“No habrá más misericordia para los criminales”, dijo este miércoles la fiscal de distrito Jeanine Pirro en el Despacho Oval. “El presidente Donald Trump ha prometido hacer Estados Unidos grande otra vez y seguro otra vez. Presidente, Estados Unidos y yo te damos las gracias”, pronunció la ex presentadora de televisión y exjueza. Minutos antes, Trump había anunciado que va a perdonar a Todd y Julie Chrisley, dos estrellas de televisión que fueron condenadas a 12 y 7 años de cárcel por defraudar 36 millones de dólares.
Pero la Casa Blanca no parecía encontrar contradicción alguna entre una cosa y la otra. En el mismo Despacho Oval donde momentos después habló la fiscal Pirro, el presidente llamó por teléfono a la hija de los Chrisleys, ante las cámaras, para decirle que sus padres van a ser “libres y a estar limpios”, algo que esperaba hacer este miércoles. En su opinión, se les ha tratado “bastante duramente”. “No los conozco, pero salúdalos de mi parte y deséales que tengan una buena vida”.
Trump ha anunciado a lo largo de esta semana varios perdones presidenciales más, que se suman a los de casi todos los que quienes asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021, asi como a varios condenados por fraude, lavado de dinero a través de criptomonedas y activistas antiaborto, entre otros. El goteo ha sido constante desde que arrancó este segundo mandato: cada pocas semanas, ante las cámaras de los medios de comunicación, Trump ha anunciado sus nuevos indultos, convirtiéndolos en un espectáculo televisivo más.
El presidente americano tiene el poder de indultar a quienes cree que han sido tratados de forma injusta por el sistema de justicia, y es habitual que ejerza ese derecho. El expresidente Joe Biden, en los minutos antes de dejar el cargo el pasado enero, perdonó a su familia y no por una condena específica -ninguno había sido condenado por ningún crimen-, sino por cualquier delito que hubieran podido cometer, buscando protegerlos de las ansias de venganza de Trump. Previamente, Biden había perdonado a su hijo Hunter por crímenes relacionados con la evasión fiscal y el uso de armas, aunque había dicho que no lo haría.
Pero en este caso llama la atención la coincidencia ideológica entre los perdonados y el presidente. La hija de los Chrisleys, Savannah Chrisley, es una conocida seguidora de Trump y del Partido Republicano, que de hecho pronunció un discurso en la última convención de la formación, que tuvo lugar el pasado mes de julio en Milwaukee. En aquel discurso, la joven dijo que sus padres habían sido “perseguidos por fiscales corruptos” solo por ser conservadores, algo que Trump parece respaldar.
“Es una cosa terrible, pero es una cosa grande porque tus padres van a estar libres y limpios”, le dijo Trump por teléfono.
Todd y Julie Chrisleys protagonizaron durante una década un reality, Chrisley Knows Best, que mostraba la vida de lujo que ambos llevaban mientras él se dedicaba al negocio del inmobiliario, programa que les llevó a la fama. Pero en 2022 fueron condenados por obtener de forma fraudulenta préstamos por valor de 36 millones de dólares y declararse en bancarrota después para no tener que pagarlos, además de evadir el pago de impuestos.
En su escrito a la Casa Blanca, el abogado de la pareja había insistido en que la condena de sus clientes suponía un buen ejemplo de la “utilización de la justicia contra los conservadores y personajes públicos, menoscabando protecciones constitucionales básicas”. El año pasado, un tribunal de apelaciones confirmó las condenas de él, pero anuló la de ella, tras constatar que no había pruebas de que ella estuviese involucrada en el primer año del plan de fraude fiscal.
Un perdón a cambio de un millón de dólares
Además, esta semana se ha conocido que Trump también ha decidido perdonar a otro evasor fiscal después de que su madre, Elizabeth Fago, asistiese a una cena en la mansión del presidente en Mar-a-Lago por la que pagó un millón de dólares. Paul Walczak se declaró culpable de fraude fiscal tras las elecciones presidenciales de noviembre del año pasado, y pidió a Trump que lo indultase cuando juró el cargo.
Pero tras semanas insistiendo no conseguía el deseado perdón presidencial, y fue entonces cuando su madre, quien recaudó millones de dólares para la campaña de Trump y de otros republicanos antes de la condena de su hijo, fue invitada a cenar a la mansión del presidente en Palm Beach, Florida… una cena que costaba un millón de dólares por asistente. Asistió, y menos de tres semanas después, Trump ha firmado su perdón.
Walczak dejó de pagar en 2011 los impuestos estatales que los empresarios deben abonar por cada trabajador y entre 2016 y 2019 se ahorró más de 10 millones en los salarios a enfermeras, médicos y otros empleados de su empresa, esgrimiendo que debía abonarlos a la Seguridad Social, para su seguro sanitario y otros impuestos. En su lugar, se compró un yate de dos millones de dólares.
El asunto ha causado conmoción en la prensa progresista estadounidense, especialmente porque el indulto ha llegado justo antes de que Walczak haya tenido que pagar 4,4 millones de dólares por lo defraudado y solo a doce días de que tenga que entrar en prisión para cumplir su condena de 18 meses. Cuenta el New York Times que el juez que lo condenó aseguró que “no existe una carta blanca para que los ricos se libren de la cárcel”. La realidad, sin embargo, demuestra que el presidente no opina así y que sigue buscando usar su poder para recomendar a sus aliados y los que apoyan su causa.
La madre de Walczak, además, ya era conocida porque en 2020 trató de ayudar a Trump a ganar las elecciones de una manera muy poco ortodoxa: se hizo con el diario de la hija de Biden, Ashley Biden, que esta se había dejado en una casa en la que se había alojado en Florida y se lo enseñó a Donald Trump Jr. en un evento que ella organizó en su casa. Hace unos meses, una asesora de Trump Jr. contó en un podcast que en él aparecían "cosas increíbles", y que intentó que se lo quedaran los abogados de la campaña, pero no lo hicieron, con lo que la madre del ahora perdonado intentó hacérselo llegar a Project Veritas.
Cuando Trump perdió las elecciones de 2020, la señora Fago no solo fue invitada a asistir a la fiesta de Navidad de la Casa Blanca -un mes después de las elecciones, pero cuando aún Joe Biden no había sido investido presidente- y Trump la valoró para formar parte de comisiones y en juntas de Gobierno... al mismo tiempo que el Ejecutivo abría una investigación acerca del asunto del diario, después de que su dueña denunciase su robo, un asunto por el que varias personas serán condenadas el próximo mes.
Años después, cuando Trump volvió a ganar las elecciones, invitó a la señora Fago y a su hijo a Washington para que asistieran a su acto de inauguración en el estadio Capital Arena y en febrero ordenó el cierre de la investigación alrededor del diario. Fue entonces cuando Walczak envió su petición de perdón, donde aseguraba que la única razón por la que fue condenado fue su apoyo al presidente.
Después de ser perdonado, Walczack lo ha celebrado en redes sociales con una foto en la que lleva una gorra que pone Make Paul Great Again. "Lo que Dios tiene reservado para ti es mejor que lo que tienes detrás", ha escrito su cuñada en la red social.
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1 Comentarios
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hace 9 horas
Muy civilizados? poderosos y adelantados los americanos, pero poner a un oso de presidente??