Las familias de los tres jóvenes fallecidos por disparos de la Gendarmería Real en la localidad de Laqliaa, en las afueras de Agadir, han roto su silencio y desafían abiertamente la versión oficial que atribuye las muertes a un intento de asalto contra el cuartel. Exigen una investigación transparente mientras las escasas informaciones independientes que han logrado sortear la censura marroquí, incluidas las reveladas por Le Monde, cuestionan de manera directa el relato de las autoridades.
Las muertes se produjeron la noche del 1 de octubre, en pleno auge de las protestas lideradas por jóvenes de la llamada Generación Z, movilizados desde finales de septiembre para denunciar la precariedad, la degradación de los servicios públicos y la falta de oportunidades. La localidad de Laqliaa, de unos 100.000 habitantes, vivió entonces una de las jornadas más violentas.
Un estudiante de cine muerto a 70 metros del cuartel
Entre los fallecidos se encontraba Abdessamade Oubalat, de 24 años, estudiante del Instituto de Cine de Ouarzazate y aficionado a la fotografía. Días antes de su muerte, una fotografía que circuló en redes sociales lo mostraba con la cámara al hombro, gorra hacia atrás y gafas tintadas. Según la documentación revisada por Le Monde y los testimonios recopilados, Oubalat no formaba parte de los grupos que atacaron la gendarmería aquella noche. Estaba a más de 70 metros del edificio, en una zona separada por una amplia avenida. Su cuerpo apareció tendido sobre la acera, con una herida de bala en la cabeza, como confirmó la familia tras identificarlo en la morgue.
El Ministerio del Interior marroquí confirmó al diario galo que el caso está en manos de la justicia. Para la familia, la explicación es insuficiente. "Mi hijo no era un manifestante violento. Solo quiso filmar lo que estaba ocurriendo", señaló entonces Abdelkabir Oubalat. Padre e hijo habían estado juntos al comienzo de la protesta, pero se separaron cuando empezaron los disturbios. "La calle estaba llena, luego comenzaron las piedras. Yo decidí irme. Él se quedó atrás", rememoró.
Una carta firmada por más de 60 cineastas y artistas marroquíes, difundida el 9 de octubre y citada por la revista TelQuel, pidió la apertura de una investigación independiente y transparente. La gendarmería, sin embargo, mantiene otra versión: asegura que Oubalat era el "individuo número 12", un supuesto atacante alcanzado por varios disparos mientras participaba en un intento de asalto para hacerse con armas y munición. La familia califica esa afirmación de falsa y ofensiva.
Tres muertos y múltiples contradicciones
Oubalat fue uno de los tres fallecidos aquella noche. Las autoridades divulgaron de inmediato que los agentes "se vieron obligados a usar sus armas de servicio en legítima defensa" para repeler un ataque e impedir que un grupo de jóvenes se apropiara de equipo militar. Sin embargo, los familiares de las otras dos víctimas también contradicen esta versión. "Nuestros hijos no participaron en el asalto ni estaban cerca del cuartel", declararon en una conferencia celebrada este miércoles en Rabat y recogida por Efe.
El padre de Abdesamad, otra de las víctimas, afirmó: "Queremos la verdad, la equidad y la justicia". La madre de Abdelhakim, trabajador de la construcción, aseguró que su hijo volvía de su empleo y no había participado en la protesta.
El martes los familiares intentaron organizar una sentada frente al Parlamento marroquí. Fueron trasladados por la policía después de negarse a dispersarse. La Fiscalía de Rabat sostiene que no fueron detenidos ni puestos bajo custodia, sino únicamente informados sobre los procedimientos legales relacionados con sus demandas tras celebrar “una concentración no autorizada”.
Las dudas alrededor de los hechos se multiplican. No se ha realizado todavía una autopsia sobre el cuerpo de Oubalat, pese a que fue solicitada formalmente, según documentos entregados a la familia. Su cámara desapareció durante los altercados y su teléfono móvil fue retenido por los investigadores antes de ser devuelto. Días antes de morir, el estudiante había presentado su candidatura al examen de reclutamiento para la sección de fotografía de la policía.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos también ha reclamado una investigación exhaustiva, incluido un peritaje balístico del lugar de los hechos, así como medidas de protección para las familias frente a posibles presiones. La organización sostiene que los hechos podrían constituir un homicidio con uso indebido de arma de servicio.
Las protestas de la Generación Z, articuladas en redes sociales a través del colectivo GenZ212, derivaron en enfrentamientos en varias ciudades del país. Aunque la intensidad de las movilizaciones ha disminuido, el malestar social persiste, especialmente entre jóvenes que se sienten excluidos, víctimas de un servicios públicos pésimos y sin expectativas de mejora ni ascenso social.
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