En una alocución excepcional, el líder ruso, Vladimir Putin, ha reconocido que su Ejército hace frente a un golpe en plena guerra en Ucrania. "A lo que nos enfrentamos ahora es a la traición. Los intereses personales han llevado a la traición a nuestro país y a la causa por la que luchan nuestras fuerzas armadas", ha dicho el presidente ruso, y ha asegurado que "todos los traidores serán castigados". Han sido apenas cinco minutos y 23 segundos de discurso en la televisión pública.

El jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, se ha rebelado contra los generales rusos, después de acusarlos de bombardear a sus tropas. El alto mando ruso le ha acusado de instigar a la rebelión. Prigozhin ha asegurado que sus tropas controlan Rostov del Don y que se dirigen hacia Moscú, al tiempo que pide un encuentro con el ministro de Defensa, Serguei Shoigu, y con Valery Guerasimov. Es el mayor desafío al Kremlin desde que empezó la guerra en Ucrania hace 16 meses.

"Todos aquellos que siguieron el camino de la traición serán castigados y tendrán que rendir cuentas. Las fuerzas armadas han recibido las órdenes necesarias", ha señalado. "Aquellos que se han visto arrastrados a esto, les pido que pongan fin a sus acciones criminales", ha añadido.

En un mensaje de audio, el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, ha asegurado que sus hombres no son traidores, sino "patriotas", que no quieren que su país siga viviendo "en la corrupción, la mentira y la burocracia". Ha lamentado que Putin se haya inclinado por sus generales y ha asegurado que pronto habrá un nuevo presidente en Rusia.

Las intervenciones de Putin son excepcionales y solo se deja ver en la televisión pública en caso de gravísimas crisis, como el anuncio de lo que llama "operación militar especial" en Ucrania, hace 16 meses.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, había informado previamente que el presidente se había reunido con oficiales del ejército, el Ministerio del Interior, la Guardia Nacional y el Servicio Federal de Seguridad. Este sábado Putin ha conversado con el presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko, su aliado más fiel, al que ha puesto al día sobre la situación.

Putin ha adoptado el lenguaje del alto mando ruso al considerar como un "acto criminal" lo que ha hecho Prigozhin, aunque no le ha nombrado. Putin ha reconocido que Rostov está bloqueada y que el Ejército ruso trata de recuperar el control. Ha dicho que las Fuerzas Armadas rusas han recibido "las órdenes necesarias" para estabilizar la situación. "Haré todo lo posible para defender a mi país". Y ha sentenciado: "Rusia libra la lucha más dura por su futuro".