"¿Está entrando, está saliendo? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que no solo abre una puerta, también abre la escena". La frase, dicha por Felipe VI frente a una gran reproducción de Las Meninas desde el Palacio de la Zarzuela, podría pasar por una de esas fórmulas poéticas de guía de museo. Pero esta vez no había pasillos en penumbra, ni turistas con audioguías. El rey hablaba para Instagram como invitado especial del canal del Museo del Prado, que este martes celebró sus primeros mil directos en la red social.
Con más de 1,2 millones de seguidores y cerca de 87 millones de visualizaciones acumuladas, la iniciativa del Prado en Instagram se ha convertido en uno de los programas de divulgación artística más exitosos del mundo en español. Desde su lanzamiento permanente en noviembre de 2019, con motivo del bicentenario de la pinacoteca, han pasado por estos directos científicos, actores, músicos, sindicalistas, diseñadores, periodistas y, ahora, el jefe del Estado. Todos con una misión común: hablar de un cuadro.
El monarca ha elegido, cómo no, Las Meninas de Velázquez. "Es mucho más que un cuadro", dijo. "Velázquez nos mete de lleno en la escena y nos invita a pensar, a descifrar lo que está pasando en ese preciso momento. No nos da respuestas, nos deja muchas preguntas, y en esa libertad de interpretación está una de las grandezas de su obra", explica en el vídeo ante una gran pantalla donde se reproduce la obra y fragmentos de la misma según discurre la lección magistral de Felipe VI. La publicación, significativamente, aparece un día después de la presentación de la exposición Pinacoteca migrante en la Biblioteca Nacional, en la que se reinterpreta en clave decolonial la obra maestra de Velázquez.
Un cuadro de familia
La intervención, grabada en vídeo, marca el primer directo del rey en Instagram, aunque el formato –editado, sobrio, con una gran imagen del cuadro a sus espaldas– se aleja del tono espontáneo que sugiere la palabra. Lo que sí conserva es el espíritu de la serie: ofrecer una mirada personal sobre una obra emblemática del museo. Y Las Meninas lo es, con creces. Pintada en 1656, en el ocaso del Siglo de Oro, la escena retrata a la infanta Margarita, a sus damas de compañía, enanos, bufones y al propio Velázquez, que se incluye a sí mismo en el lienzo, pincel en mano, desafiando los límites entre la representación y la realidad.
Felipe VI recorre los personajes del cuadro con familiaridad. Habla de la infanta como el foco de la luz y de la composición –"brilla literalmente porque Velázquez la baña en luz y la convierte en protagonista"–, menciona a las meninas María Agustina de Sarmiento e Isabel de Velasco, y se detiene en Mari Bárbola y en el bufón Nicolás Pertusato, que parece molestar juguetonamente a un mastín. También apunta a las figuras en segundo plano, como la dama de compañía Marcela de Ulloa y su acompañante masculino –"un guardadamas"–, y al fondo, a José Nieto, aposentador de la reina, que asoma desde la puerta abierta y da pie a la interpretación del cuadro como una escena en movimiento.
No falta la mención a los reyes, Felipe IV y Mariana de Austria, visibles en un pequeño espejo al fondo. "Algunos estudiosos creen que están de pie, justo donde estamos nosotros, los espectadores", señala el monarca, subrayando la dimensión autorreflexiva de la pintura. El cuadro nos observa mientras lo observamos.
Fatiga de 'Las Meninas'
El rey también alude a una de las leyendas más repetidas: la cruz roja de la Orden de Santiago sobre el pecho del pintor, que no fue pintada originalmente y pudo ser añadida después, quizá por el propio Velázquez tras recibir el título de caballero. Y con un guiño al canon crítico, menciona el llamado "síndrome de la fatiga de Las Meninas", ese agotamiento que, según algunos, aqueja a quienes pasan años intentando descifrar los misterios del lienzo.
Lejos de ofrecer una lectura académica, Felipe VI opta por un tono divulgativo, sin solemnidad excesiva, pero con el respeto que cabe esperar del heredero de aquellos monarcas que posaron para el pintor. Su intervención recuerda a una de esas piezas enriquecidas de telediario, como las ya clásicas informaciones inmersivas de Carlos Franganillo, y concluye con un mensaje simple: "Gracias por acompañarnos. Os invitamos a seguir disfrutando y visitando los museos", dice el rey con dicción y ademanes impecables, seguramente perfeccionados gracias a la reina Letizia.
No es casual que El Prado haya elegido al rey para conmemorar su milésimo directo. Más allá del gesto institucional, hay aquí un símbolo de continuidad: el museo como espacio de representación nacional, el arte como espejo del poder. Y también una forma de rendir homenaje, desde el presente digital, a un pintor que fue maestro de la ambigüedad y precursor, aunque él no lo supiera, del juego de miradas que ahora se multiplica en pantallas. Velázquez pintó para los Austrias, pero Las Meninas sigue siendo, también, un retrato de quien la mira. Esta vez, el retratado fue el Rey.
Te puede interesar
Lo más visto
Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registrado