Se enfrentan en una guerra sin precedentes tras décadas de pública rivalidad, manejada hasta ahora a través de aliados y acciones en la sombra. Israel inauguró el jueves una campaña de ataques contra instalaciones nucleares, militares y energéticas de Irán y una serie de asesinatos de científicos y altos cargos del régimen con el supuesto propósito de dañar sus capacidades para llegar a fabricar una bomba nuclear. Las represalias iraníes han golpeado Tel Aviv o Haifa. Un fuego cruzado que ha colocado en segundo plano lo que une a ambos países: su poderío nuclear y el oscurantismo con el que lo administran.
Una coincidencia, que sin embargo, guarda notables diferencias. El programa nuclear de Irán es público. Su objetivo declarado es un programa nuclear con fines pacíficos, para la producción de energía y con objetivos médicos, que fue iniciado en la década de 1950 en el marco del programa Atoms for Peace (Átomos para la paz), respaldado por Estados Unidos. La iniciativa fue reactivada tras la cruenta guerra entre Irán e Irak de la década de 1980. En el caso de Israel, ha optado por el más denso de los sigilos. El Estado judío nunca ha confirmado ni desmentido que posea armas nucleares. Su programa fue iniciado en la década de 1950, poco después de su nacimiento, con ayuda secreta de Francia.
"Israel es un Estado con armas nucleares"
“Israel sí es un Estado con armas nucleares. Irán tiene los conocimientos técnicos, pero no tiene la bomba ni la capacidad de fabricarla a corto plazo”, explica en declaraciones a El Independiente Ali Vaez, director del Irán Project del Crisis Group. Los israelíes construyeron el reactor nuclear de Dimona en el desierto del Negev bajo la apariencia de una planta textil y, desde entonces, han practicado la opacidad y la ambigüedad nuclear.
Se estima que Israel posee entre 80 y 400 ojivas nucleares
Se estima que Israel posee entre 80 y 400 ojivas nucleares así como bombas basadas en plutonio, termonucleares (de hidrógeno) y ojivas para su lanzamiento mediante misiles, aviones y submarinos. Dispone de al menos dos instalaciones: el citado centro de Investigación Nuclear del Negev (Dimona) para la producción de plutonio. Se cree que alberga un reactor, una planta de reprocesamiento y un centro de I+D de armas; y el centro Soreq dedicado a la investigación civil, con un reactor más pequeño de agua ligera.
Irán, en cambio, dispone de la instalación de Natanz para el enriquecimiento de uranio con cientos de centrifugadoras (IR-1 a IR-6), que sufrieron sabotajes en 2021 y 2022; Fordow, una instalación de enriquecimiento subterráneo construida bajo una montaña; Arak (IR-40), un reactor de agua pesada que podría producir plutonio si se completara; la central nuclear de Bushehr, con un reactor de agua ligera construido por Rusia para uso civil: el centro de Isfahán para conversión de uranio y la fabricación de combustible; y Parchin, donde se sospecha que realizan ensayos con armas nucleares.
La fortificada Fordow, la joya del programa nuclear de Irán
Israel lleva años poniendo el foco en algunas de las instalaciones iraníes. “Fordow y Natanz son las instalaciones más importantes para el enriquecimiento de uranio con el fin de producir uranio apto para armas nucleares”, señala a este diario Ephraim Asculai, funcionario de la Comisión de Energía Atómica de Israel (IAEC) durante más de 40 años. “Estas son las dos más importantes, pero debo decir que también hay otra instalación en Isfahán, que también es muy importante para la preparación de la materia prima y el almacenamiento del producto”.
Desde el jueves Israel ha bombardeado las instalaciones en Fordow, Natanz e Isfahán aunque todas ellas siguen estando operativas. El ataque se produjo un día después de que la Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica censurara a Irán por primera vez en 20 años por no cooperar con sus inspectores. Irán anunció inmediatamente que establecería una tercera planta de enriquecimiento en el país y que sustituiría algunas centrifugadoras por otras más avanzadas. Estados Unidos e Irán habían mantenido conversaciones que podrían haber dado lugar al fin de las duras sanciones económicas impuestas por Washington contra Irán a cambio de que Teherán limitara drásticamente o pusiera fin a su enriquecimiento de uranio.
La joya de la corona de la red de instalaciones nucleares de Irán es Fordow, emplazada a 100 kilómetros al suroeste de Teherán y construida bajo una montaña, a medio kilómetros de profundidad. Blindada por hormigón armado y fuertemente custodiada, está rodeada por baterías antiaéreas. Su construcción comenzó en 2007, según la Agencia Internacional de Energía Atómica, aunque Irán no informó al organismo de control nuclear de la ONU sobre la instalación hasta 2009, después de que los servicios de inteligencia estadounidenses y occidentales aliados tuvieran conocimiento de su existencia. Se sitúa cerca de la antigua ciudad religiosa de Qom. Es un fortín que queda lejos del alcance destructivo de Israel, que ayer pidió ayuda a EEUU para neutralizarla.
