Se mantuvo cerrado durante los últimos doce años, después de que sorpresivamente Benedicto XVI renunciara al Papado. Su sucesor Francisco ni siquiera quiso instalarse en el amplio departamento papal sito en el Palacio Apostólico. Ahora la elección de León XIV desempolva las quinielas de la que muchos consideran una más que probable mudanza a las estancias que dejó vacías y huérfanas de uso el pontífice argentino.

El domingo, poco después del rezo del Regina Coeli en una abarrotada Plaza de San Pedro, el apartamento pontificio del Palacio Apostólico fue reabierto, con la presencia de León XIV. A la retirada del precinto acudieron varios miembros de la Curia vaticana, encabezados por el secretario de Estado en funciones, el cardenal Pietro Parolin. La puerta volvió a girar sobre sus goznes, doce años después de haber sido cerrada por última vez por el arzobispo Georg Gänswein.

"Esta mañana, al término del Regina Caeli desde la Logia de las Bendiciones, el Santo Padre León XIV, en presencia del Camerlengo de la Santa Sede, S. Em.za Card. Kevin Joseph Farrell, del Secretario de Estado, S. Em.za Card. Pietro Parolin, del Sustituto para los Asuntos Generales, S. E. Mons. Edgar Peña Parra, del Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, S.E. Mons. Paul Richard Gallagher, y del Regente de la Casa Pontificia, Mons. Leonardo Sapienza, ha reabierto el apartamento papal del Palacio Apostólico, retirando los sellos colocados en la tarde del 21 de abril de 2025, tras la muerte del papa Francisco", informaba la sala de prensa de la Santa Sede.

Un acto cargado de simbolismo

El acto, aparentemente administrativo, estuvo cargado de simbolismo. Desde el 28 de febrero de 2013, cuando Benedicto XVI se despidió de su pontificado para dirigirse al helicóptero que lo llevaba a Castel Gandolfo, el apartamento papal había quedado vacío. Francisco, en su primer gesto de ruptura, rechazó sus amplios salones y eligió residir en la Casa Santa Marta, un edificio modesto dentro del Vaticano concebido como hotel para cardenales en tiempos de cónclave. “Es una necesidad de estar entre la gente”, deslizaría él años después. Aquella decisión, tan sencilla como revolucionaria, marcó el tono de su pontificado.

Ahora, no obstante, con la elección de Robert Francis Prevost como sucesor, la curia observa con atención un posible cambio de estilo. No se trata sólo de mudanzas físicas. El Papa estadounidense aún no ha anunciado si residirá oficialmente en el apartamento pontificio, pero su reapertura ha disparado las especulaciones. “Es muy probable”, apunta un religioso agustino que le conoce desde hace décadas citado por el diario italiano Repubblica. “Le gusta la estructura, el orden, y sabe lo que implica habitar ese espacio”.

Memoria entre sus muros

El apartamento del tercer piso del Palacio Apostólico no es una simple residencia. Es un icono del poder papal. Un lugar de intimidad y gobierno desde donde los papas dormían, rezaban, trabajaban y se asomaban al mundo. Desde esa ventana, Juan Pablo II saludaba a la muchedumbre, incluso en los días de su agonía. La noche del 2 de abril de 2005, a las 21:37 horas, la luz que se encendió detrás del cristal fue interpretada como señal de la muerte del polaco.

El apartamento alberga una decena de habitaciones: el dormitorio papal, el despacho, una biblioteca de reuniones, una capilla privada, además de comedores y zonas de servicio. Mantiene, además, la suite medicalizada instalada durante los últimos años de Juan Pablo II, ahora envejecida pero aún reconocible. En 2013, tras la elección de Francisco, se iniciaron discretamente algunas obras de mantenimiento por si el nuevo pontífice decidía mudarse allí. La decisión de Bergoglio de no tomar posesión de los mismos las dejaron inconclusas. Ahora, la prensa italiana sugiere que deberán acometer renovaciones en el sistema eléctrico e hidráulico.

Del Sant’Uffizio al tercer piso

De momento, León XIV ha regresado al apartamento que ocupaba como cardenal en el antiguo edificio del Sant’Uffizio, a pocos pasos de la plaza de San Pedro. En estos primeros días, el nuevo pontífice ha sido visto caminando a pie hacia la Sala del Sínodo, saludando a sus vecinos, bajando sin escolta por el patio interior. A diferencia del hotel vaticano donde permaneció Francisco, el Sant’Uffizio no está adaptado para funciones pontificias.

Pista de tenis del Vaticano.

Entre la raqueta y el anillo

Entretanto, otro detalle ha despertado la curiosidad de la curia y los interesados en El Vaticano. León XIV es un aficionado confeso al tenis, tal y como contaba a El Independiente hace unos días los que fueran sus hermanos agustinos en un edificio de la orden que se encuentra también frente a la plaza de San Pedro. En 2023, cuando aún era cardenal, reconoció en una entrevista a los agustinos que echaba de menos la práctica deportiva desde que dejó Perú.

Ahora, con las llaves del Estado Vaticano en el bolsillo, también tiene acceso a una pista de tenis, un secreto a voces escondido junto a los Museos Vaticanos. En los años 70, la cancha acogió el “Torneo de la Amistad”, en el que se enfrentaban sacerdotes, cardenales y guardias suizos. Uno de los ganadores del campeonato fue Giovanni Battista Re, hoy decano del colegio cardenalicio, quien ofició el funeral de Francisco hace apenas semanas.

Pista de tenis del Vaticano. | William Bereza/Flickr

La habitación de Bergoglio

Queda una puerta aún por decidir de otra estancia: la habitación 201 de Santa Marta, donde Francisco vivió. Fue  precintada, como marca la normativa, tras su fallecimiento el pasado 21 de abril.  Cuando León XIV reciba el palio y el nuevo anillo de pescador el próximo 18 de mayo, comenzará oficialmente su pontificado. Y quizás para entonces ya habrá tomado una decisión definitiva sobre dónde vivir.