El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, se ha dirigido este lunes a la nación a las 22.10 de la noche hora local con el claro fin de restituir su dañado liderazgo: "La rebelión estaba abocada al fracaso...Cualquier chantaje e intento de organizar un motín interno acabará en derrota". Son sus primeras palabras desde que Rusia aplacara el motín liderado por el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin. O yo o el caos, es el mensaje de Putin, que se presenta como garante de la estabilidad en un momento de gran incertidumbre debido a la invasión rusa de Ucrania.

En apenas seis minutos, Putin ha agradecido a los rusos "su apoyo, patriotismo y solidaridad". Según Putin, "los organizadores de la rebelión intentaron dividir al país pero la sociedad aguantó unida". Sin mencionarla, está agitando el temor a la guerra civil. Sí que ha aludido a que los líderes del motín querían "sumergir a Rusia en un baño de sangre", así que tendrán que pagar por ello.

Putin ha añadido que "las organizaciones públicas, las confesiones religiosas, los principales partidos políticos, de hecho, toda la sociedad rusa, adoptaron una posición firme e inequívoca de apoyo al orden constitucional".

Los organizadores, ante la Justicia

Y diferencia entre los dirigentes del Grupo Wagner y la mayoría de sus soldados, a los que considera "patriotas". "Tomé medidas para evitar grandes derramamientos de sangre. Para ello necesité tiempo, también para dejar que quienes cometieron un error cambien de opinión y vean las consecuencias que esto acarreará", ha dicho el presidente ruso. El presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko, fue quien negoció con Prigozhin en nombre de Putin.

El líder ruso ha prometido a los mercenarios de Wagner que podrán incorporarse al Ejército ruso o bien establecerse en Bielorrusia, siempre que no hayan estado implicados en el levantamiento. No ha mencionado directamente al jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, pero ha dejado claro que los organizadores del motín serán "llevados ante la justicia", y ha calificado sus acciones de "actividad criminal dirigida a debilitar el país".

Poco antes, Prigozhin había asegurado en un audio de 11 minutos que no pretendía deponer al líder del Kremlin con lo que denominó Marcha por la Justicia. Su intención era mostrar su protesta por la intención del Ministerio de Defensa de disolver el Grupo Wagner, según su versión.

Prigozhin denunció el viernes que el Ministerio de Defensa había atacado a sus tropas, causando varias bajas. El oligarca ha dicho este lunes que, después de la orden de integrarse en el Ejército ruso el 1 de julio, se preparaban para hacerlo cuando fueron bombardeados. Habrían muerto 30 mercenarios. Es lo que le llevó a trasladar a sus hombres desde el este de Ucrania a la ciudad rusa de Rostov del Don y de ahí emprender camino a Moscú. No encontraron oposición para cruzar la frontera y tampoco en Rostov.

Detuvieron su marcha el sábado a última hora de la tarde. Prigozhin dijo que quería evitar un "baño de sangre" y obtuvo a cambio garantías de seguridad para él y sus hombres. Sin embargo, Putin no parece dispuesto a perdonar su traición.

Este discurso de Putin ha despertado las expectativas, debido a que el portavoz del Kremlin, Dmtri Peskov, había anunciado que el líder ruso iba a hacer unas declaraciones vitales para el futuro del país. A continuación, Putin se reunió con el ministro de Defensa, Serguei Shoigu, que estuvo previamente en el frente en Ucrania, y varios asesores. Al mismo tiempo se había anunciado que hablaría el presidente bielorruso pero finalmente se pospuso su alocución hasta el martes.