El 20 de marzo de 2001 la plataforma petrolífera Petrobras 36 (P-36) se sumergió 1.200 metros al fondo del océano Atlántico. 11 personas perderían la vida con ella. Toda la carga de la por entonces, plataforma petrolífera más grande del mundo, se vertería directamente al mar en la Cuenca de Campos, a unos 120 kilómetros de la costa de Río de Janeiro.

La Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles de Brasil (ANP) publicó en julio de ese mismo año un informe que analiza las circunstancias de la catástrofe. 20 años después, el análisis es la principal fuente de información sobre el accidente, donde todo lo que podía fallar lo hizo. 175 personas se encontraban en la plataforma cuando se produjo la primera de las explosiones que empujaron a la P-36 al lecho marino.

Accidente P-36

La P-36 era una estructura metálica con una altura similar a la de un edificio de 40 pisos, con un peso de 31.400 toneladas y unos depósitos capaces de almacenar 1,5 millones de litros de petróleo. Se trataba de una plataforma petrolífera flotante, es decir, no estaba anclada al terreno. La P-36 emergía sobre el agua del océano Atlántico gracias a su funcionamiento como un flotador gigante de metal.

El tanque de drenaje, encargado de acumular el exceso de agua y gases de la plataforma, fue testigo del primer fallo. Este sobrante se expulsaba mediante una válvula, que estaba en labores de mantenimiento cuando se produjo la hecatombe. Una obra de ingeniería de tal sofisticación suele estar dotada de sistemas redundantes, para que si un elemento falla se opere con su gemelo. En este caso, sólo había un tanque de drenaje y no era de tipo redundante.

La válvula que filtra el agua y los gases procedentes del tanque de drenaje tiene una fuga. Los pontones, donde se acumula el aire que hace flotar la P-36, tienen más presión de la debida y sufren una explosión. Ese estallido provoca un agujero y el agua se cuela en las entrañas de la plataforma, lo que la lastraría y, tras cinco días de agonía, la convertiría en una víctima más de la arqueología subacuática.

Causas del accidente de P-36

Hay varios puntos a los que señalar a la hora de buscar las causas del accidente de P-36:

  • Fuga en una válvula del tanque de drenaje.
  • Ausencia de sistemas redundantes.
  • Fallo en el sistema de aislamiento por compartimentos.
  • Fallo en el sistema de alarmas y de priorización

El primer imprevisto de la fuga en una válvula del tanque de drenaje provocó un fallo en cadena imparable. Los sucesivos desaciertos de los sistemas de aislamiento por compartimentos y de alarmas y priorización, sumados a las carencias de diseño ya mencionadas -como la ausencia de sistemas redundantes- condenaron a la P-36.

"¿Se pudo evitar?" Es una de las preguntas recurrentes en este tipo de sucesos. El análisis de la ANP muestra que la P-36 tenía una serie de insuficiencias que la sentenciaron. Tras la fuga de gas y agua en el tanque de drenaje, también actuaron incorrectamente el sistema de aislamiento por compartimentos y el de alarmas y priorización. El primero hace que en caso de que algo falle se pueda mantener al margen del resto de compartimentos y el segundo indica cuál es el principal problema, para que sea subsanado lo antes posible.

La plataforma detecta que una parte se empieza a sumergir. Como el sistema de alarmas y priorización no evidencia la rotura del pontón, llenan aún más el tanque de drenaje para aumentar el calado del lado contrario y estabilizar la P-36. Esto sólo agilizaría el hundimiento de la plataforma, que cuando alcanza los 6º de inclinación es evacuada por completo. Ya sin personas en la plataforma y a través de todo tipo de maniobras, se intentó evitar la inmersión total de la plataforma; sin embargo, ya era demasiado tarde y la P-36 desapareció en el océano Atlántico.