Ante el peor de los escenarios imaginables. Por segundo día los camiones cargados de ayuda humanitaria se quedaron a las puertas de la Franja de Gaza. El asalto al cruce de Rafah, convertido en la nueva zona de guerra, mantuvo cerrado el tránsito de mercancías. “No ha entrado ni un litro de combustible ni del resto de ayuda”, se quejaron desde la ONU. Mientras tanto, en El Cairo las conversaciones indirectas entre Hamás e Israel para cerrar un alto el fuego no parecían avanzar, reconocieron a El Independiente contactos cercanos a las negociaciones.

El principal escollo a salvar es la negativa de Israel a la propuesta de alto el fuego en tres fases que Hamás terminó aceptando el pasado lunes. Fuentes al tanto del curso de los acontecimientos apuntan a este diario que el acuerdo era básicamente la propuesta israelí de abril, “con algunas modificaciones menores en la redacción”. La expectativas es que prosigan las conversaciones pero sin esperanzas ciertas de un acuerdo inminente.

La represalia israelí comenzó el mismo 7 de octubre de 2023, horas después del ataque de Hamás que dejó cerca de 1.200 muertos. El 13 de octubre, tras intensos bombardeos en toda Gaza y un asedio total que impide la entrada de alimentos, agua y combustible en la Franja, el ejército israelí comienza a ordenar a los residentes al norte de Wadi Gaza, incluida la ciudad de Gaza, que se trasladen hacia el sur. La ofensiva terrestre comienza a finales de octubre, con el objetivo declarado de erradicar a Hamás.

Más de 100 objetivos alcanzado desde el lunes

Sobre el terreno la situación continúa deteriorándose. El ejército israelí reconoció haber golpeado un centenar en el este de Rafah desde el inicio de la operación a medianoche del lunes. Los tanques israelíes tomaron el control del lado gazatí del paso fronterizo de Rafah a primera hora del martes interrumpiendo un suministro de ayuda que no ha sido restablecido. Hasta la fecha, Israel ha ordenado la evacuación de unas 400.000 personas desde el sector oriental hacia otras zonas donde reina el hacinamiento y la falta de servicios. “Hemos tenido que aplazar el desalojo porque mi marido me dice que no encuentra un lugar donde plantar la tienda de campaña”, relató angustiada a este diario una joven gazatí con un bebé de pocos meses.

Según cálculos de la UNRWA, una media de 200 personas han abandonado cada hora el enclave fronterizo desde el lunes con destino hacia Jan Yunis y el centro de Gaza. En total, 50.000 personas han sido ya desplazadas por el nuevo capítulo de la ofensiva. “No estamos recibiendo ninguna ayuda, el área de cruce tiene operaciones militares en curso y es una zona de guerra activa. Estamos escuchando bombardeos continuos en esta área durante todo el día. No ha entrado combustible ni ayuda en la Franja de Gaza y esto es desastroso para la respuesta humanitaria", deslizaron desde la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).

Las tropas israelíes avanzan por el norte de la Franja. A finales de noviembre Israel y Hamás logran un alto el fuego que se prolonga durante una semana. Será un espejismo en una contienda que va degradándose rápidamente. En enero la ONU califica Gaza de "inhabitable" y advierte del riesgo de hambruna. "No hay ningún lugar seguro donde la gente pueda refugiarse", agrega la institución.

Retorno al bloqueo total

“El paso fronterizo de Rafah, un punto de acceso humanitario vital, se ha cerrado completamente hasta nuevo aviso. Esto tendrá un impacto devastador, ya que la asistencia que llega a través de este cruce es un salvavidas para toda la Franja de Gaza”, alertó Aurelie Godard, responsable médica de Médicos Sin Fronteras en Gaza. “Tras siete meses de guerra, que ha obligado a 1,7 millones de personas a huir de sus hogares, la decisión de cerrar este paso agrava aún más las ya terribles condiciones de vida de las personas atrapadas en Gaza”. La ONG evacuó a su personal y los pacientes del hospital El Najar mientras que el hospital Europeo de Gaza ya no es accesible.

