Hay un tema del que últimamente todo el mundo habla, algunos amigos y compañeros de trabajo se han apuntado a cursos, o están intentando profundizar por su cuenta en este tema. Es el futuro, una nueva revolución industrial, El Dorado del siglo XXI. Se trata del Big Data.

El concepto Big Data tiene que ver con la recolección, clasificación y análisis de grandes cantidades de datos. El reto es gestionar un volumen enorme y muy variado a la mayor velocidad posible. También es una cuestión a tener en cuenta el valor de esos datos ya que son algo que se puede transferir y utilizar. Con la ayuda de algoritmos pueden ayudar a predecir el compartimiento del consumidor, adivinar tendencias en moda o preferencias de los individuos.

Generamos millones de datos diariamente, comprando en el supermercado con nuestra tarjeta de crédito, consultando en internet cualquier duda, conduciendo un coche inteligente, comprando on line una raqueta o subiendo una foto a una red social. No les ha pasado que compran un artículo en internet, y, en la siguiente consulta la web parece adivinar sus preferencias, o, que cuando compran un billete de avión la aerolínea ya sabe tu destino.

Es el futuro, una nueva revolución industrial, El Dorado del siglo XXI.

Es fácil encontrar ejemplos de cómo ayuda el análisis de datos a mejorar la eficacia en el proceso de toma de decisiones. Walmart, la cadena de supermercados estadounidense, se dio cuenta que cuando había previsión de huracán aumentaban las ventas de artículos de bricolaje, lo cual entra dentro de la lógica de cara a preparar la vivienda a la batalla meteorológica. Lo sorprendente es que también aumentaban las ventas de una marca de galletas dulces, Por-Tarts. Así Walmart colocaba cajas de estas galletas junto al kit anti-huracanes y cerca de la caja registradora. Amazon tradicionalmente era reconocida por la calidad de las críticas de sus editores. Cuando cruzaron los datos de navegación y ventas se dieron cuenta que la mayor parte de las ventas se generaba por las recomendaciones de los usuarios. Y despidieron a los editores. Estoy seguro que muchos Hedge Funds están empleando técnicas de big data para obtener información que les permita adivinar patrones de los que luego se puedan beneficiar con sus inversiones.

El objetivo es aumentar la eficiencia en el proceso de toma de decisiones. Además de permitir a los poderosos hacer negocio a costa de nuestra privacidad existen otras aplicaciones más beneficiosas para la sociedad en general: el big data puede ayudar a descubrir donde surgirá el próximo brote de una enfermedad o a localizar a personas para mejorar una campaña de vacunación o a localizar a heridos en una catástrofe como un terremoto.  También puede ayudar a mejorar el tráfico en las ciudades, el transporte público, la seguridad ciudadana e infinitas más.

El objetivo es aumentar la eficiencia en el proceso de toma de decisiones

Realmente no es algo nuevo, a todo comerciante le ha interesado toda la vida conocer los gustos o necesidades de sus clientes previamente para adaptar sus stocks  y optimizar los ingresos. La diferencia es que hoy en día estamos haciendo una confesión con cada uno de nuestros movimientos. Lo malo es que no sabemos exactamente quién acumula esos datos. Y lo peor es que tampoco sabemos exactamente para qué los va a utilizar.

Lo que está claro es que hoy en día los titanes no son compañías tradicionales, industriales o que manufacturen productos, sino compañías tecnológicas: Google, Amazon, Facebook, Apple o Microsoft. Son las cinco compañías más grandes del mundo y no sólo por tamaño, sino por su capacidad por manejar datos en la era digital. Lo curioso, es que los datos hoy en día parecen valer mucho, y los gigantes anteriormente mencionados compran otras compañías del sector y pagan un montón de millones de dólares por empresas que no ganan dinero, pero que curiosamente manejan una ingente cantidad de datos. Tesla vende veinticinco mil coches por trimestre y  vale más en bolsa que General Electric que vende más de dos millones. Quizás pueda tener que ver con la enorme cantidad de datos que recogen los últimos modelos de Tesla y que pueden ser muy útiles para optimizar los algoritmos que se usan para la conducción autónoma. Y todos estamos de acuerdo en que los coches sin conductor son el futuro. Y el dinero estará ahí.

Hoy los titanes no son compañías tradicionales, industriales o que manufacturen productos, sino tecnológicas

En el siglo pasado, los reguladores impedían algunas fusiones u obligaban a algunas compañías a escindirse cuando por tamaño ejercían una posición demasiado dominante en el mercado. Por ejemplo Standard Oil. Sin embargo, estamos en el siglo XXI, y las autoridades han de fijarse en el universo de datos que una compañía fije más que en su tamaño.

Quizás para mucha gente sea excitante, que lo es, y que las utilidades sean infinitas, sin embargo, para mí, que estoy cerca de ser un analfabeto digital, me produce cierta sensación de vértigo, de indefensión, de pérdida de control. Es como si lo supieran todo de uno, como si estuviéramos desnudos. Ahora la mano invisible de Adam Smith son los datos. Y si uno lee sobre el caso Snowden o ve en las noticias el impacto del virus Wanna Cry le dan ganas de tirar el Smartphone al río. Qué miedo. Suerte.


Kike González es director de Renta Variable de Ahorro Corporación