Se han desarrollado durante semanas y existía la esperanza de poder cerrar un alto el fuego antes del inicio del mes sagrado musulmán de Ramadán, que arranca este próximo fin de semana. Pero los cálculos más pesimistas han acabado imponiéndose y las negociaciones entre israelíes y Hamás, con mediación de Egipto, Qatar y Estados Unidos, para conseguir un cese de las hostilidades a cambio de la liberación de los rehenes no han llegado a buen puerto, en mitad del agravamiento de la crisis humanitaria y la hambruna en Gaza.

"La delegación de Hamás ha abandonado hoy El Cairo para consultar con la dirección del movimiento, mientras continúan las negociaciones y los esfuerzos para detener la agresión, devolver a los desplazados y traer ayuda para el pueblo palestino", ha anunciado este jueves Hamás en su canal de Telegram. Los negociadores del grupo islamista palestino han dejado la capital egipcia sin haber logrado avances en las conversaciones para el alto el fuego, cuando la guerra entra en su sexto mes.

Las partes en liza siguen chocando en las demandas. Hamás insiste en que Israel debe comprometerse a un alto el fuego permanente durante o después de la puesta en libertad de los rehenes, pero Benjamin Netanyahu se niega. Insiste en que la guerra debe continuar y que el asalto a la ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto, debe producirse.

Desde febrero se han llevado a cabo conversaciones en París que habían suscitado esperanzas. Conforme al acuerdo propuesto, en virtud de una serie de fases, unos 40 del centenar rehenes que permanecen en Gaza serían liberados junto a presos palestinos en cárceles israelíes en el marco de una tregua que debería prolongarse durante seis semanas. Desde Washington se había deslizado que Tel Aviv había mostrado cierto apoyo a este calendario.

Dirigentes de Hamás, no obstante, denuncian que se ha producido un estancamiento de las conversaciones por la negativa de Netanyahu a que las tropas israelíes abandonen la Franja de Gaza. "No están respondiendo a las principales demandas no sólo de Hamás sino tampoco del pueblo palestino, que incluyen alcanzar un alto el fuego, permitir que los desplazados regresen al norte de Gaza a sus hogares, permitir que la ayuda humanitaria vaya libremente sin condiciones y la reconstrucción de Gaza tras la guerra", ha explicado a la televisión qatarí Al Yazira Husam Badran, miembro del buró político de Hamás.

Biden anuncia la construcción de un puerto temporal

Por su parte, Joe Biden va anunciar este jueves un plan para construir un puerto temporal a través del que enviar ayuda humanitaria a la población atrapada en Gaza. Lo hará en su discurso sobre el Estado de la Unión.

Fuentes estadounidenses insisten en que la operación no requerirá la presencia de tropas estadounidenses sobre el terreno, y que el personal estadounidense permanecerá en los barcos mientras entrega la ayuda, cuyo primer cargamento procederá de Chipre. El proceso se realizará en varias semana s en coordinación con el ejército israelí.

"Una guerra existencial", según Netanyahu

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha recalcado este jueves el carácter existencial que le otorga a la ofensiva bélica y ha asegurado que no se terminará sin la invasión de Rafah, el área más meridional del enclave con 1.4 millones de desplazados, informa Efe.

El Ejército "seguirá actuando contra todos los batallones de Hamás en toda la Franja, y eso incluye a Rafah, el último bastión de Hamás. Quien nos diga que no actuemos en Rafah nos está diciendo que perdamos la guerra, y eso no sucederá", ha explicado el mandatario en un discurso durante la ceremonia de graduación de cientos de cadetes. "Estamos luchando contra estos monstruos para asegurar nuestra existencia, mientras al mismo tiempo protegemos los valores más sagrados del mundo libre y de la sociedad humana en su conjunto", ha agregado Netanyahu.

En Gaza, unas 30.800 personas han perdido la vida en cinco meses, y otras 72.300 han sido heridas- más del 70 % de ellas mujeres y niños, según datos del Ministerio de Sanidad gazatí. Además, al menos una veintena de personas ya han muerto de desnutrición, y conseguir comida o agua potable es extremadamente difícil.