Vladimir Vladimirovich Putin recordará el día 24 de junio de 2023 como uno de los más aciagos de su vida política. Desde que llegó al poder en el año 2000 nunca antes se le había visto tan débil frente al desafío de una de sus criaturas, el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin. La furia de Prigozhin contra los generales rusos ha derivado este sábado en una rebelión que amenazaba con desestabilizar el Kremlin con una marcha de mercenarios hacia Moscú, abortada por la intervención del presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko, como mediador. Prigozhin ha aceptado refugiarse en Bielorrusia.

Ni siquiera este desenlace hará que se borre de nuestra memoria la imagen de un Putin desencajado que prometía castigar a los traidores, encabezados por quien ha sido uno de sus más fieles escuderos. El "divide y vencerás" que aplica Putin se ha vuelto en su contra. Y para mayor escarnio esta sublevación fallida tiene lugar en plena contraofensiva ucraniana. "Lo que ha pasado demuestra que nadie tiene el control en Moscú", decía el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, hábil siempre en la batalla por el relato.

"Todos recordamos cómo el jefe de Rusia amenazó al mundo en 2021. Tenía algunos ultimátums, intentaba mostrar una especie de fuerza… El año 2022 demostró que confundía - confundía sus ilusiones y las mentiras que le alimentaban con fuerza. En el Kremlin son capaces de recurrir a cualquier terror, capaces de recurrir a cualquier estupidez, pero no pueden proporcionar ni el uno por ciento del control necesario. Y ellos son el problema", ha escrito Zelenski en un tuit.

Durante meses Putin dejó que Prigozhin ridiculizara al ministro de Defensa, Serguei Shoigu, y al jefe del Estado Mayor, Valery Guerasimov. Los Wagner aportaban carne de cañón en una guerra en Ucrania que se prolonga ya 16 meses.

Pero desde hace días, Prigozhin había subido el tono de sus peroratas, sobre todo desde que el Ministerio de Defensa quisiera llevar el control de los mercenarios. El paso siguiente fue culpar a Shoigu de la invasión rusa en Ucrania por intereses personales. Prigozhin estaba deslizándose por un terreno pantanoso.

El siguiente capítulo de este enfrentamiento, en el que Putin no intervenía, pasó por la acusación lanzada por Prigozhin de que sus tropas habían sido bombardeadas... por soldados al servicio del Ministerio de Defensa. Fue la justificación para dirigirse desde el este de Ucrania, donde combate Wagner, hasta la ciudad rusa de Rostov del Don, y de ahí emprender la llamada Marcha por la Justicia hacia Moscú.

Todo un delirio. Prigozhin y el cofundador de Wagner, Dmtri Utkin, desafíaban al Ejército ruso y al Kremlin, y se proponían entrar en la capital rusa. En una insólita intervención en la televisión rusa, Putin acusaba a los cabecillas, sin nombrarlos, de traición, y aseguraba que recibirán los castigos más severos. Evocaba, curiosamente, los sucesos de 1917, la Revolución Rusa.

Putin se ve como un zar, amenazado de ser derrocado... Lo que ha sucedido daña muchísimo la imagen de Putin"

mira milosevich, real i. elcano

"Es curioso porque podemos deducir que Putin se ve como un zar, amenazado de ser derrocado. Y veía el movimiento de Prigozhin como una traición personal. Todo indica que si pierde la guerra, lo justificará también por una traición interna, como hizo el zar. Y si piensa así es porque Putin ve posible la derrota", afirma Mira Milosevich, investigadora principal en el Real Instituto Elcano. "Lo que ha sucedido daña muchísimo la imagen de Putin porque se le ha escapado de las manos alguien que él se ha inventado. Putin fomentaba la rivalidad entre Prigozhin y Shoigu y esto ha llegado demasiado lejos", añade Milosevich.

El mensaje de Putin en la televisión pública rusa, que apenas ha durado cinco minutos y 23 segundos, había sido grabado. Durante todo el día se ha especulado con su ubicación. Mientras el portavoz del Kremlin, aseguraba que estaban en Moscú, otras fuentes le situaban en su retiro de Valdai, rodeado de amigos y asesores muy cercanos.

En el curso del día, habló con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que le ofreció todo su apoyo. Erdogan no se olvida que Putin hizo lo mismo en el supuesto golpe del verano de 2016. Y también ha conversado con el presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko, a quien encomendó una mediación con Prigozhin que finalmente dio sus frutos.

