El cardenal protodiácono Dominique Mamberti, el más antiguo de los cardenales del orden de los diáconos, ha aparecido hacia las 19:15 horas de este jueves por el balcón central de la basílica de San Pedro, pronunciando las palabras más esperadas por las 50.000 almas congregadas en la Plaza de San Pedro:“Os anuncio una gran alegría: ya tenemos Papa. Es su eminencia y reverencia, el señor Robert, Cardenal de la Santa Iglesia Romana ,Prevost que se ha dado el nombre de (Nombre del nuevo pontífice)”.

De madre de origen español, Robert Francis Prevost, de 69 años, es oriundo de Chicago pero ha vivido la mayor parte de su vida en Perú, donde fue nacionalizado. Es el primer agustino y también estadounidense en convertirse en Papa. Se le considera muy cercano a Francisco. En sus primeras palabras, ha apostado "por el diálogo y el encuentro", en línea con el pontificado del argentino. "Trabajando siempre por buscar la paz", ha deslizado. "Si me permite un saludo a todos aquellos a mi querida diócesis de Chiclayo, donde un pueblo fiel ha compartido a su obispo y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesuscrito", ha indicado dirigiéndose en español.

Instantes más tarde, -y siguiendo la tradición- el nuevo Obispo de Roma se ha asomado por primera vez al balcón de la basílica y ha ofrecido su primer discurso, un breve saludo al mundo católico. El "urbi et orbi" a la multitud que ha llenado la plaza, ese gran abrazo enmarcado por columnatas colosales adornadas con 284 columnas dóricas y 88 pilastras. "Quisiera que este mensaje de paz llegue a todos. La paz esté con ustedes", ha declarado el ya Papa León XIV. "Ésta es la palabra de Francisco: una paz desarmante. Todavía mantenemos en los oídos esa voz del Papa Francisco que bendecía a Roma". El nuevo pontífice ha estado acompañado de los tres cardenales que presiden cada uno de los órdenes, el de obispos, el de presbíteros y el de diáconos. El acto ha estado rodeado de la música de la Guardia Suiza y los Carabinieri.

18:08: Fumata blanca

Alrededor de las 18.08 horas, la fumata blanca ha emergido por la chimenea procedente de la Capilla Sixtina anunciando que las votaciones han llegado a buen puerto. Poco después, han sonado las campanas en mitad de la alegría que ha estallado en la Plaza de San Pedro. Bajo un cielo soleado, de intenso azul. Los 133 cardenales confinados y aislados del exterior desde el miércoles han logrado elegir al sucesor de Francisco, el pontífice número 267 de la historia de la Iglesia católica.

Ha sido en la cuarta votación, el mismo número de sufragios que llevó al argentino Jorge Bergoglio a convertirse en Francisco. Desde 1900, cinco Papas han sido elegidos en el segundo día del cónclave: antes de él, lo fueron Pío XII, Juan Pablo I, Benedicto XVI y Francisco.

La fumata blanca -producida a partir de una combinación de clorato potásico, lactosa y colofonia- ha confirmado que un cardenal había obtenido la mayoría de los dos tercios necesaria para convertirse en el próximo Obispo de Roma. Según el protocolo, la fumata blanca también informa de que el nuevo pontífice ha aceptado ser elegido cuando se le ha preguntado y ha escogido su nombre pontificio.

El procedimiento

Sobre el papel, el cardenal decano el que debe preguntar al elegido: "¿Acepta su elección canónica como sumo pontífice?". Dado que el decano y el subdecano son demasiado mayores para asistir al cónclave en esta ocasión, ha sido el cardenal obispo de mayor edad quien ha realizado esta tarea.

Después, se le ha preguntado qué nombre desea que se le dé. El primer papa que cambió de nombre fue Juan II, en el año 533. Su nombre de pila, Mercurio, se consideraba inapropiado, ya que era el nombre de un dios pagano. Otro papa, en el año 983, tomó el nombre de Juan XIV porque su nombre de pila era Pedro. El respeto por el primer papa impidió que se llamara Pedro II. A finales del primer milenio, un par de papas no italianos cambiaron sus nombres por otros más fáciles de pronunciar para los romanos. La costumbre de cambiar de nombre se generalizó alrededor del 1009. El último papa que conservó su nombre fue Marcelo II, elegido en 1555.

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"Urbi et orbi"

A continuación, los cardenales se han acerado al nuevo papa y le han rendido homenaje y obediencia. Se ha rezado una oración de acción de gracias y el cardenal diácono más antiguo ha informado al pueblo reunido en la plaza de San Pedro de que se ha producido la elección con las palabras «Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam». Después, ha anunciado el nombre del nuevo papa, también en latín.

El futuro Papa ha pasado entonces a "la sala de lágrimas", la estancia donde se produce el inicio del proceso de proclamación. En la sacristía de la Capilla Sixtina se prepara una sala con los vestidos del nuevo pontífice de varias tallas. Se llama así porque es el lugar donde el papa electo desahoga la emoción.

Una vez comunicado el nombre, el Papa se ha dirigido a la multitud e impartido su primera bendición solemne "urbi et orbi", a la ciudad y al mundo. Tras el cónclave, se celebra la misa de inauguración en la plaza de San Pedro, si el tiempo lo permite. En el pasado, esto implicaba coronar al papa con la tiara papal, pero desde Juan Pablo I, se trata de la entrega del palio. Más tarde, el nuevo papa toma posesión de su catedral, San Juan de Letrán.