El Sáhara Occidental fue una provincia española hasta 1975. Ese año, tras los Acuerdos de Madrid -declarados ilegales- y en plena agonía de Franco, España se retiró sin celebrar un proceso de autodeterminación. La salida abrió la puerta a que Marruecos y Mauritania ocuparan el territorio, mientras el Frente Polisario proclamaba la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y continuaba la lucha armada.

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Mapa del Sáhara Occidental
El Independiente Gráficos

Mauritania se retiró en 1979, dejando a Marruecos el control de la mayor parte del territorio. Durante los años ochenta, con apoyo y asesoramiento de Israel, Rabat levantó un extenso muro militar de más de 2.700 kilómetros, separando las zonas bajo su control de las áreas liberadas por el Polisario.

En 1991, bajo mediación de la ONU, ambas partes firmaron un alto el fuego. La Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) debía organizar una consulta para decidir entre la independencia o la integración en Marruecos. Ese referéndum nunca llegó a celebrarse, bloqueado por la estrategia política de Rabat, que desde 2007 defiende una vaga fórmula de autonomía bajo soberanía marroquí.

En noviembre de 2020 el Polisario declaró roto el alto el fuego tras un incidente en la zona de El Guerguerat. Desde entonces se mantienen enfrentamientos de baja intensidad. Mientras, la población saharaui continúa dividida entre los territorios ocupados, los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia) y la diáspora. El conflicto ha quedado paralizado y atrapado en un limbo jurídico y diplomático casi único en el mundo contemporáneo, convertido en el último caso de descolonización pendiente en África.

Uno de los 17 territorios no autónomos según la ONU

Las Naciones Unidas mantienen un listado de territorios no autónomos considerados pendientes de descolonización. Son espacios donde la población no ha ejercido plenamente su derecho a la autodeterminación según el Capítulo XI de la Carta de la ONU.

Actualmente son 17 territorios. La mayoría son islas o archipiélagos administrados por antiguas potencias coloniales. Entre ellos figuran Anguila, Bermudas, Gibraltar, Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas, Islas Malvinas, Nueva Caledonia, Tokelau o Guam, entre otros.

En esa lista figura también el Sáhara Occidental, inscrito desde 1963. Es un caso singular porque no se trata de un pequeño territorio insular, sino de un amplio espacio continental cuya administración quedó sin resolver tras la salida de España y cuya soberanía sigue en disputa. España sigue siendo la potencia administradora 'de iure'. La inclusión en la lista implica que el territorio debe descolonizarse mediante un proceso que respete la voluntad de su población.

Los recursos naturales del Sáhara Occidental y su actual expolio por Marruecos

El Sáhara Occidental es un territorio rico en recursos naturales que -denuncian múltiples informes de organizaciones internacionales y centros de investigación- están siendo explotados por Marruecos sin el consentimiento del pueblo saharaui.

Uno de los principales activos es el fosfato, en particular el yacimiento de Bucraa, considerado uno de los más importantes del mundo. Buques cargados con fosfatos extraídos en el territorio parten regularmente hacia diversos países, aunque la presión internacional ha reducido en los últimos años la lista de compradores.

Mapa de los recursos naturales del Sáhara Occidental
Mapa de los recursos naturales del Sáhara Occidental. / Carmen Vivas

Otro sector clave es la pesca. Las aguas del Sáhara Occidental son ricas y atractivas para flotas internacionales. Diversos acuerdos de pesca firmados por Marruecos, incluido con la Unión Europea, han suscitado censura internacional por no contar con el consentimiento de la población saharaui, un requisito establecido por el derecho internacional en territorios no autónomos. En 2024 el Tribunal de Justicia de la UE tumbó los acuerdos agrícola y pesquero por considerar que el Sáhara es un territorio distinto y separado del de Marruecos. Desafiando y vulnerando la sentencia, la Comision Europea ha tratado de mantener los cuerdos.

A ello se suman la producción agrícola -tomates o melones-, la exportación de arena, la explotación de minerales, la energía eólica y solar y la prospección Offshore frente a la costa, -en las inmediaciones de las Islas Canarias- donde se han detectado indicios de petróleo y gas.

Según organizaciones como Western Sahara Resource Watch, la explotación de estos recursos beneficia principalmente a Marruecos y a empresas extranjeras, mientras los saharauis no participan en la toma de decisiones ni reciben los beneficios económicos. Esta dinámica contribuye a financiar la ocupación.

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