Gran parte de las prejubilaciones que vemos en las empresas se justifican por el simple hecho de que los gestores piensan que las personas, a medida que se hacen mayores, son menos capaces de adaptarse a los nuevos tiempos, y por tanto, son menos productivos. ¿Solución rápida para ganar en productividad y ponerse en sintonía con los retos del presente? Echar a los profesionales mayores y sustituirlos por otros más jóvenes.

Recientemente tuve noticia de un estudio realizado en la Universidad Northeastern de Boston, conducido por R. Sinatra, que rebate con datos la creencia de que los profesionales mayores son menos productivos, al menos en profesiones intelectuales. El estudio se realizó con una muestra de 250.000 investigadores de diversas disciplinas, y los resultados concluyeron que la probabilidad de publicar un descubrimiento importante es la misma a cualquier edad. El factor edad no merma la productividad.

A diferencia de lo que creen muchos gestores, el factor edad no merma la productividad

Otra conclusión colateral del estudio que invita a la reflexión es que, a diferencia de lo que habitualmente creen muchos gestores, las personas mayores no son menos creativas que los jóvenes. Los niveles de creatividad e innovación entre el amplio colectivo estudiado no variaban en función de la edad.

Todos lo sabemos, hay personas mayores creativas y personas jóvenes inmovilistas que no tienen ideas. ¿Por qué un joven tiene que ser necesariamente más creativo en el trabajo que un veterano? ¿Es la edad la que determina la creatividad? No parece tener mucho sentido que los años tengan tanta importancia para determinadas habilidades intelectuales. Los niveles de creatividad vendrán determinados por otros factores como la curiosidad, la aversión al error, la personalidad,., y no precisamente por la edad.

Hay personas mayores creativas y personas jóvenes inmovilistas que no tienen ideas

Pero volvamos al tema central del estudio. Si se prejubila a los veteranos por la creencia de que son menos productivos que los jóvenes, pero luego resulta que realmente no lo son, ¿no estarán los directivos de las empresas dilapidando talento sin ton ni son? ¿No estarán propiciando una bajada en su productividad justo por querer aumentarla de manera inadecuada?

La experiencia es un valor. En circunstancias normales aporta más valor una persona experimentada que otra que no lo sea. La madurez es un bien. No podemos quedarnos con la creencia de que lo joven siempre es mejor que lo viejo. A las personas las tenemos que valorar por lo que hacen y por lo que consiguen, no por años que tienen. Además, ¿cómo se pueden sentir las personas a las que se las recambia sólo por el hecho tan natural de cumplir años?, ¿qué ejemplo da una organización que haga esto al resto de sus empleados?

Por cierto, no deja de ser paradójico que muchos de los gestores que despiden a empleados veteranos para sustituirlos por otros más jóvenes,  acostumbren ellos mismos a tener ya una cierta edad. Si están convencidos de que los empleados experimentados no se pueden adaptar a los nuevos entornos precisamente porque ya no tienen capacidad de reciclarse, ¿cómo es que piensan que ellos sí que tienen la capacidad para, no sólo adaptarse a los nuevos entornos, sino para liderar esos cambios?

 

Pablo Maella es profesor en IESE Business School