Desde que la princesa Leonor llegó a la Academia General de Zaragoza el público está expectante. Ocurrió con su primera salida a una conocida hamburguesería, y más tarde con el encuentro con amigas en una cervecería. El público desea conocer algo más de la heredera, saber cómo es en el ámbito privado, cómo se lo pasa bien. Además, existe cierto deseo de comprobar si seguirá los pasos de su padre, el rey Felipe, o de su abuelo, el rey Juan Carlos. Incluso los hay que desean que se siga los pasos de su primo Froilán, a quien los escándalos parecían perseguir en sus andanzas por la noche madrileña.

Todos los ojos están puestos en Leonor, quien, como asegura el periodista David López Canales, no puede cometer errores. Sin embargo, con 18 años recién cumplidos se espera también que se muestre natural y espontánea, que se mezcle entre la gente y se comporte como alguien normal. Por desgracia, desde que el rey Felipe o Juan Carlos estuvieron en la Academia Militar de Zaragoza han cambiado las cosas: ahora todo el mundo tiene un móvil en la mano.

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De la supuesta fiesta de Leonor en el bar Parros de Zaragoza ha salido un vídeo. Unas imágenes que podrían mostrar a cualquier chica rubia, pero según los testigos se trata de la princesa de Asturias. Aparece con una camiseta blanca de tirantes, gafas de sol y el pelo largo recogido en una coleta. Algunos tuiteros aseguran haberla visto con un auténtico lookazo, e incluso aseguraban que los responsables de su seguridad pedían a la gente que guardara el móvil en su presencia.

Las historias de Felipe en la Academia

Todo el mundo está pendiente de lo que pueda dar de sí la estancia de Leonor en Zaragoza más allá de su formación militar. Tanto de su padre como de su abuelo circulan multitud de historias de su tiempo en la Academia. En el caso del primero, en Zaragoza se recuerda mucho que, como es tan alto, cuando entraba en un bar todo el mundo se daba cuenta de quién era. Se iba de copas o de cena con sus amigos y según desvelaban varios hosteleros al Heraldo de Aragón hace unos meses, siempre era muy educado y amable.

En la Academia era conocido como "el Winston" porque era "largo y rubio" como el tabaco de la marca. Allí le trataban como uno más y se ganó grandes amigos. El propio Felipe desveló, cuando su hija comenzó la formación militar, que los primeros días fueron los más difíciles. Después hizo amistades que ha conservado toda la vida.

La princesa Leonor sigue los pasos de su padre durante la recepción de la Pascua Militar en el Palacio Real.
La princesa Leonor sigue los pasos de su padre durante la recepción de la Pascua Militar en el Palacio Real.

Felipe salía por la zona "pija" de la época, en bares de copas como el Tal y Cual o el Over, el pub Oh' de Beber, el Mami blue… todos ellos desaparecidos. También acudía a otros establecimientos que siguen existiendo como la Taberna Tío Jorge, el Gora o El Fuelle. Este último incluso guarda de recuerdo los cubiertos que utilizó el entonces príncipe en la esquina donde se sentó.

En una ocasión, según cuenta Jaime Peñafiel, fue arrestado en la Academia Militar por intentar escaparse y salir de fiesta en la conocida discoteca Pachá. La atención de las revistas del corazón era tal con cada una de sus salidas que se organizó un plan para transmitir una imagen de seriedad. El rey Juan Carlos pidió a Luis María Anson que le hiciera una entrevista, la primera que concedía.

Juan Carlos en una imagen de su etapa militar en Zaragoza.
Juan Carlos en una imagen de su etapa militar en Zaragoza.

El rey Juan Carlos y su paso por Zaragoza

Don Juan Carlos estuvo en Zaragoza entre 1955 y 1957, pero no fue una época fácil para él. "Fueron años de valiosas experiencias humanas compartidas", expresó el emérito en el 50 aniversario de su jura de bandera. Sobre sus fiestas por la ciudad hay menos información y más rumorología, pero se sabe que salía sin escolta por la ciudad.

De aquella época el propio Juan Carlos recuerda especialmente La Espiga de la calle de Zurita, La Nicanora y los cacahuetes de Casa Félix. Todos ellos cerrados a día de hoy. Pero no todos los recuerdos eran buenos. No solo sufrió la presión de ser un cadete de Familia Real en una república, con los comentarios de sus compañeros sobre su padre, también las novatadas. Le costó asentarse, pero terminó encontrando su sitio. Con amigos cadetes llegó incluso a ser arrestado en la Academia por escaparse a ver pasar la Vuelta Ciclista.