Tres nuevos países se han sumado en las últimas horas al reconocimiento del Estado palestino, empujados por la continuación de la operación militar israelí en la Franja de Gaza. Andorra, Luxemburgo y Mónaco han declarado desde la sede de la ONU en Nueva York su adhesión a una medida que busca elevar la presión sobre el Gobierno de Benjamin Netanyahu, que -fiel a su compromiso- insiste en que "no habrá un Estado palestino" y que Jerusalén es "la capital indivisible de Israel".

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Desde el domingo una decena de países han transitado el mismo camino, entre ellos, Reino Unido -la potencia colonia del protectorado de Palestina-, Australia, Canadá o Francia además de Portugal, Malta, Andorra, Bélgica, Luxemburgo y Mónaco. Más del 80 % de la comunidad internacional reconoce ya al Estado de Palestina tras dos años de escalada bélica que ha matado a más de 65.000 gazatíes y que la justicia internacional investiga ya como "caso plausible" de genocidio.

Los últimos tres aprovecharon, al igual de Enmanuel Macron, la solemnidad de la conferencia para la solución de los dos Estados celebrada a última hora de este lunes en la sala de la Asamblea General de la ONU ante la presencia de 140 líderes de todo el mundo y con el boicot de la representación diplomática de Israel.

Andorra, Bélgica, Luxemburgo, Malta y Mónaco también anunciaron o confirmaron su reconocimiento del Estado palestino, un día después de que el Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal hicieran lo propio. Alemania, Italia y Japón participaron en la conferencia, pero no reconocieron dicho Estado. De los diez nuevos países, tienen especial relevancia los nombres de Francia y Reino Unido, ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad -y como tales con derecho a veto-, y parte además del G7, las siete economías más avanzadas del mundo. Estos dos países albergan a las comunidades judías más grandes de Europa y han mantenido tradicionalmente posturas cercanas a Israel.

"Un derecho, no una recompensa"

Nadie espera que el reconocimiento tenga un impacto real sobre el terreno, donde Israel está llevando a cabo otra gran ofensiva en la Franja de Gaza, con Ciudad de Gaza como escenario, y ampliando los asentamientos ilegales en la Cisjordania ocupada, pero se trata de un gesto simbólico que -como declaró ayer el secretario general de la ONU Antonio Guterres- exhibe el "creciente aislamiento" internacional de Israel. A juicio de Guterres, "la condición de Estado para los palestinos es un derecho, no una recompensa" en respuesta a las declaraciones repetidas de Tel Aviv y Washington que reconocer Palestina es una "recompensa" para Hamás.

Por su parte, el presidente palestino Mahmud Abás, obligado a intervenir en la reunión por videoconferencia después de que Estados Unidos revocara su visado, condenó una vez más "el asesinato y la detención de civiles, incluidas las acciones de Hamás el 7 de octubre de 2023". Aseguró que la Autoridad Palestina está estableciendo un nuevo sistema de bienestar social tras abolir los pagos a las familias de los palestinos asesinados o encarcelados por Israel, una decisión tomada hace meses que había sido una demanda de larga data de Israel y Estados Unidos. También prometió la celebración de elecciones presidenciales en su país "un año después de que acabe la guerra" en la franja de Gaza, a las que seguirá una nueva constitución interina. Palestina no celebra elecciones desde 2005, en Cisjordania, y 2006, en el caso de Gaza.

La creación de un Estado palestino junto a Israel en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este —territorios ocupados por Israel en la guerra árabe-israelí de 1967— es considerada internacionalmente como la única forma de resolver el conflicto, que comenzó más de un siglo antes del ataque de Hamás del 7 de octubre.

Francia y Arabia Saudí han presentado un plan por fases en el que una Autoridad Palestina reformada acabaría gobernando Cisjordania y Gaza con ayuda internacional. El 12 de septiembre, la Asamblea General lo apoyó por abrumadora mayoría, con 142 votos a favor y 10 en contra. Doce miembros se abstuvieron.

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