Medio Ambiente

Alerta Pesquera

La sardina ibérica en riesgo de colapso

Si se sigue pescando como hasta ahora, podría desaparecer su papel en la cadena trófica y dejar de ser rentable para la industria pesquera

Sardinas

En octubre de 2017 el Consejo Internacional para la Exploración del Mar, el CIEM (ICES, en inglés), recomendaba la paralización total de la pesca de la sardina ibérica, cuya captura se realiza en todo el arco atlántico que conecta Bilbao con Cádiz, atravesando la costa portuguesa. El motivo que alegaron fue que, de no parar inmediatamente, la biomasa de sardinas desaparecerá tanto en el ámbito biológico como en el pesquero.

El gobierno, lejos de hacer caso a las recomendaciones del ICES de establecer la cuota cero, elaboró un plan que fijaba la cuota pesquera en 14.600 toneladas para el año 2018. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, este Plan de Gestión cuenta con la conformidad de la Comisión Europea desde el 8 de marzo de este año. En él se incluyen medidas como "el establecimiento de vedas temporales para la recuperación de juveniles, moratorias, tallas mínimas, limitaciones de desembarques y refuerzo de controles", entre otras. Según el Ministerio, estas medidas y otras posibles que puedan entrar en vigor están encaminadas a conseguir la recuperación de la especie.

El pasado 13 de julio, el ICES volvió a reportar nuevos datos sobre el estado de las sardinas. La biomasa de sardinas ibéricas (biomasa es utilizado como término técnico para hacer referencia al peso total estimado de las poblaciones de peces) se ha recuperado un 10% respecto al año pasado; pese a ello, se encuentra entre los niveles más bajos desde que se contemplan registros, y vuelven a recomendar la paralización total de la pesca de la población ibérica.

No cabe la menor duda de la escasez de la sardina y de su situación de sobreexplotación

"No hay un riesgo de extinción, ni tan siquiera de desaparición geográfica. El riesgo es pesquero", aclara Fran Saborido-Rey, investigador del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo.

Explica que "es preciso reducir las capturas de forma drástica para permitir su recuperación y que pueda seguir siendo un recurso económico". También alerta del peligro que conlleva para el ecosistema marino "debido al papel fundamental que ocupa la sardina, como vínculo entre la producción primaria y los grandes predadores".

A pesar de las dificultades y de la complejidad que supone elaborar informes de este tipo, se muestra convencido: "No cabe la menor duda, absolutamente ninguna, de la escasez de la sardina y de su situación de sobreexplotación". También siembra un interrogante sobre otros factores que pueden incidir en el descenso de la biomasa de la sardina ibérica y que las investigaciones no han tenido en cuenta: "¿Cuál es el papel del cambio climático o de la variabilidad climática en todo esto?"

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Por ello, varios grupos ecologistas españoles y portugueses solicitaron el 17 de julio al gobierno la elaboración de un nuevo plan de recuperación de la sardina ibérica. Los grupos ecologistas, conscientes de la importancia que tiene esta especie para el sector de la pesca, consideran que la solución no pasa por cerrar la pesquería, sino por establecer un equilibrio entre la industria pesquera y la recuperación de la especie.

"No es la primera vez que se reclama esto", recuerda Eneko Aierbe, responsable de pesca de Ecologistas en Acción. "En noviembre del año pasado ya recomendaron cerrar la pesquería. Los gobiernos de España y Portugal no quisieron hacer caso. Hay muchas familias que dependen de la pesca, pero tampoco presentaron un plan", explica Eneko.

Además, consideran que el plan actual no cuenta con el aval del ICES, organismo que asesora a la Comisión Europea sobre capturas pesqueras. "El plan vigente no se ha podido testar por los científicos", señala Raúl García, responsable de pesquerías de WWF. "No es lo mismo capturar 14 adultos que pequeños. En apenas dos años tenemos que alcanzar el nivel de límite de biomasa establecido por la Comisión Europea para la recuperación de la especie, y con el sistema actual se calcula que se alcanzará en 15 años."

García considera que el plan actual no establece criterios claros para los pescadores. "No se establecen criterios de protección de juveniles. Los parámetros no se pueden testar", asegura el coordinador de pesquerías.

No opina igual Rocío Béjar, Secretaria General Adjunta de la Confederación Española de Pesca (CEPESCA): "En el Plan de Gestión hay una regla de explotación que establece el límite de capturas. Además, también establece la posibilidad de cerrar zonas para proteger a los juveniles." Béjar mantuvo el pasado 24 de julio una reunión con asociaciones de armadores, cofradías y representantes de las comunidades autónomas afectadas (País Vasco, Galicia y Andalucía). Fue convocada por la Secretaria General de Pesca. Tras ella, anticipa que "se prevé aumentar el número de zonas vetadas a la pesca de cara a mejorar la situación."

Hay algunas flotas que dependen exclusivamente de esta pesquería

Defiende que el sector de la pesca es el primer interesado en que el recurso (la sardina ibérica) esté en buen estado. "Hay algunas flotas que dependen exclusivamente de esta pesquería; y para otras, supone un importante valor económico", argumenta la Secretaria General Adjunta.

Béjar, tras la reunión, concluye que el problema con cifras, toneladas y cuotas de pesca está en las alteraciones que los métodos científicos han sufrido en los últimos años. "Ha habido un cambio en el modelo de evaluación que ha hecho que los resultados no sean buenos. Nos vemos sujetos a alteraciones en los informes de evaluación y los perjudicados somos nosotros."

El 1 de agosto, el Ministerio comunicó lo que ya adelantó durante la reunión del día 24 de julio: se permite la captura de otras 4.728 toneladas de sardina ibérica en los meses de agosto y septiembre. Noticia que ha sido celebrada por unos y lamentada por otros

En el año 2016, los hogares españoles consumieron 26.000 toneladas de sardina fresca por un valor de 111.000 millones de euros, y 11.000 toneladas en conservas por un valor de 88.000 millones.

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