Teherán ya ha amenazado con abandonar el Tratado de No Proliferación nuclear
Tras una explosión en Natanz en 2021, atribuida a Israel, Irán activó las centrifugadoras de Fordow, que comenzaron a convertir las reservas de uranio poco enriquecido de Irán a un 60 % de pureza, a partir del cual es posible producir uranio apto para armas en cuestión de días. Fordow está llamada a cumplir un papel central si los ataques israelíes no cesan. En represalia, Teherán ya ha amenazado con abandonar el Tratado de No Proliferación nuclear, suspender la cooperación con la OIEA y fabricar rápidamente una bomba nuclear.
Irán confirmó el sábado que Fordow había sido atacada, según informó la agencia semioficial ISNA, citando a la organización de energía atómica del país, aunque los daños fueron limitados. Israel sí logró destruir la planta piloto de enriquecimiento en superficie más grande de Irán, situada en Natanz, según informó el viernes el jefe de la Organización Internacional de la Energía Atómica, Rafael Grossi, al Consejo de Seguridad. Parte de esta última instalación, situada en la meseta central de Irán, es subterránea para defenderse de posibles ataques aéreos. Cuenta con múltiples cascadas, o grupos de centrifugadoras que trabajan para enriquecer el uranio más rápidamente.
Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares
A diferencia de Israel, Irán sí ha firmado el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), que permite las inspecciones de la OIEA. EN 2015 El acuerdo nuclear con Irán, que terminó abandonado Donald Trump durante su primer mandato, impuso límites al enriquecimiento y las reservas de uranio a cambio del levantamiento de las sanciones. Tras la retirada de EEUU del pacto en 2018, Irán incumplió varios límites.
El programa de Israel es una absoluta incógnita. Preguntado por este diario, Ephraim Asculai se negó a responder sobre la potencia nuclear del Estado judío. No ha firmado el TNP y tampoco ha albergado inspecciones de la OIEA. Su arsenal no declarado tiene como propósito disuadir, especialmente frente a amenazas regionales, pero la opacidad impide cualquier discusión sobre desarme. Es el único país de la región con esa capacidad verificada.
Israel sigue manteniendo su política tradicional de ambigüedad nuclear, lo que genera una gran incertidumbre sobre el número y las características de sus armas nucleares
En su anuario, publicado precisamente este lunes, el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) desliza que "Israel, que no reconoce públicamente poseer armas nucleares, también se cree que está modernizando su arsenal nuclear". En 2024 llevó a cabo una prueba de un sistema de propulsión de misiles que podría estar relacionado con su familia Jericho de misiles balísticos con capacidad nuclear. Israel también parece estar modernizando su reactor de producción de plutonio en Dimona.
La organización admite que "Israel sigue manteniendo su política tradicional de ambigüedad nuclear, lo que genera una gran incertidumbre sobre el número y las características de sus armas nucleares". El SIPRI estima que, en enero de 2025, el arsenal de Israel probablemente se mantuvo estable en torno a las 90 ojivas. Además, Tel Aviv opera cinco submarinos diésel-eléctricos de la clase Dolphin con capacidad nuclear potencial. "Estos submarinos podrían transportar un máximo de 20 misiles que podrían estar equipados con armas nucleares. Los submarinos tienen seis tubos lanzatorpedos estándar de 533 milímetros, pero, según se informa, están equipados con otros cuatro tubos de 650 mm especialmente diseñados que podrían utilizarse para lanzar misiles de crucero con ojivas nucleares de mayor tamaño. El sexto submarino de Israel, el INS Drakon, parece estar equipado con un sistema de lanzamiento vertical para lanzar misiles adicionales, aunque sigue sin estar claro qué misiles serían y si estarían equipados con ojivas nucleares", señala este think tank.
El iraní, por su parte, es objeto de un intenso escrutinio a propósito de si ha alcanzado o no la capacidad de ruptura, esto es, la de fabricar un arma. El Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, con sede en Washington, insiste en su último informe que la República Islámica está logrando una capacidad técnica muy preocupante para producción rápida de uranio grado, con instalaciones modernas y stocks crecientes. Israel, agrega, ya posee un arsenal significativo, mantenido bajo sigilo estratégico, con plena capacidad de disuasión nuclear. “Irán es un Estado miembro del TNP y cada gramo de uranio del país era supervisado por el OIEA hasta que Israel atacó Irán. Israel no es un Estado miembro del TNP”, concluye Vaez.
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