Diane Foley ha pasado por una de las experiencias más dolorosas que puedan imaginarse. Primero sufrió meses de angustia por la desaparición de su hijo Jim, luego supo que estaba en manos de los sanguinarios terroristas del autoproclamado Estado Islámico en Siria (ISIS) y finalmente sus captores le decapitaron y difundieron la imagen. Este verano hizo diez años de la ejecución. Nunca recuperaron su cuerpo.
Jim Foley, reportero de guerra freelance, habría cumplido 51 años el 18 de octubre. Pero apenas superó los 40. A pesar de haber sufrido un secuestro de seis semanas en Libia, volvió sobre el terreno, a una Siria descuartizada por la guerra a varios bandos. Hace ahora 12 años, en noviembre de 2012, hablaron por última vez. Jim llamó a Diane, enfermera en la clínica donde trabaja su marido, John. "Todo está bien, mamá". Sería la última vez que escuchara su voz.
Unas semanas después John pasaba a formar parte del botín de los terroristas del ISIS. Como los periodistas españoles Javier Espinosa, Ricardo García Vilanova y Marc Marginedas, estuvo en manos de los llamados Beatles (eran yihadistas británicos con perfecto acento inglés). Entre ellos estaba Jihadi John (Momamed Emwazi), al que mató un dron en Siria en 2015. La historia de Jim Foley la narra su amigo de la infancia Brian Oakes en el documental The James Foley Story, estrenado en Sundance en 2016.
Choque con la Administración de Obama
Diane Foley se volcó en la búsqueda de su hijo Jim. Movió todos los hilos para que la Administración de Obama escuchara sus súplicas. Sin embargo, la política en ese momento era no negociar con terroristas, aunque la vida de los secuestrados corriera peligro. American Mother (Una madre americana en Etruscan Press, en inglés) es el libro de Diane Foley y el novelista Colum McCann narra su pulso con la Administración de Obama, con el Departamento de Estado y el FBI.
No logró que accedieran a tratar con los terroristas, ni siquiera podían hacerlo las familias a título personal, pero sí hizo posible el cambio. Solo hay que ver cómo la Administración Biden se ha involucrado en las negociaciones sobre los rehenes de Hamás. También relata cómo fue su encuentro con uno de los secuestradores de su hijo.
Conversamos vía zoom con Diane, fundadora de la Fundación Jim Foley, a propósito de su libro, que aún no tiene editorial en España. A ella le haría ilusión que la obra viera la luz en nuestro país, al que tiene mucho cariño. Desde el secuestro de su hijo, mantiene relación con varios de los que fueron sus compañeros de calvario, sobre todo con los españoles. Cuando fueron liberados, estuvo en España junto a su marido John.
A nuestro gobierno le sorprendió el grado de odio de los terroristas"
¿Le decepcionó Obama cuando vio que no iba a negociar para liberar a su hijo y otros americanos? "Me quedé conmocionada cuando me di cuenta de que los cuatro jóvenes americanos estaban desamparados. Me enfadé mucho con nuestro gobierno y estaba convencida de que nuestro país podía hacerlo mejor. Diría que también nuestro gobierno se sorprendió del grado de odio de los terroristas". Después supo que hubo un intento de rescate de Jim por parte de los Navy Seal, poco antes de que fuera decapitado, pero que fracasó por un fallo de inteligencia.
Un cambio radical: la Hostage Recovery Fusion Cell
Y por ello Diane se empeñó en hacer posible que hubiera cambios. "Lo único bueno de todo lo que pasó es que Obama finalmente se dio cuenta de que dejar a los chicos a su suerte no había estado bien así que ayudó a promover los cambios. Ahora hay un célula que se ocupa del tema de los rehenes y ayuda a familias como la nuestra", señala Diane, quien afirma que la Fundación Foley ha trabajado tanto con la Administración Trump como con la encabezada por Biden. "Es una cuestión que va más allá de los partidos".
La Hostage Recovery Fusion Cell se estableció en junio de 2015. Está integrada por profesionales del Departamento de Defensa, el Departamento de Estado, el Departamento de Justicia, el Departamento del Tesoro, el FBI y la comunidad de inteligencia, tiene por objeto mejorar la forma en que el Gobierno elabora planes de recuperación de rehenes, sigue la evolución de casos concretos, comparte información con las familias y proporciona información al Congreso y a los medios de comunicación. Su primer director fue Michael McGarrity, veterano del FBI con 18 años de experiencia. Ahora está al mando Rajiv Maan.
Durante la actual Administración, que está a punto de llegar a su fin tras las presidenciales del 5 de noviembre, 64 estadounidenses han sido liberados o rescatados. En la actualidad, al menos 46 ciudadanos estadounidenses permanecen secuestrados o detenidos injustamente en 16 países, con seis casos que duran más de 11 años. La duración media del cautiverio son cinco años.
Diane Foley está convencida de que EEUU no fue consciente del odio que profesaban los terroristas a los americanos secuestrados. "Estaba enfadada con nuestro gobierno como lo están ahora los israelíes con su gobierno por no dar prioridad a sus ciudadanos en manos de Hamás. La principal razón de un gobierno ha de ser proteger a su gente".
