En los últimos días, la polémica ha sacudido al New York Times por un artículo en donde se cuestionaba la sexualidad de Taylor Swift (34). Aunque era una opinión, daba cabida a unos rumores que circulan por internet desde hace años y que la propia cantante ha negado. Una historia que habla de una supuesta estrategia de la intérprete de Cruel Summer para desvelar que era bisexual tras la publicación de su disco Lover y que nunca se materializó.

Pero el caso de Taylor Swift no es el único. La cultura pop y cierta tendencia a teorías de la conspiración dan pie a este tipo de especulaciones. Solo hace falta entrar a leer los comentarios en publicaciones de medios para descubrir que artistas internacionales como Harry Styles (29), Pedro Pascal (48) o Karlie Kloss (31) también ven su sexualidad cuestionada.

Isabel Pantoja en una foto de archivo
Isabel Pantoja en una foto de archivo

Pero también hay situaciones parecidas en España. Dependiendo de los círculos donde te muevas puedes oír conversaciones al respecto haciendo referencia a Isabel Pantoja (67), Raphael o incluso Miguel Ángel Silvestre. Y probablemente hay muchos más.

Queerbaiting o salir del armario

Es un debate curioso porque, por un lado, habla de la libertad sexual. Pero por otro, termina forzando a los artistas a salir del armario o desmentir las especulaciones. Y si lo niegan, se les acusa de queerbaiting, es decir, de mandar señales confusas al público para aprovecharse del mercado, aludiendo a cierto target del que no forman parte.

El público exige que, en el caso de que formen parte del colectivo, los artistas se conviertan en representantes activos, que vivan públicamente su sexualidad sin complejos ni vergüenza. Se pide a los cantantes y actores que se expongan a los comentarios o a las críticas. Que se enfrenten a la censura en situaciones como la del Festival de Cine de Gijón y el Ayuntamiento con VOX de la que habla Rodrigo Cuevas.

Pero muchos de estos artistas, los que finalmente sí salen del armario, expresan que la industria que les rodeaba les forzó o intimidó para que se quedaran en silencio. Es el caso de Cara Delevingne, Elliot Page, Colton Haynes, Kristen Stewart o Ellen DeGeneres. Particularmente, la actriz de Crepúsculo admite que fue su feminidad lo que le salvó en un Hollywood hostil para la gente queer.

Otros, como el protagonista de Heartstopper, Kit Connor, fue sometido a esta presión pública al considerar que estaba haciendo queerbaiting y se vio obligado a salir del armario. "No me gustan mucho las etiquetas ni cosas así. No siento la necesidad de etiquetarme y especialmente no de manera pública", desvelaba en 2022 después de haber dicho públicamente que era bisexual.

Tener "una barba" o "un pintalabios"

En cualquier noticia o vídeo de Harry Styles y su nueva novia, Taylor Russell, se encuentran comentarios que responden enfadados. Alegan que no son novios ni pueden serlo porque el cantante es, según ellos, gay. Así que esta chica es "una barba" más, es decir, su relación es falsa (dicen) para mantener las apariencias.

Que Harry Styles sea gay o bisexual es un rumor que le persigue desde la etapa de One Direction, cuando se le relacionaba con su compañero Louis Tomlinson. Tiene incluso alguna canción (Medicine)que solo interpreta en conciertos y no está en ningún disco que parece tener claras referencias a una relación homosexual.

Pero en 2022 Harry, lo dejó claro. En una entrevista aseguró que "todo el mundo", incluido él mismo, tiene su "propio camino para descubrir su sexualidad y estar más cómodo". Con lo cual ni afirmaba ni desmentía, pero sobre todo pedía su tiempo. Lo cierto es que solo se le conocen novias mujeres: desde Taylor Swift hasta Olivia Wilde, y más recientemente Emily Ratajkowski y su chica actual.

El hecho de que saliera con Taylor Swift, a quien también consideran en el armario, es para muchos el síntoma definitivo de que no quiere desvelar su supuesta sexualidad auténtica.

Algo parecido a lo que ocurre con Shawn Mendes. A pesar de que el artista de Stitches ha negado una y otra vez ser homosexual, el público insiste y consideran que la que fuera su novia, Camila Cabello, es a su vez lesbiana.

En este caso, si Camila Cabello tiene novio (como ocurrió con el empresario tecnológico Austin Kevitch), algunos fans claman que es "un pintalabios". Es decir, una manera de intentar cambiar la percepción pública sobre su sexualidad y hacer creer a todo el mundo que es, en efecto, heterosexual.

Una ansiedad generalizada

No es ningún secreto que la homofobia existe. Y aunque las cosas hayan mejorado en los últimos años, el colectivo LGTB supone que hay personas conocidas qu todavía están en el armario. Sobre todo en sectores difíciles como puede ser el fútbol masculino, donde deportistas como Héctor Bellerín o Borja Iglesias han sido cuestionados por su forma de vestir o pensar. Detalles como las uñas pintadas o llevar un bolso han sido suficientes para que cierto público les calificara como "maricones" a modo de insulto.

Cuando Isabel Pantoja actuó en plaza de España (Madrid), en el Orgullo de 2022, todo el mundo esperaba que saliera del armario. El anuncio del concierto de la tonadillera se había producido solo unos días después de que María del Monte dijera en las fiestas del colectivo en Sevilla que era "una persona más" de los que estaban allí reunidos. Tiene ahora 61 años, por lo que muchos lo interpretaron como un mensaje de "nunca es tarde".

La misma ansiedad generalizada se puede apreciar en cada una de las pistas que los fans de Taylor Swift observan. Ya sea en sus letras, sus canciones o sus apariciones. Las swifties siempre buscan mensajes ocultos sobre su ídolo, esa es la mecánica que la cantante ha establecido para relacionarse con ellos. Por lo tanto, aquellos que ven señales de su supuesta bisexualidad no van a dejar de verlas. Porque la cantante anima a buscarlas.

Da igual que ella lo niegue, que no se haya confirmado ninguna relación homosexual, que tenga coetáneas y compañeras de profesión como Miley Cyrus que sí hayan dado el paso. Aquellos que ven las señales seguirán viéndolas. Pero, en cualquier caso, lo que piden aquellos que sí salen del armario es, además de respeto, tiempo.