"¡La flota rusa cada vez es más pequeña! Gracias a los pilotos de la Fuerza Aérea y a todos los implicados en un trabajo de alta precisión". Son las palabras del comandante de la Fuerza Aérea ucraniana, Mikola Oleshchuk, en Telegram, tras anunciar la destrucción el buque de guerra Novocherkassk, estacionado en la ciudad portuaria de Feodosia, en Crimea. Pocas horas antes, el Ejército ruso aseguraba que controlaba la ciudad de Marinka, en Donetsk. Sería la primera victoria significativa del Kremlin desde hace seis meses. Kiev asegura que aún tiene tropas dentro de esta localidad.

El Ministerio de Defensa ruso ha reconocido a través de un comunicado que el buque de desembarco de Novocherkassk resultó "dañado" por misiles guiados ucranianos lanzados por aviones. Una persona murió en el ataque y otras dos resultaron heridas. Este buque de guerra ya fue alcanzado en abril de 2022.

El portavoz de la Fuerza Aérea ucraniana, Yuriy Ihnat, sostiene que será difícil que el Novocherkassk, que transportaba tanques y vehículos blindados, vuelva a estar operativo. "Podemos ver lo potente que fue la explosión, cómo fue la detonación. Después de eso, es muy difícil que un barco sobreviva, porque no se trataba de un cohete, sino de la detonación de municiones", dijo a Radio Free Europe. Ucrania habría utilizado misiles de crucero en el ataque, sin especificar de qué tipo. Reino Unido y Francia han suministrado a Kiev este tipo de misiles a Kiev.

Desde el Reino Unido, el secretario de Estado de Defensa, Grat Shapps, ha dicho que este golpe es la prueba de que la contraofensiva ucraniana sigue en marcha. Detalla cómo en cuatro meses los ucranianos han destruido el 20% de la Armada rusa.

Tras una serie de ataques ucranianos con misiles y drones, Moscú ha retirado gran parte de su flota del Mar Negro de su base principal en Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014. El ejército ucraniano dijo el lunes que había derribado también cinco aviones rusos en tres días, lo que sería una de las mayores pérdidas aéreas de Rusia desde que empezó la guerra. Y eso sin que Ucrania haya recibido de momento los prometidos F-16.

El ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, ha informado al líder ruso, Vladimir Putin sobre los daños sufridos por el buque Novocherkassk, según ha informado el Kremlin y cita la agencia Efe. De acuerdo con la versión del Kremlin, los daños se produjeron al repeler un ataque ucraniano con misiles guiados, lanzados desde aviones Su-24. Dos de estos aparatos ucranianos fueron destruidos, de acuerdo con Moscú.

El teniente general Oleschuk evocó el hundimiento del Moskva en abril de 2022 al referirse a este éxito en el Mar Negro. Otro gran buque de desembarco, el Saratov tuvo que ser hundido por su propia tripulación tras ser alcanzado por un misil ucraniano.

En un mensaje al país, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo el lunes: "Estas Navidades crean el ambiente adecuado para todo el próximo año. Cada piloto ruso ha de elegir si quiere seguir participando en esta guerra". Está fraguándose un reclutamiento de medio millón de efectivos ucranianos. Incluso se plantea llamar a varones que se encuentran fuera del país.

Marinka, en ruinas

Sin embargo, en el campo de batalla en el Donbás las noticias no son nada alentadoras para Ucrania. El ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, ha asegurado a Putin que las unidades rusas se han hecho con el control total de Marinka, situada a unos cinco kilómetros al suroeste de la ciudad de Donetsk. La ciudad tenía antes de la guerra unos 10.000 habitantes. La ciudad ha quedado reducida a ruinas.

"Nuestras unidades de asalto han liberado por completo Marinka", dijo Shoigu el lunes. Las autoridades ucranianas mantienen que aún hay combates. Desde la primavera, cuando cayó Bajmut en manos rusas tras diez meses de encarnizada lucha, Rusia no lograba una victoria tan relevante. Para Shoigu es la prueba evidente de que la contraofensiva ucraniana ha fracasado.

La batalla mediática va a intensificarse en 2024, especialmente con las elecciones presidenciales en marzo. Para Ucrania es vital dar señales de que la contraofensiva sigue en marcha para que la ayuda internacional no pierda fuelle.