Además de Jim Foley, otros seis estadounidenses cautivos en el extranjero también fueron asesinados entre 2014 y 2015: los periodistas Steven Sotloff y Luke Somers, los cooperantes Peter Kassig y Kayla Mueller, el ex agente del FBI Robert Levinson y el empresario Warren Weinstein. Los rehenes del ISIS de la mayoría de los demás países, incluidos los españoles, fueron liberados, no mediante una operación militar, sino mediante la negociación.
Hemos de hacer todo lo posible para perseguir a los terroristas y que paguen por lo que han hecho"
¿Hasta qué punto se está ayudando a que los terroristas sigan asesinando al negociar con ellos y darles aquello que demandan, bien dinero, bien excarcelaciones de otros terroristas? "Es un argumento que hay que considerar, por supuesto. Yo creo, sin embargo, que el gobierno debe emplear todas los instrumentos a su alcance para proteger y traer a nuestros ciudadanos, porque muchos de ellos están secuestrados solo por ser ciudadanos americanos. Y también hemos de hacer uso de todo nuestro poder para perseguir a los terroristas y hacer que paguen por lo que han hecho. Han de ser juzgados. Es lo que hizo nuestro gobierno con el yihadista británico Alexanda Kotey, que está en prisión en EEUU".
Cara a cara con el terrorista
En 2021, Foley viajó a un juzgado a las afueras de Washington DC para reunirse con Alexanda Kotey, que fue capturado en Siria en 2018 y extraditado a Estados Unidos. Perdió la nacionalidad británica. Diane quería contarle quién era Jim. También escuchar a Kotey, porque es lo que le habría gustado a su hijo mayor. "A Jim le habría gustado escucharle", apunta. Y tenía la vaga esperanza de que le pudiera indicar dónde están los restos de Jim.
"Sé que ellos trataban a los rehenes como cosas, como si no fueran personas. Como madre, quería que supiera de Jim. Su hijo mayor, un chico de clase media criado en una familia con fuertes convicciones religiosas. A Jim siempre le preocuparon aquellos que no habían tenido su suerte.
Como estudiante en la Universidad Marquette de Milwaukee, fue voluntario con niños marginados y más tarde, en Chicago, también colaboró con organizaciones que ayudan a presos. Colaboró con una agencia llamada GlobalPost, que se volcó para conseguir su liberación. En enero de 2011 logró un puesto como reportero de la publicación militar Stars and Stripes, pero le despidieron dos meses después de que la policía militar en Kandahar le encontrara marihuana en la mochila.
Le ofrecieron un puesto en la mesa en GlobalPost en Boston, pero prefirió viajar a Libia a ser testigo de las primaveras árabes. Allí estuvo secuestrado seis semanas. Por ello, cuando decidió regresar a un escenario de alto riesgo como Siria su familia, especialmente su hermano Michael, se enfadó.
A Jim le habría interesado saber por qué sus captores se habían radicalizado"
Kotey se crió en Shepherd's Bush, al oeste de Londres, y se convirtió al islam en la veintena. En virtud de un acuerdo con la Fiscalía, aceptó encontrarse con la familia de sus víctimas. "Sentía que a Jim le habría interesado saber cómo sus captores se habían radicalizado. Sentía que Jim me había llevado hasta él, que me daba fuerza para no tener miedo y para escuchar", relata Diane.
"Me alegré de haberlo hecho porque fue un momento de gracia. Me sorprendió porque era más profundo de lo que había pensado. Es cierto que es diferente de otros que no se han declarado culpables. Kotey lo hizo y se ofreció a hablar con nosotros. Eso ya revela que es una persona abierta. Y para mi como madre también fue una experiencia enriquecedora porque vi al ser humano", señala esta madre americana, que irradia luz en cada gesto y serenidad en cada palabra. "Fue respetuoso y me pidió perdón por haberme hecho sufrir tanto". Hablaron tres veces.
Jim, ejemplo de coraje moral
Diane cuenta que Kotey le contó sobre sus ideas, y ella le aclaró que habían apresado a "no combatientes, personas indefensas", pero trató de minimizar su relación con Jim. Según han contado otros rehenes, Jim Foley recibió siempre el peor trato así que está claro que tenía que saber bien quién era. El coraje moral de Jim Foley ha sido motivo de admiración de sus compañeros de cautiverio.
No logró que Kotey le aclarara dónde están los restos de su hijo. "Para otras familias era más importante. Yo creo que cada alma es sagrada, no los huesos. De todas maneras, me habría gustado saber dónde están pero no quiso decirlo".
Gracias a otros rehenes liberados, supo que Jim quería que su familia supiera que estaba muy agradecido por lo mucho que habían hecho por él. "Sé que pensáis y rezáis por mí y estoy muy agradecido por ello". Les trasladaba cómo los recuerdos con su familia, un paseo con su padre, una excursión en bici con su madre, le habían llevado felicidad en los momentos más oscuros.
A Jim Foley su fe le dio paz. Diane ve su muerte al final "como una forma de liberación". Y sabe que no fue en vano. Muchos se han salvado después gracias al coraje de la familia Foley.
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