,1% de las especies son dimórficas masculinas y el 16,2% son dimórficas con tendencia femenina", añadieron.

"Nuestros resultados no apoyan la idea de que la mayoría de los mamíferos tienen machos más grandes que las hembras. Descubrimos que el monomorfismo sexual de tamaño era casi tan frecuente como el dimorfismo masculino (y potencialmente más frecuente si se utiliza la longitud corporal como medida de tamaño en lugar de la masa corporal)", zanjaron los investigadores.

Aún así, consideran que esta investigación "no puede ser la última palabra" sobre este tema. En primer lugar porque han dado prioridad a la calidad frente a la cantidad, y sus conclusiones se basan en datos que cubren sólo el 5% de las especies de mamíferos (aunque parecen estar alineadas con estudios anteriores). En segundo lugar, porque los mamíferos con una masa corporal muy elevada son difíciles de pesar y, cuando se presentan estos datos, suelen tener un tamaño de muestra bajo. Y en tercero porque la falta de información hace que sus cálculos sean probablemente subestimaciones.

Por último, recuerdan que la masa corporal varía según la condición corporal y no es una medida ideal del tamaño para muchos taxones. "Aun así, nuestros resultados preliminares refuerzan la idea de que puede haber llegado el momento de jubilar la narrativa de los que los machos son más grandes. Y esto abre una serie de preguntas interesantes para futuras investigaciones y para el avance de la teoría", concluyeron.