"Aunque por el momento MSF todavía trabaja en el hospital de campaña Indonesio de Rafah, donde apoya la prestación de atención postoperatoria, los equipos de la organización han empezado a dar de alta a los pacientes que cumplían con los criterios necesarios", agregó.

Al menos seis trabajadores humanitarios fueron disparados y resultaron heridos cuando trataban de aproximarse al cruce para recoger ayuda humanitaria. La misión fue abortada poco después. El segundo de los pasos en el sur de Gaza, el de Kerem Shalom, también permaneció cerrado. Desde la Organización Mundial de la Salud advirtieron que los hospitales de Gaza sólo disponen de combustible para funcionar durante los próximos dos o tres día. La ausencia de nuevos suministros obligó al organismo a suspender algunas de sus acciones en el norte de la Franja. A la desnutrición se suma ahora la amenaza del brote de enfermedades.

A finales de febrero la cifra de palestinos asesinados supera el umbral de los 30.000, en su mayoría mujeres y niños. En marzo Netanyahu anuncia su intención de llevar a cabo una invasión de Rafah, preferiblemente con el apoyo de Estados Unidos, pero añade: "Si tenemos que hacerlo, lo haremos solos". Washington asegura que un ataque terrestre de tal envergadura sería "un error".

Con la guerra iniciando su octavo mes, los civiles siguen pagando el precio más alto. La cifra de civiles asesinados desde el 7 de octubre se acerca a los 34.900 y la estimación es que hay alrededor de 10.000 cadáveres sobre los escombros. El 57 por ciento de los edificios de la Franja ha resultado dañados. La población volvió a verse enfrentada a un terrible “deja vu”, el del bloqueo total. El jefe de emergencias sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, Mike Ryan, negó que se tratara de “una ofensiva limitada” -como la ha denominado el ejército israelí- si no se deja entrar alimentos ni combustible, sin el cual "todo el sistema humanitario colapsa". El cierre del paso fronterizo también ha suspendido el traslado de pacientes hacia Egipto.

Washington suspende el envío de 3.500 bombas

Por primera vez desde el inicio de la contienda Estados Unidos reconoció haber congelado el envío de bombas aéreas a Israel. “Hemos sido muy claros desde el principio en que Israel no debía lanzar un ataque importante en Rafah sin tener en cuenta y proteger a los civiles que se encuentran en ese espacio de combate. Y, una vez más, según hemos evaluado la situación, hemos detenido un envío de municiones de alta carga", declaró el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, en una comparecencia ante el Senado.

A finales de abril, en el transcurso de una reunión con las familias de los soldados muertos durante la guerra, Netanyahu afirma que el ejército israelí "entrará en Rafah y eliminaremos allí a los batallones de Hamás, con o sin acuerdo, para lograr la victoria total". Según informaciones de Haaretz, durante la semana siguiente el primer ministro acelera la incursión a sabiendas de que Hamás está cerca de aceptar la propuesta de alto el fuego planteada por Tel Aviv en abril. El 7 de abril los tanques israelíes irrumpen y toman el control del paso fronterizo de Rafah, horas después de hacer pública la orden de desalojo para 100.000 residentes en el este del enclave palestino.

Washington confirmó la información adelantada por varios medios estadounidenses que detalló que el cargamento retenido está compuesto por 3.500 bombas: 1.800 bombas de 2.000 libras (907 kilos) de peso y 1.700 bombas de 500 libras (226 kilos).

A última hora de este miércoles el Gabinete de guerra israelí celebró una reunión, horas después del encuentro del jefe de la CIA William Burns con Benjamin Netanyahu en un nuevo intento de Washington de presionar a Israel para que acepte el alto el fuego. Las acciones del primer ministro están bajo creciente escrutinio. Según el diario israelí Haaretz, la reconstrucción de la última semana de Netanyahu “insinúa un motivo oculto para retrasar un acuerdo”. Funcionarios israelíes consultados por el rotativo aseguraron que el pasado jueves, cuando Hamás se hallaba cerca de aceptar la propuesta de tregua, Netanyahu empezó a preparar una operación militar en Rafah a pesar de la objeción del Gabinete de guerra.