Las guerras ya no van de trincheras. Los túneles, pasadizos y demás escenarios de batalla en los que salir victorioso puede marcar un punto de inflexión son cosas del pasado. Los conflictos armados se deciden con una de las armas más potentes y devastadoras del planeta: la inteligencia.
La información sobre el rival es determinante para alterar curso de una guerra, sea cuál sea el estado de ésta. El último ejemplo aparece con los cientos de buscas y walkie talkies que llevaban miembros de Hizbulá convertidos en elementos mortíferos. Por el momento son 37 los muertos y más de 2.900 los heridos, según el gobierno libanés.
Israel no ha reivindicado ni se ha pronunciado de forma alguna –algo habitual en el país– sobre los numerosos atentados, pero tanto el Líbano como Hizbulá y la comunidad internacional asumen que el gobierno de Benjamín Netanyahu está detrás del ataque. Un estallido de un elemento digital está lejos de ser un hecho noticioso, pero el modo en el que cientos de buscas y walkie talkies han saltado por los aires abre la caja de los truenos sobre el golpe de timón en el conflicto que libran Israel y Hizbulá.
De acuerdo con la información manejada por Al Jazeera, se han empleado buscas y walkies que contenían explosivos de alta potencia. Se habría insertado, manualmente, entre uno y tres gramos de material altamente explosivo en cada localizador sin que eso dañe su funcionalidad. Los buscas eran unos aparatos de última generación adquiridos por Hizbulá recientemente. Hacía dos meses Hizbulá había prohibido los móviles a sus miembros y los había sustituido por estos buscas.
Las claves de los 'buscas' de Hizbulá
La elección de los buscas y los walkies respondía a exigencias de seguridad. Estos aparatos permiten recibir mensajes a través de las ondas de radio sin necesidad de usar una red telefónica. Las señales de radio pueden acceder a cualquier punto geográfico, incluso en lugares recónditos. La principal diferencia con el móvil es a la potencia a la que radian, lo que les hace cubrir un área muy grande y tener señal en interiores con señales radio débiles. Además, estos instrumentos tan populares antes de la expansión de los móviles no están conectados a internet y resulta más complicado localizarlos y acceder a su red de comunicaciones para hackearlos.
Según Reuters, la Unidad 8200, una sección militar que no forma parte del Mossad israelí, estuvo involucrada en la etapa de desarrollo de la operación contra Hizbulá. Dando esta versión por buena, fuentes técnicas consultadas por este diario reducen las teorías de la especulación: los dispositivos fueron manipulados en origen, se les incorporó un detonador y explosivos y estallaron al recibir una señal concreta.
Precisión de cirujano
"Hay que descartar que han hackeado los buscas para que se caliente la batería y exploten. Las baterías no provocan los daños que se han visto. Lo más difícil no es accionar un detonador, sino colar la cantidad de material explosivo sin que se note ni altere el uso", explica el experto en telecomunicaciones.
Este ingeniero de telecomunicaciones especializado en cuestiones de Defensa apunta que una operación como esta "técnicamente es muy sencilla, lo difícil es la logística". El arte de la misión no es introducir un receptor electrónico conectado a un detonador para que cuando reciba una señal explote; "lo increíble es poder intervenir un lote así, seleccionarlo con precisión cirujana y que salga de fábrica manipulado sin que nadie se entere".
Según el científico, lo más lógico sería pensar que la inteligencia israelí ha tenido conocimiento del encargo de buscas a una empresa con base en Budapest que fabricaba un modelo hecho en Taiwan y que iba en dirección Líbano con destinatario Hizbulá. Otras fuentes dibujan un escenario en el que Israel estaría detrás de la compañía ficticia para fabricar los dispositivos. Los aparatos habrían manipulados antes de salir de fábrica. "Intervienen los buscas en la cadena de montaje, añaden explosivos y colocan un receptor electrónico que va conectado al detonador y listo. En términos de ingeniería muy fácil, en cuestión logística y de inteligencia muy complejo", indica la fuente.
Explosiones simultáneas en Líbano
Los especialistas con los que ha conversado El Independiente coinciden en que no se trata de un mecanismo que hace un contacto o prende una llama o similar. "Otra opción es que hayan tocado el código antes de entregarlos para que, cuando reciban la señal concreta se produzca esa saturación que eleve la temperatura y haga detonar los explosivos", comenta otra fuente.
La coreografía prácticamente perfecta que ha provocado explosiones simultáneas en varios puntos del Líbano elimina el azar de la ecuación: "Han sido episodios muy seleccionados, no es que hayan dejado el busca cargando, se ha calentado y ha explotado. Al ser algo orquestado en varios dispositivos y lugares diferentes viene a decir que, cuando se ha producido una comunicación se ha identificado un código para accionar el detonador".
"Es muy simple. El sobrecalentamiento de una batería de litio puede producir quemaduras pero no va a matar a nadie. Está claro que les han vendido unos 'cacharros' manipulados y los de Hizbulá tan contentos con sus buscas", concluye una fuente del sector de la telecomunicación.
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