A las 9.00 de la mañana, con rigurosa puntualidad, el Papa León XIV se ha abierto paso entre la multitud reunida en la plaza de San Pedro a bordo del papamóvil y con el repique incesante de las campanas. Ha sido el inicio de la misa de inicio de pontificado que ha reunido en la Ciudad del Vaticano a decenas de miles de fieles y delegaciones de 156 países, con la presencia destacada de los presidentes ucraniano Volodimir Zelenski e israelí Isaac Herzog, con ambas guerras en primera línea informativa. En el caso de la Franja de Gaza, 78 palestinos han sido asesinados desde esta medianoche en una renovada ofensiva israelí.
"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo", han sido las palabras con las que ha arrancado la ceremonia, con los alrededores del Vaticano tomados por las fuerzas de seguridad.
"Un tiempo con demasiadas heridas por el odio"
En su homilía, León XIV he evitado mencionar explícitamente las guerras en curso en la Franja palestina de Gaza y Ucrania. Lo ha hecho, sin embargo, a punto de concluir la ceremonia cuando ha recordado "a los hermanos y hermanas que sufren a causa de la guerra". "En los niños, las familias, los ancianos sobrevivientes están reducidos al hambre", ha dicho. "La martirizada Ucrania espera finalmente negociaciones por una paz justa y duradera".
En su homilía, el pontífice ha censurado el presente violento de la humanidad. "En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres. Y nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!", ha declarado.
El pontífice ha reivindicado el presente como "la hora del amor" y la necesidad de "una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado". "La caridad de Dios, que nos hace hermanos entre nosotros, es el corazón del Evangelio. Con mi predecesor León XIII, hoy podemos preguntarnos: si esta caridad prevaleciera en el mundo, '¿no parece que acabaría por extinguirse bien pronto toda lucha allí donde ella entrara en vigor en la sociedad civil?'", ha manifestado.
Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano
"Con la luz y la fuerza del Espíritu Santo, construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad. Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros", ha pedido al concluir una homilía donde ha subrayado la contribución de la Iglesia "para construir un mundo nuevo donde reine la paz".
"Este es el espíritu misionero que debe animarnos, sin encerrarnos en nuestro pequeño grupo ni sentirnos superiores al mundo; estamos llamados a ofrecer el amor de Dios a todos, para que se realice esa unidad que no anula las diferencias, sino que valora la historia personal de cada uno y la cultura social y religiosa de cada pueblo". Sobre su inicio de pontificado, León XIV ha asegurado: "Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
Representante de 156 países
La Plaza de San Pedro ha acogido la misa de inicio de pontificado del papa León XIV, con la asistencia de alrededor 250.000 personas y representantes de 156 países. La ceremonia marca el comienzo oficial del ministerio de nuevo pontífice, el primero de nacionalidad estadounidense y peruana.
León XIV, hasta hace unas semanas el cardenal Robert Francis Prevost, accedió al trono de Pedro el pasado 8 de mayo. Este domingo recibe el palio y el anillo del pescador, los símbolos tradicionales del pontificado, en una liturgia celebrada en el exterior de la basílica vaticana.
A la ceremonia han acudido 200 cardenales, 750 arzobispos, 15 patriarcas y metropolitanos orientales, además de al menos 3.400 sacerdotes y diáconos. También han estado presentes delegaciones religiosas del judaísmo, el islam y otras confesiones.
En el ámbito político, las presencias más notorias han sido la presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acompañado por la primera dama, Olena Zelenska, y varios altos cargos de su gobierno. Desde Israel, ha acudido el presidente Herzog, quien en vísperas de la misa expresó su voluntad de abrir una nueva etapa en las relaciones con el Vaticano, en mitad de una guerra que se ha cobrado más de 60.000 vidas palestinas desde octubre de 2023.
En una entrevista con el diario italiano Avvenire, Herzog reconoció este sábado que sería "inútil esconder que hubo tensiones" durante el pontificado de Francisco. "La esperanza es siempre ver cambios. Estamos preparados para iniciar este nuevo capítulo en la historia de nuestras relaciones", declaró Herzog.
Su presencia en la ceremonia contrasta con la reducida representación estatal israelí en el funeral de Francisco, al que únicamente acudió su embajador ante la Santa Sede. La oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tardó tres días en expresar las condolencias por el fallecimiento del pontífice argentino. Un primer tuit fue borrado poco después de ser publicado.
El Papa Francisco criticó duramente la operación militar israelí que ha provocado el desplazamiento forzoso de 2 millones de gazatíes y el bloqueo de la ayuda humanitaria que ha llevado a las autoridades a decretar el estado de hambruna en el territorio. En su primer Regina Coeli el pasado domingo, León XIV musitó un "nunca más la guerra" y pidió a Israel que permita el acceso de ayuda humanitaria a Gaza.
Los reyes Felipe y Letizia han encabezado la delegación española mientras que Estados Unidos ha enviado a su vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio. También han estado presentes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola; y el canciller alemán, Friedrich Merz.
Desde América Latina han acudido a la cita el presidente colombiano, Gustavo Petro; el ecuatoriano, Daniel Noboa; el paraguayo, Santiago Peña; así como mandatarios o representantes de Francia, Canadá, Australia, Austria, Emiratos Árabes Unidos y Rusia, esta última con la ministra de Cultura, Olga Liubimova, al frente.
Así se desarrolla la ceremonia
La ceremonia arranca a las 10:00 hora local y ha estado precedida por un recorrido del pontífice en papamóvil desde la plaza Pia hasta el atrio de la basílica. Antes del inicio de la misa, León XIV ha descencido con los patriarcas orientales al sepulcro de San Pedro para un momento de oración. Durante la celebración, recibe los símbolos pontificios de manos de cardenales de los cinco continentes y saluda a doce representantes de la Iglesia, entre ellos un matrimonio y dos jóvenes, en un gesto de continuidad con el espíritu sinodal impulsado por su predecesor, el argentino Jorge Bergoglio.
Con esta misa se abre formalmente el pontificado de León XIV, que en sus primeros discursos ha insistido en la necesidad de una Iglesia más cercana, atenta a los desafíos del mundo digital y la inteligencia artificial y comprometida con la justicia global.
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