El Instituto Islandés de Historia Natural ha confirmado que las moscas encontradas en Kjós la semana pasada por el entomólogo Björn Hjaltason, son mosquitos Culiseta annulata. Se trata del primer caso confirmado de esta especie registrado en Islandia. Entre el 16 y el 18 de octubre, aparecieron tres moscas en una cinta utilizada para atraer mariposas en la granja Kiðafelli, en Kjós. Los ejemplares se enviaron al Instituto Islandés de Historia Natural para su análisis, y se reveló que eran dos hembras y un macho de la especie Culiseta annulata.
Se trata de una especie de mosquito de gran tamaño, ampliamente distribuido por toda Europa, incluyendo los países nórdicos y el Reino Unido. Se ha adaptado a un clima bastante frío, sobreviviendo al invierno como adulto y luego refugiándose en lugares como cobertizos y sótanos. La picadura de este mosquito no se considera peligrosa para los humanos, ya que no transmite ninguna infección conocida en estas zonas.
El entomólogo informó por primera vez del hallazgo en la página de Facebook Insectos en Islandia, después de detectar un insecto de aspecto inusual el pasado 16 de octubre. En declaraciones a medios islandeses Hjaltason afirma que inmediatamente sospechó de qué se trataba: "Me di cuenta de que era algo que nunca había visto”.
En su publicación de Facebook, Hjaltason escribió: “la última fortaleza ha caído”, ya que Islandia hasta ahora no se ha considerado uno de los países donde los mosquitos son nativos. La expresión de Hjaltason no es exagerada, el mosquito ha dominado la Tierra durante 190 millones de años y se calcula que ha matado a 52.000 millones de personas del total de 108.000 millones que han vivido durante la historia.
No se sabe cómo llegó hasta allí, pero es probable que fuera transportada por mercancías, ya que hay un puerto no muy lejos del lugar donde fue atrapado. El Instituto Islandés de Historia Natural cree que hay muchas posibilidades de que la especie pueda sobrevivir en las condiciones islandesas del invierno.
El descubrimiento del mosquito se suma al creciente número de nuevas especies de insectos que se han identificado en este país en los últimos años, en parte debido al calentamiento global y al aumento del transporte.
Una región afectada por el cambio climático
Los registros señalan que los veranos son cada vez más cálidos, y episodios extremos como olas de calor han llevado a máximos históricos, con récords de hasta 26,6 °C en mayo de 2025 en Egilsstaðir.
Estos incrementos térmicos repercuten especialmente en la velocidad de retroceso de los glaciares islandeses, que han perdido el 7 % de su volumen desde 1995 y están desapareciendo a un ritmo de decenas de metros cada año.
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