Desde este verano los responsables del BCE han reclamado junto a otros banqueros centrales estímulos fiscales a los Gobiernos de modo que la política fiscal pueda sustituir a la monetaria como impulso de la economía. La razón fundamental ha sido que la política de tipos bajos/negativos tiene límites y efectos colaterales en el sector financiero (penalizando su rentabilidad y comportamiento en bolsa).

Desde ese momento empezó el llamado “reflation trade” que se basa en una subida de las expectativas de inflación (y por consiguiente de tipos a largo plazo) apoyada en estímulos fiscales que aseguran un nivel “saludable” de crecimiento económico.

En tal entorno, los inversores compran en bolsa empresas expuestas al ciclo económico, como los bancos, que además han tenido un mal comportamiento en bolsa en los últimos años. Este mal comportamiento ha estado más que justificado por la caída de rentabilidad del sector asociada al ciclo de provisiones y a la caída de tipos de interés (que impactan en el interés que se cobra por los créditos).

La pregunta que cabe hacerse entonces es ¿las subidas de tipos son positivas para los mercados de acciones? Realmente, en teoría, no. Dado que los tipos de interés llegaron a cero o negativos, los bonos dejaron de ser una alternativa a la bolsa para muchos inversores lo que, a su vez, supuso una subida importante de las valoraciones bursátiles.

Ahora, al invertir el proceso, que da origen al reflation trade, el mercado debería vender las empresas que antes funcionaron bien beneficiándose de la bajada de los tipos de interés, historias basadas en dividendo estable, como las tradicionales defensivas, utilities y concesiones de largo plazo.

En nuestra opinión, lo que puede sostener el mercado en general, más allá de lo que pueda ser una fuerte recuperación del sector financiero, es justamente que en Europa las subidas de tipos sean más graduales de lo que el mercado podría inicialmente descontar.

Mientras que en Estados Unidos, el señor Trump ha prometido un fuerte estímulo fiscal que podría acelerar la subida de tipos en aquel país, en Europa, el pasado jueves, Draghi anunciaba justamente que mantenía los estímulos monetarios a las economías de la Eurozona por más tiempo aunque reduciendo ligeramente el ritmo de compras de activos desde Abril de 2017 (que había subido en Marzo de 2016).

El BCE estima que el nivel objetivo de inflación (cerca pero por debajo de 2%) no se alcanzará antes de 2018. ¿Empiezan entonces las subidas de tipos? Pues todo indica que sí, pero previsiblemente a un ritmo que no va a implicar ni un aumento brusco de gastos financieros para las empresas y familias ni aún menos que nuestros ahorros puedan volver a depósitos bancarios (para aquellos inversores que busquen algo de rentabilidad con poco riesgo).

En este sentido pensamos que la inversión en bolsa europea (y española en particular) seguirá siendo una buena alternativa para los inversores en 2017.


Ricardo Seixas es gestor de Fidentiis Iberia.