Poco después de que el alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, reconociera que la situación era "difícil", debido al avance de los mercenarios sobre la capital rusa, Prigozhin daba la sorpresa con un inesperado giro de guion al anunciar que sus tropas emprendían la retirada "para evitar un baño de sangre".

En un audio, Prigozhin dijo: "Iban a desmantelar Wagner. Emprendimos el 23 de junio la Marcha de la Justicia. En un día, llegamos a 200 kilómetros de Moscú. Y no ha corrido una gota de sangre. Ahora es el momento en que puede haber derramamientos de sangre. Es por lo que, para evitarlo, vamos a dar la vuelta atrás hacia nuestro campamento según el plan".

La mediación de Lukashenko

El presidente bielorruso confirmó que había pasado el sábado negociando con Prigozhin en nombre del líder ruso, ya que los dos consideraban que "un baño de sangre en territorio ruso era inaceptable". Lukashenko conoce al jefe de Wagner desde hace dos décadas. Prigozhin ha obtenido garantías de seguridad para sus mercenarios. "Es un trato ventajoso y aceptable", dijo Lukashenko. El jefe de Wagner se traslada a Bielorrusia, según ha confirmado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Este sábado Prigozhin había amanecido en Rostov del Don, donde dijo controlar todas las instalaciones militares. De ahí unos 5.000 efectivos partieron hacia Moscú y pasaron por Voronezh. A 200 kilómetros de la capital emprendieron el regreso, según informó el propio Prigozhin.

A unos 100 kilómetros de Moscú, iban a encontrarse con puentes bloqueados y las carreteras estaban siendo destruidas. Moscú se había blindado y se había avisado a la población que no saliera. Incluso se había declarado el lunes como jornada no laborable debido a que estaba en curso "una operación antiterrorista".

Priogzhin contaba con el único apoyo de sus mercenarios. Su antiguo aliado, el líder checheno Ruslan Kadirov, se había puesto a disposición de Putin y estaba dispuesto a enfrentarse a los Wagner en Rostov del Don, donde parece que se había quedado Prigozhin, mientras su socio, Dmtri Utkin, iba hacia Moscú.

El jefe de Wagner ni tiene apoyo de la élite del Kremlin ni de la población, y sus tropas estaban en inferioridad numérica y de armamento. Era un avance suicida, pero una lucha fratricida en territorio ruso habría sido letal para Putin también.

Putin infravaloró a Prigozhin. Creía que era totalmente leal"

tatiana stanovaya, carnegie en wsj

"Putin infravaloró a Prigozhin. Creía que era totalmente dependiente y leal", dice en The Wall Street Journal Tatiana Stanovaya, del Carnegie Russia Eurasia Center. Y parece que el jefe de Wagner también creía que contaba con Putin en su pulso con la élite militar rusa.

Si esta relación ha saltado por los aires, como consecuencia del motin, tanto Putin como Prigozhin salen perdiendo. El líder ruso se apoyaba en el Grupo Wagner para evitar reclutamientos y poder librar batallas como la de Bajmut, que duró diez meses y provocó decenas de miles de bajas entre los mercenarios. Es el peor momento para tener menos apoyos en el campo de batalla, dado que Ucrania, armada por Estados Unidos y varios aliados, acaba de empezar su contraofensiva, con el objetivo de recuperar todos los territorios ocupados por Rusia.

En el plano político, un líder como Putin, cuyo poder se basa en su fortaleza, queda en entredicho. Ha quedado claro que tiene puntos débiles, fruto de sus errores. Su estrategia de sembrar la rivalidad entre sus acólitos se ha demostrado muy peligrosa.

Y, sobre todo, cada vez es más evidente que la guerra en Ucrania fue un error descomunal, que le tiene preso desde que el plan A de la invasión descarriló. Los ciudadanos de Moscú han visto este fin de semana cómo sus autoridades les instaban a meterse en casa y cancelar cualquier actividad pública por la "operación antiterrorista". Cuando no es un dron, es un aliado de Putin que pierde la cabeza y se coloca en contra de su antiguo señor. Para un líder que vive en la paranoia, llegan días de gran angustia. ¿De quién se fiará ahora? ¿Por dónde vendrá el próximo ataque?