Según los últimos datos proporcionados por las autoridades rusas esta mañana, el ataque terrorista en la sala de conciertos Crocus City Hall, en las afueras de Moscú, ha provocado al menos 133 muertos, entre ellos tres niños, y 152 heridos, la mayoría de los cuales siguen hospitalizados, estando casi medio centenar de ellos en estado grave.

Desde primera hora de la mañana, los moscovitas están llevando flores al lugar del atentado, en la ciudad de Krasnogorsk, a unos 20 kilómetros del centro de Moscú. No obstante, según ha podido constatar la Agencia EFE, ya en la víspera apareció en el costado del edificio de la sala de conciertos un memorial espontáneo en el que los rusos depositaron ramos de flores rojas y claveles en memoria de las víctimas.

El atentado ha sido reivindicado por el Estado Islámico, en el que ha sido el mayor ataque terrorista sufrido por Rusia en las últimas dos décadas. El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó este sábado, en un discurso televisivo dirigido al país, que "todos los autores, organizadores y los que encargaron este crimen recibirán un merecido e irremediable castigo, sean quienes sean e independientemente de que los hayan enviado".

Hasta el momento, las fuerzas de seguridad han detenido a once personas vinculadas con el atentado, cuatro de las cuales participaron personalmente en la matanza, según las autoridades rusas.