La tregua podría pender de un hilo, tal y como pasó en el pasado. Israel amenaza con bloquear cualquier avance en el plan de 20 puntos diseñado por Trump hasta recibir todos los cuerpos de los rehenes que permanecen en Gaza. Una condición inamovible que, en mitad de las dificultades de Hamás para localizar y recuperar los cadáveres, pone en riesgo la ya de por sí frágil calma alcanzada tras dos años de devastación.

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El gabinete de guerra israelí ha comunicado a los mediadores de Egipto y Qatar que no dará ningún paso más en las negociaciones mientras Hamás no cumpla “plenamente” su obligación de devolver cada uno de los restos. “No habrá tregua parcial”, insistió un portavoz militar citado por Reuters. La exigencia llega después de que las fuerzas israelíes confirmaran que algunos de los cuerpos entregados por Hamás no corresponden a rehenes identificados. Una confusión que ha encendido la indignación de las familias y ha tensado todavía más las conversaciones sobre las próximas fases del acuerdo.

Hamás, sin medios ni margen

Del otro lado, Hamás reconoce la imposibilidad material para cumplir las demandas israelíes. “La resistencia ha cumplido su compromiso con el acuerdo entregando a todos los prisioneros israelíes vivos que tenía bajo su custodia, así como los cadáveres a los que pudo acceder. En cuanto a los cadáveres restantes, se requieren grandes esfuerzos y equipos especiales para su recuperación y extracción. Estamos realizando un gran esfuerzo para cerrar este expediente”, explicó escuetamente un comunicado de Hamás difundido a última hora de este miércoles.

Altos cargos del movimiento islamista insisten en que necesitan tiempo y garantías de seguridad para poder acceder a los lugares donde cree que yacen los cadáveres. Las excavadoras que podrían remover el hormigón no pueden entrar por las restricciones impuestas por Israel. Un informe de Reuters cita a fuentes humanitarias que describen “condiciones infernales” en los puntos donde se sospecha que hay restos. Las operaciones de rescate están paralizadas por la falta de combustible, maquinaria y seguridad. Hamás culpa a Israel por impedir la entrada de grúas y excavadoras; Israel acusa a Hamás de ocultar información.

En Tel Aviv, el Gobierno de Benjamin Netanyahu presenta la devolución de los cuerpos como una cuestión de principio nacional, una promesa de no abandonar a nadie, ni siquiera a los muertos. “Hasta el último rehén debe volver a casa”, repiten los portavoces del Ejecutivo. El mensaje resuena con fuerza entre una opinión pública desgarrada por meses de guerra, pero también alimenta el escepticismo de las familias, que se debaten entre la esperanza y la rabia.

“Queremos saber la verdad. Queremos traerlos de vuelta, aunque sea para enterrarlos”, clamó este martes una madre en la plaza de los Rehenes, en Tel Aviv, durante una vigilia. “No somos moneda de cambio”, agregó. En un comunicado, el Foro de las Familias que reúne a la mayor parte de las víctimas de los ataques de Hamás denunció el incumplimiento. “Mientras Hamás siga violando el acuerdo y mantenga cautivos a 19 rehenes, no hay justificación para que Israel haga concesiones unilaterales. El acuerdo no puede seguir aplicándose sin que Hamás devuelva a todos los rehenes”, señala la nota.

“La responsabilidad de traer a todos los rehenes de vuelta a casa recae en el Gobierno israelí, pero también la comparten la comunidad internacional y las partes mediadoras que ayudaron a configurar este acuerdo. Todos deben garantizar que Hamás cumpla sus compromisos y que el acuerdo se respete en su totalidad. Cualquier decisión que debilite la presión sobre Hamás o permita que el acuerdo continúe mientras los rehenes sigan sin ser devueltos sería un grave fracaso moral y de liderazgo. Como afirmó el propio presidente Trump, el trabajo no ha terminado. Nuestros seres queridos aún no han regresado a casa como se prometió. Israel no puede comenzar a sanar hasta que todos los rehenes sean devueltos a casa”, agrega.

Ayuda en suspenso

Egipto, Qatar y Estados Unidos trabajan contrarreloj para mantener con vida una tregua cada vez más frágil.  El bloqueo de la ayuda —una medida adoptada por Israel tras lo que considera un incumplimiento de Hamás— está teniendo efectos devastadores. En los hospitales de Gaza, el combustible se agota. Este jueves, el cruce de Rafah entre Egipto y Gaza sigue cerrado para el ingreso de ayuda humanitaria, mientras que autoridades de COGAT -entidad israelí responsable de coordinación civil y humanitaria en territorios palestinos- han reconocido que únicamente 300 camiones pudieron acceder el miércoles, frente a los 600 que se habían comprometido en el acuerdo de alto el fuego.

La reapertura completa todavía no tiene fecha confirmada y, por ahora, el paso de suministros seguirá operando a través del cruce Kerem Shalom y otros puntos controlados por Israel.

Apenas unos días después de la entrada en vigor del acuerdo de tregua, Hamás también denuncia el estado de los cadáveres palestinos devueltos por Israel, en una señal más de las enormes dificultades que afronta el cese de hostilidades. El grupo se queja de “las marcas de tortura, abusos y ejecuciones sumarias” que presentan los cuerpos recuperados. “Hacemos un llamamiento a los grupos internacionales de derechos humanos, entre los que destacan la ONU y el Consejo de Derechos Humanos, para que documenten estos crímenes atroces, abran una investigación urgente y exhaustiva sobre ellos y lleven a los líderes de la ocupación ante los tribunales internacionales pertinentes”, desliza.

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