El cielo está encapotado en Abegondo (La Coruña). Parte de la culpa la tienen las nubes, pero la otra es causa del humo de los incendios que están azotando Portugal en los últimos días. Aún así, es exactamente el tiempo que uno espera en el norte. Y parece que le sienta bien al lúpulo que Hijos de Rivera ha plantado en esa zona, que es el germen de su nueva marca de cerveza: Lupia. Es la tercera de la compañía (después de Estrella Galicia y 1906), pero es la primera que lanzan al mercado en los últimos 30 años.
"Nuestro fundador -José María Rivera Corral- fue el primero que trajo plantas de lúpulo a España. Pero en los años 70 se produjo un declive en Galicia que hizo que llegaran a desaparecer las plantaciones aquí. Por eso nosotros en 2004, en preparación para nuestro centenario como empresa, arrancamos el proyecto de recuperar el lúpulo en esta región", explicó José Luis Olmedo, responsable de I+D de esta iniciativa, llamada Cosecha de Galicia.
En la finca Borreiros de Abegondo hay cinco hectáreas cultivadas de lúpulo de la variedad Nugget, que es "el ojito derecho dentro de la compañía". Es uno de los pocos terrenos que aún no se ha cosechado, aunque no tardarán en hacerlo. Y lo cierto es que la planta luce impresionante. "Mide unos seis metros de altura, y crece unos 20 centímetros al día. No hay ninguna planta en la naturaleza que pueda ir a ese ritmo de desarrollo", detalla Olmedo.
La plantación de Nugget se organiza en calles, y requiere una infraestructura de maderas y alambres para que la planta trepe por ellos. En medio de cada calle se han plantado nabos, que cumplen tres funciones: controlar las malas hierbas para reducir la dependencia de herbicidas; formar un manto en el suelo que proteja a las plantas de lúpulo en caso de que caigan y, cuando se recogen y se trituran, también valen como abono verde.
Hace ya tiempo que en Hijos de Rivera vieron que con el Nugget les estaba yendo bien. Por eso decidieron experimentar. En el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, situado muy cerca de allí, comenzaron a hacer probaturas con otros tipos de lúpulo. Y la variedad Magnum fue una de las que mejor resultado dio. Además, tenerlo plantado en ese centro y bajo techo les ha permitido controlar las condiciones de humedad, temperatura y luminosidad de la planta, con lo que han logrado protegerla de las plagas que el cambio climático ha propagado por la zona, que en los últimos años han amenazado mucho a estos cultivos.
La nueva marca, Lupia, engloba en realidad dos cervezas distintas. Una de ellas está elaborada con Nugget, y la otra con Magnum. Luis Alvar, maestro cervecero de la empresa, explica las diferencias: "El Nugget aporta unas características más aromáticas, herbáceas y terrosas, y tiene un punto picante. Es un tipo de cerveza que históricamente se ha hecho mucho en la zona centroeuropea, como las clásicas cervezas checas. Nosotros hemos buscado hacer un mix de maltas, y el resultado es una cerveza de color dorado, 4,8% grados de alcohol y de amargor medio-alto, aunque de trago fácil. En cambio, el Magnum aporta toques más aromáticos, florales y afrutados, y un punto cítrico. Aunque tiene el mismo porcentaje de alcohol".
Edición limitada
La lata de Nugget se venderá en supermercados y también en establecimientos para hostelería. Pero la de Magnum solo estará disponible en los primeros. "Lupia es una una edición limitada. Cuando se acabe esta cosecha de lúpulo se acabará la cerveza, y si tiene éxito tendremos que cultivar más. El hándicap es que habrá gente que no la pueda probar este año, pero el objetivo del producto es otro. Y tener que esperar a la siguiente cosecha es parte de la magia", explicó Ignacio Rivera, presidente ejecutivo de Corporación Hijos de Rivera.
Desde la compañía calculan que las ventas de Lupia supondrán menos del 1% del total, y su producción apenas representará el 0,3% (se fabricarán más de un millón de litros). Aunque insisten en que la apuesta es volver a sus raíces y conectar con su tierra. "En el cultivo de Nugget utilizamos agricultura integral, que no es la convencional. No llega a ser ecológica, porque eso es una certificación, pero el objetivo es siempre dejar las fincas mejor de lo que nos las encontramos. Les damos los nutrientes justos a las plantas para que no dejen residuos, utilizamos productos biodegradables y también riego por goteo. Y la energía para bombear el agua la sacamos de paneles solares", resumió Olmedo.
Para él, el lúpulo sigue siendo el "oro verde". Pero desde Hijos de Rivera han detectado que el sector está frenándose. "La gente se está retrayendo a la hora de consumir. Hay más personas, pero están consumiendo menos. Cuando acabó la pandemia salimos a la calle todos desesperados, pero ese efecto se está reduciendo. Aunque este año ha sido increíble por el turismo en España, así que no se está notando tanto. Pero yo siempre digo lo mismo: la cerveza es la última en entrar a las crisis y la primera en salir, porque lo último y lo primero que hace la gente es tomarse una caña con amigos", zanjó el propio Rivera.
En cualquier caso, ellos ya están haciendo planes futuros. "Todo el lúpulo de Lupia va ser gallego inicialmente, aunque quizás en el futuro hagamos colaboraciones con otros puntos de la geografía. Pero de momento esto implica que tenemos que estar muy pendientes de la climatología, porque el volumen disponible de cerveza dependerá del volumen de la cosecha. Y luego vamos a seguir buscando variedades de lúpulo y nuevos estilos de cerveza que se adapten a ellos. La diversidad de condiciones climatológicas de Galicia nos permite trabajar con distintos tipos, así que podemos seguir creciendo", apuntó Alvar.
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